Hace algunos días, compartía un momento de charla con una persona a quien en lo particular aprecio y admiro muchísimo; compartíamos nuestros puntos de vista acerca de lo complicado que es ahora vivír en la sociedad y lo plastificado y manipulado que se ha vuelto el cómo nos muestran el amor.
Derivado de eso, llego a mi mente una idea de escribir un breve cuento acerca del amor en estos tiempos tan dinámicos y aislantes y es que como yo le comentaba, como escritor y amante de la literatura, no concibo una vida alienada de los sentimientos y el amor y creo que es algo que hay que cuidar no se olvide, el mantener el cariño a nuestros allegados, a nuestros semejantes y a nuestra pareja es algo que se debe de cuidar y cultivar todos los días.
Disfruten el viaje.
Aquella noche descendieron los cuatro grandes espíritus al mundo del hombre; el amor, la vida, la muerte y el odio y es que en el gran consenso del universo se planteaba el fracaso y extinción inminente de la raza humana debido a sus malas prácticas.
El gran espíritu del amor, convencido de que todos estaban equivocados les solicitó le concedieran la oportunidad de darles una prueba de que la humanidad no estaba perdida y así concediéndole tan solo una noche, tendría la misión de demostrarlo antes de que se tomara la gran decisión.
Para fortuna del espíritu del amor, justo era la fecha del 24 de diciembre, en la cual en decenas de países se celebra la navidad; un día que por excelencia solía considerarse como mágico y lleno de amor y buenos deseos.
Ya en el mundo; el espíritu eligió un gran parque por donde circulaban decenas de personas y familias, impacientes los otros espíritus intentaban desmotivarle diciendo que era en vano, que la humanidad había perdido su sentido de la bondad y de la unión y que se habían vueltos esclavos del hedonismo y el culto al ego y la personalidad.
El espíritu del amor miraba ansioso de un lado al otro intentando señalarles una prueba inefable del amor. Entonces el espíritu de la vida señalando un pordiosero que estaba pidiendo dinero a la gente se miraba desesperado mientras en sus manos apenas había un par de monedas de cobre:
— ¿Lo ves, gran espíritu del amor? ¿Por qué en una fecha como esta hay un hombre en estas condiciones? Yo como la vida misma, me niego a soportar una existencia donde alguien tenga que vivir en estas condiciones tan deplorables. No hay nada que discutir.
Todavía entre la multitud el hombre suplicaba a la gente que se atravesaba que le brindaran una moneda o un pan, que había perdido todo en un incidente y no tenía techo ni comida para pasar la noche, sin embargo, era invisible a todos. Las vistas fijadas a las pantallas de sus dispositivos móviles lo hacían inexistente a todos los transeúntes.
Un pequeño niño que caminaba junto a su familia mirando al pordiosero jalaba la mano de su madre para que le atendiera a las suplicas del hombre diciéndole —Mamá ¿No hoy debemos de ayudar mas a los pobres? Eso decían en la película de navidad que me pusiste hace un rato ¡Hay que ayudarlo!-
La madre con desgano metió la mano en su bolso para sacar algunas monedas de baja denominación y dándoselas al niño le respondió:
—Dáselas con precaución, no te le acerques mucho.
El niño feliz de poder ayudar corrió a darle las monedas al hombre quien le devolvió una sonrisa. En ese instante el espíritu del amor les señalo animoso diciéndoles
—¿¡Lo ven?! ¡Eso es amor al hombre! ¡Esa es la mejor prueba! ¡El amor de un niño jamás conocerá de vicios, es puro como el agua!
Los demás espíritus miraban escépticos y tras debatir entre ellos en secreto, el espíritu de la muerte le respondió:
—¿Entonces por la acción de un niño se salvará la humanidad? Ese hombre no vivirá con esas cuantas monedas, al final se unirá a mí, es en vano, si existiera bondad eses hombre no estaría allí.
Sin desanimarse el espíritu del amor continúo avanzando ente el gran parque buscando esperanzado a encontrar esa prueba irrefutable del amor para salvar a la humanidad que tanto adoraba.
Una mujer joven que hablaba a través de su teléfono, llamo la atención del espíritu por su expresión y acercándose a ella escuchó un instante su conversación. La mujer conversaba con otra persona con la que se vería en el parque en cuestión de minutos y tras terminar la llamada, el espíritu pensó que el encuentro de dos personas que se aman sería la situación ideal para demostrar que el amor aún existe entre las personas.
Pasaría más tiempo del que el espíritu había escuchado en la conversación y la mujer comenzaba a tornarse impaciente, frotando sus manos mientras el frío de la época apenas la hacía mantenerse con buena compostura.
Entonces los espíritus quienes también se miraban mas molestos, decidían que se marcharían y justo cuando discutían el dar por un hecho la extinción; el teléfono de la mujer se escuchó. Todos permanecieron en silencio mirando.
—Ya veo…Entonces ¿Tienes que trabajar tiempo extra toda la noche?… Pero…Llevo esperándote más de una hora… ¿No puedes decirle a tu jefe que los deje pasar la navidad junto a sus familias?…
Claro…
Si…
Entiendo…
Los ojos de la mujer poco a poco se volvían acuosos y una de sus manos temblaba debido a las malas noticias que escuchaba y mofándose de inmediato el espíritu del odio se dirigió al amor.
—¿Lo ves? ¿Por qué te esfuerzas tanto? Los humanos son tan egoístas que no pueden pensar que nada que no sea su propio bienestar o en envidiar lo que tienen los demás, son una raza por demás fracasada y despreciable. Hay que erradicarlos ya.
La mujer permaneció en silencio y tras un instante suspiró y sonriendo respondió a su interlocutor
—¿Sabes? Eso es lo que admiro tanto de ti, tu responsabilidad, yo no podría tener tu determinación. Déjame llevarte un café a la oficina y mañana celebraremos juntos. Te amo y se que esto es importante para ti.
El espíritu del amor de inmediato saltó de gusto y señalándoles les dijo
—¡¿Lo ven?! ¡Ella es capaz de sacrificarse y soportar la soledad por la persona que ama! ¿¡Que otra raza en el universo antepone a otro de sus semejantes sin ningún interés?! Ellos merecen una oportunidad más.
De nuevo renegaron poniendo gran cantidad de argumentos como el anteponer los bienes materiales antes que a sus seres queridos y osados a ir directo al consenso universal para decidir el destino de los hombres el espíritu del amor les suplico que le permitieran una prueba más.
Molestos por su insistencia; le dieron apenas cinco minutos y le advirtieron que, de no dar una muestra contundente, lo ignorarían por completo y comunicarían la decisión de extinguir a la humanidad completa.
El espíritu del amor se encontraba terriblemente angustiado y es que apenas lograba rescatar pequeñas muestras de cariño ente la multitud que pasaba sin parar. Gente que se tomaba fotografías con sus dispositivos después de sonreír regresaban a tener ese semblante seco y frío, como si lo que importara solo fuera mostrar su mejor imagen para esa fotografía y no por que en realidad estuvieran felices.
Dándose casi por vencido, el espíritu agachó la cabeza y casi aceptando el ineludible resultado miro a una joven hojeando un libro en la esquina mientras esperaba cruzar la calle. La joven de peculiares y hermosos ojos castaños y largo cabello negro resaltaba entre la multitud, tenía un aura enigmática que sin razón alguna le había llamado su atención.
El semáforo peatonal iniciaba su peculiar sonido y ella junto a la gente comenzaba caminar; sin embargo, la zapatilla de la joven termina incrustándose en una alcantarilla impidiéndole avanzar.
Ella jalaba su pie insistentemente, pero le era imposible, angustiada jalaba una y otra vez. Nadie parecía querer ayudarla y el semáforo ya está a punto de cambiar. El espíritu de la muerte ansioso y sonriente incluso comenzaba a sacar su guadaña para cosechar el alma de la joven.
El espíritu del amor estaba aterrado, encima de no poder salvar a la humanidad sería testigo de cómo una vida sería terminada. Entonces, sucede lo inesperado y un chico corre a ayudarle jalando su pie
—Descuida, ahora lo libramos. – Dijo el muchacho quien intentaba empujar el tobillo de la joven mujer para desatascar la zapatilla.
El semáforo ya había comenzado a cambiar y los autos presurosos por avanzar tocaban la bocina para que se retiraran del camino. Entonces el joven con gran astucia retira el pie de la zapatilla de ella y con esfuerzo la toma por las piernas y la sujeta en sus brazos para comenzar a correr entre los autos para ponerse a salvo.
—¡Espera! ¡Mi zapatilla! Gritaba ella mientras el solo reía nervioso.
Los autos avanzaron velozmente mientras el recuperaba el aliento aun sosteniéndola entre sus brazos y ella sorprendida por el valeroso acto de su rescatista le agradeció apenada mientras veían como incluso la zapatilla era arrollada por uno de los vehículos.
Los espíritus sorprendidos de lo que acababan de presenciar permanecían en silencio. El espíritu del amor sabía que no había mas grande acto de amor que arriesgar la vida por alguien desconocido y el acto de aquel joven era la prueba irrefutable.
—Pues… Parece que tendremos que buscarte una nueva zapatilla cenicienta. Dame un segundo te pondré en una banca para que no pises el suelo- Dijo él a la chica intentando tranquilizarla, quien aún estaba conmocionada de todo lo que había sucedido.
—No…no te preocupes- Respondió apenada mientras el ya avanzaba con seguridad hasta una de las bancas del parque y la bajaba con gentileza.
—Es un libro muy interesante el que llevas en tus manos, El manifiesto del partido comunista es una gran obra ¿Cómo te llamas? – Añadió el chico quien se sentaba a un lado de ella y le ofrecía su abrigo para cubrir sus piernas y su pie desnudo.
Apenas fue una mirada de un segundo para ambos, pero podía percibirse una conexión mágica entre ellos. El espíritu del amor orgulloso de haber encontrado su prueba les dijo a los otros espíritus.
—Parece que olvidaron que el amor es así, inexplicable, invisible, repentino. Ellos, hace un instante no se conocían y el arriesgó su vida por ella. Si, es verdad que pareciera que mi espíritu agoniza entre la sociedad, pero, tan solo necesita un instante para reverdecer, para vencerlo todo.
Incapaces de debatir al espíritu del amor, los tres aceptaron su derrota; no sin antes advertirles que vigilarían a la joven pareja y de fallar su amor, sin si quiera avisar terminarían con toda la tierra.
El espíritu del amor, contento miro a la joven pareja quienes conversaban un poco mas tranquilos. Utilizando sus poderes para saber si el futuro de la pareja era prometedor descubrió con gran sorpresa que eran el uno para el otro, tenían gustos similares, bondad en sus corazones y un sinfín de cualidades que complementaban sus personas.
Fue así que el espíritu del amor desapareció, otorgándole su bendición y confiando en que aquella joven pareja que acababa de conocerse, fueran capaces de darle esperanza a la humanidad, sin si quiera ellos saberlo.