Más que nada en el mundo.
marzo 12, 2024
Kandy La saga -Episodio II
marzo 12, 2024
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Kandy la saga -Episodio III-

Les agradezco muchísimo el recibimiento tan grato que ha tenido esta saga y es que siempre que me escriben en los comentarios o le dan like para mí es una alegría muy especial.

Recuerden que estos episodios siempre estarán gratis y que si son de su agrado los compartan con sus amigos o familiares, pues mi intención es poder llegar a la mayor cantidad de personas posibles.

Sin más por el momento les comparto el episodio número 3.

Disfruten el viaje.


-¿Y luego?-

Me quedo en silencio mientras miro levemente molesto a Johnny, realmente era más una cuestión de fastidiarlo que de enojo, pero sabía que debía darme mi importancia.

-¿Ya vas a empezar, bocinita?-

Y ahí estaba la respuesta a mi capricho, había usado uno de los apodos que más me jodían. En la escuela secundaría en una ocasión el desayuno del estofado que ofrecían en el comedor me hizo un cierto efecto tal como el pollo con curry que había comido ayer, haciéndome expedir unas flatulencias tremendamente desagradables así como sonoras, la cuestión fue que la profesora aquel día me hizo pasar al frente y al levantarme no pude evitar dejar fluir la flatulencia haciendo tremendo estruendo y todos comenzaron a carcajearse en mi defensa solo dije —No…No fui yo- a lo que Johnny añadió —Es la bocinita que tiene atrás- lo que añadió más burlas y que el apodo me persiguiera por el resto de la secundaria.

—Pues estás jodiendo con que solo cuento mierda, ¿Para qué quieres que prosiga? Además, seamos honestos y serios Johnny no deberíamos estar más preocupados por no acabar con un montón de agujeros de balas en vez de estarte contando mi romance con Kandy?-

Johnny suspira y refunfuña un momento para después responder —Tu no te preocupes de eso, esos hombres ahorita van a estar muy ocupados tratando de obtener el cadáver de ese tal McReary y después en sepultarlo, es más, te aseguro que estamos solos, si estos son mafiosos amiga, si te quisieran muerto ya lo estarías-

—No seas ridículo- Respondí

—Como siempre con tus negatividades amiga, así nunca vas a llegar a ningún lado pero anda sígueme contando lo interesantes que estaban tus putos comics-

—no les digas putos a los comics….Respétalos, son arte. Bueno como sea, Kandy y yo no teníamos realmente mucha relación, a decir verdad me llenaba de angustia tenerla cerca, sabes que no soy un hombre que sea ciertamente diestro con las damas así que cada vez que la veía acercarse lo mejor que hacía era irme al sanitario o solo agachar la mirada, y a ella estaba claro eso no le importaba ni un poco. La mayoría de hombres de la oficina estaban sumamente ocupados tratando de elogiarla y darle alguna clase de galantería con tal de que salieran con ella, pero siempre tenía la misma respuesta, una grande y astuta sonrisa seguida de una caricia por la barbilla para decirles “Eres un loco…Vamos a trabajar mejor”

Para algunos meses después, la esposa de mi jefe directo se embarazo y el tuvo que ausentarse por algunos días para acompañarla en algunas cuestiones médicas y entonces fue cuando por primera vez tuve que verme a la cara con Kandy.

Kandy entregaba algunos papeleos a veces a mi jefe y dado que él no estaba allí en teoría yo debía recibirlos, clasificarlos y almacenarlos a su regreso, así que una tarde poco antes de salir, el golpeteo acelerado de los tacones de aguja que Kandy resonaron por el área, para todos era un espectáculo, ver el cabello flotar, olfatear ese aroma de su perfume o ver sus prominentes caderas contonearse despreocupadamente mientras ella no miraba a nadie.

Dado que mi jefe no estaba había decidido secuestrar la pequeña radio que tenía en su oficina y llevarla a mi lugar para poner a un volumen discreto alguna estación y como era común que Kandy pasara de largo me sumergí en Paradise City mientras acomodaba algunas facturas y recibos de egresos.

Cuando la tuve frente a mí fue una sensación complicada, su estrecha blusa permitía ver como se movía un poco su abdomen al respirar agitada y debido a que yo me encontraba sentado al girar mi rostro lo único que quedo frente a mí fueron sus dos pechos. Parpadee intentando concentrarme en que decir, pero me fue inútil.

-¡Ay tu música de viejito!-

-¿Perdona? Es rock clásico…Es de lo mejor…¿Pues que te gusta escuchar a ti?- Respondí

—Ay no sé, algo más animado además es viernes o sea en verdad quien se podría poner feliz escuchando eso, pareces de quinientos años- Tras decir esto Kandy echo a reír un poco y dándome un leve golpe sobre la cabeza me deja encima de esta el cúmulo de documentos y me dice

—Oye…¿Sabes si esto es de ustedes? La verdad es que yo no sé de estas cosas y…Bueno me dio mucha flojera leerlas, tú tienes cara de saberlo todo-

Molesto quite las hojas de mi cabeza y las miré un instante, había algunos documentos que, si eran propios de mi área, pero otros más pertenecían a compras y otros tantos eran reportes de ingresos de almacén que no tenían nada que ver, incluyendo folletos de publicidad.

Tras examinarlos rápidamente los clasifique de una manera general para que estuviera cada uno en su rubro y la mire

—¿En serio? Aquí hay folletería de publicidad…Ya deberías saber clasificar esto, la señora Flor solía hacerlo rápido, no es muy complicado, mira si lees esta-

—Ay si si…Pero yo no quiero acabar como esa viejita, además que flojera estar leyendo esto ni si quiera lo entiendo ¿Unidades de procesamiento? ¿AMD-K6 II? ¿Qué es eso? Es muy difícil para mí querido…-

Me levanté con la finalidad de no tener que seguirle hablando a sus pechos y acomodando los documentos a manera de que no perdieran la clasificación que había hecho le respondí

—¿Entonces como diablos has estado entregando todo esto? –

—Pues es que no lo entrego, la publicidad la hecho al cesto de basura y lo que creo que es importante se las llevó a tu jefe o a cualquiera que esté disponible, pero ahorita no hay nadie, mas que tú- Tras decir esto Kandy volvió a reír.

Era una idiota, o una floja, o tal vez ambas cosas, me quedaba claro que no ponía ni un poco de empeño en su trabajo, ella solo estaba aquí para deleitar la pupila de los hombres.

—Escucha, solo por esta vez te voy a ayudar…Acompáñame y presta atención a donde vamos a entregar estas cosas…No tires a la basura los documentos… Por algo llegan aquí, que no creas que son importantes significa que sea así…No seas…Bruta-

Kandy frunce un momento el ceño y dándome un fuerte golpe en el brazo responde

—¡oye!¡No soy bruta!…Solo soy flojita…Además, ¿Nos vamos a tardar mucho? Ya son casi las seis…Quede de verme temprano con alguien ¿Por qué no los entregas por mí? –

Kandy podía tener un encanto con los hombres, ser como un imán, como miel para abejas pero Kandy no había comprendido que para mí a diferencia de los demás, no era estúpido y con base en todas mis experiencias pasadas, sabía que terminar siendo el perro faldero de una mujer no era una buena idea en lo absoluto así que con firmeza la miré a esos enigmáticos ojos y respondí —No. Este es tú trabajo, no el mío, si te estoy ayudando es una cuestión de compañerismo y aunque me pongas esos ojos de perrito asustado en cruce de avenida no me vas a convencer así que anda-

Kandy cruzo los brazos molesta y refunfuño mientras comenzamos a avanzar. El tour era corto solo había que parar en un par de departamentos y dejar los documentos en los escritorios vacíos de los jefes que hacía un buen rato dejaron su puesto de trabajo con centenares de excusas. Una vez terminados Kandy sonrió enormemente y colocando su brazo detrás de mi espalda para darme una palmada

—¡Muy bien! Ves, si era muy fácil, no sé por qué me pediste que te acompañara, lo hubieras hecho tu solito-

Su sarcasmo era tan malo como la sonrisa que fingía intentando agradarme y agradecerme, sin embargo lo ignore pensando que tampoco era como que tuviese mucho que hacer y tal como lo había mencionado Kandy, era viernes y lo único que me esperaba en mi nueva y temporal casa era ver un par de capítulos de mi superhéroe favorito Masked ZX y leer algunos comics antiguos una vez más.

Ambos volvimos al escritorio de Kandy en la recepción donde con secrecía me dice

-Oye…¿Y que hago con todos estos? ¿Me ayudas?-

Tras decir esto Kandy abre uno de los archiveros que estaban en su lugar para mostrarme centenares de documentos y sobres sin entregar, estaba claro que la cantidad de trabajo que tenía rezagado era importante y que a largo plazo eso significaría problemas y si eso traía problemas para la empresa significaban problemas para mí también pues posiblemente se hundiría y tendría que volver a buscar empleo así que con pesadez respondí

-¿Estas de broma? ¿Desde cuándo acumulas esto—

—Desde que se fue la señora Flor, es que la verdad nunca le puse mucha atención y pues dije “si los necesitan me los van a pedir” pero pues nadie me los ha pedido así que supongo que no son tan importantes ¿verdad? –

Era un desastre en potencia, uno que no iba a limpiar o involucrarme así que tan solo rasque mi cabeza un poco antes de responder.

—Necesitas ayuda, en serio chica, pero sabes…Es tu problema, no el mío y ya son las seis así que buena suerte-

Justo cuando comencé a caminar Kandy me tomó por el brazo y prácticamente colgándose de él me dijo

—¡No te vayas! ¡Además es nuestro problema! Ya lo viste, eres tan culpable como yo si esto no llega a quien debe…Anda ayúdame cerebrito, tú lo haces ver todo tan fácil…¿Si, amigo?-

Amigo. Palabra de cinco letras más sobre utilizada por cualquier mujer en búsqueda de ayuda o de solución a un desconocido. O por lo menos así en mi mundo.

Kandy había pisado una mina y no se había dado cuenta, pero tampoco era su culpa así que alejándola de mí con cierta fuerza para demostrarle que no jugaba la sostuve por los hombros y con la tenacidad de un macho alfa respondí.

—Me llamo Joshua…Y está bien, te voy a ayudar, pero insisto no hoy, te voy a hacer una propuesta y tú vas a pensar en ella ¿Capichi? Cada treinta minutos antes de salir, vas a buscar con mucho cuidado y diligencia todo lo que no has entregado y lo vas a juntar y yo voy a ayudarte a separarlo y tú lo vas a entregar…¿Entendiste?-

Kandy me sujeta las manos emocionada mientras salta y celebra, pero en medio de su fiesta añado

—Pero…A cambio de eso tú me tendrás que pagar con eso y no te estoy insinuando sexo antes de que me denuncies con cualquiera por acoso…Piensa en una buena recompensa y dímela el lunes ¿te parece?-

—Ay…Hombre tenías que ser…Esta bien…Señor viejito-

—No soy viejito, y ya te lo dije, me llamo Joshua. J-O-S-H-U-A-

—Si si…Bueno, no lo tomes a mal pero ya me voy, me están esperando-

Tras decir esto Kandy toma un pequeño impulso y me da un beso en la mejilla, algo no muy común si es de mencionar en nuestro país. Conocía su carácter, su comportamiento e incluso la manera de caminar, era la clásica chica interesada que podía capturar a los hombres y volverlos sus bestias, era una domadora de machos; pero era una lástima pues se había topado con alguien invulnerable a todo eso y es que Kandy no conocía mi pasado, ya había pasado por todo eso y sabía bien que podría terminar lamiendo las agujas de sus tacones mientras ella buscaba su próxima presa, algo que no iba a suceder.

Para no darte gran lujo de detalle, como era de esperarse el lunes a las 17:30 al llegar al escritorio de Kandy, ella se encontraba colocando una gruesa capa de esmalte rojo en las uñas despreocupadamente al haber olvidado lo que haríamos y tras derramarlo y tener que ayudarle a limpiar el desastre le dejé claro que era la última vez y ella rogo para que no abandonara mi labor salvadora a lo que de mala gana respondí que sí.

¿Mi motivo? Simple. Había observado que leer la papelería de los diferentes departamentos me daba poder. Me daba la oportunidad de conocer números que a mí no llegaban, prototipos de nuevos proyectos e incluso las cantidades de algunos cheques que hasta ahora desconocía. Tenía la oportunidad de volverme un todo poderoso indispensable para la compañía.

Así continuaría mi labor junto a Kandy por menos de casi un mes durante el cual ella apenas pondría un poco de empeño en aprender el que de cada documento y solía desviarse en pláticas absurdas y estúpidas como relatarme que no había terminado la universidad y que tenía un novio al que ya no quería sin embargo que le agradaba por que solían tener buenas noches de juergas.

No me importaba. En realidad, creo que una de las cosas que puedo admitir es que mi interés por Kandy en esos días no creció ni un poco, para mi Kandy no era más que la llave a la bóveda de la sabiduría y el conocimiento de los números y procesos de la empresa y yo para ella era el tipo que le aseguraba cobrar su cheque una quincena más.

Para mi buena suerte y la mala de mi jefe, su esposa y su hijo morirían un par de meses después en un tipo de accidente automovilístico del cual no quise interesarme. Como era de esperarse el hombre se derrumbó y una mañana de miércoles lo encontraron en su casa con un par de agujeros extras en el cráneo dándole un poco de aire a sus ideas.

¿El ascenso? Por su puesto que era para mí, no había tiempo de contratar otro gerente y al entrevistarme con el gerente general de la empresa me pavonee luciendo mis bastos conocimientos de la empresa gracias a Kandy dejando anonadado al hombre haciendo que casi se molestara de que no se hubiese muerto antes mi antiguo jefe. En paz descanse, nada personal contra él.

Para mi mala suerte el ser gerente no siempre hace amigos y además de ganarme el sobrenombre de asalta tumbas, por mi voracidad en trepar a su lugar me quedaba con un montón de pertenencias y objetos personales del ahora occiso, situación que de verdad no me agradaba.

Un jueves por mediados de octubre harto de observar el montón de cosas de mi antiguo jefe decidí remodelar hasta donde me fuese posible la oficina y tomando un par de cajas del contenedor de reciclaje comencé a guardar todo y para comenzar a personalizar mi nueva oficina.

Mientras hacía eso fue que escuchando los ahora familiares pasos de Kandy me detuve y me quedé observando en espera de la nueva petición por parte de ella.

Al ingresar de inmediato notó el movimiento en la oficina y mirando alrededor dice

—Wow…Alguien se toma en serio lo de no quedarse con las cosas del muerto, aunque no te culpo eh querido yo ni loca me sentaba en esa silla, dicen que se te pegan las malas vibras y luego me vaya a querer morir…-

—¿Qué se te ofrece Kandy?- Respondí molesto mientras comenzaba a seguir empacando el restante de los objetos indeseables.

—Ah me mandó a llamarte el jefe, dice que es importante…Ya sabes el jefe “jefe”-

El señor Raziel Zenklov era el dueño y gerente de la empresa, no solía salir mucho de su lujosa oficina y cuando lo hacía era solo para recibir gente de la alta alcurnia, así como para de vez en cuando pasearse entre los pasillos con una falsa sonrisa recordándonos que nosotros no éramos más que su granja de hormigas.

—¿Te refieres a Raziel? ¿Te dijo para qué?- Respondí un tanto confuso

—Ni idea…También me pidió que fuera yo-

—¿Le has comentado a alguien de que te ayudaba a acomodar los documentos? Por cierto, sigo esperando esa comida que me iba a pagar por ayudarte…-

—Ay ya se…Pero es que nunca tengo tiempo querido…Ah…ya se, mañana iré a un cumpleaños con unas amigas ¿Por qué no me acompañas? Si tomas ¿verdad? –

No respondí más, no bebía ni una gota de alcohol, mi único vicio era fumar sin embargo tampoco pretendía ir a una fiesta. Odiaba las fiestas y más las que involucraban beber hasta el amanecer y sobre todo con un montón de mujeres me garantizaba que en algún punto de la noche algún hombre intentaría llegar a conquistar a Kandy y eso me dejaría con sus amigas desconocidas mientras yo solo bebía refresco y ellas ya estaban bombardeadas por cientos de chupitos.

—Primero vamos a ver si no nos van a correr de aqui y luego lo discutimos ¿te parece?- Dije mientras sacudía un poco mis pantalones y alisaba mi camisa.

Kandy me tomo por el brazo cual si fuese su novio y ambos partimos en dirección de la oficina del señor Raziel. Tras golpear la fina caoba de la puerta este nos permite pasar e ingresamos a la ostentosa y opulente sala.

Dos sillas forradas en cuero tachonado son lo más cercano que estaríamos de él quien está sentado cómodamente en una silla ejecutiva de piel fina frente a su escritorio probablemente de roble europeo y que por lo menos tendría veinte o treinta años. La alfombra roja, los muros llenos de excentricidades en libreros y un montón de estupideces era lo que mantenía alegre al dueño del piso sobre el que estábamos Kandy y yo y tras un minuto de silencio, el joven y bien parecido Raziel cruzo la pierna y se inclinó un poco hacia atrás.

-Bueno pues…Díganmelo- Dice con su curiosa y galante voz

Ambos nos quedamos mirando un instante y después regresamos la vista a su imagen pulcra y bien parecida del jefe.

-¿Decirle que señor?- Dice Kandy siendo un poco más valiente

-¿Por qué creen que los llame?- Añade Raziel mientras cruza ahora sus dedos y relame sus labios

-¿Alguna falta administrativa?- Digo intentando no quedarme atrás y apresurándome a que Kandy no tuviera algún desliz con la lengua

Raziel ríe un tanto para después cerrar los ojos y comenzar a hablar

—Cuando mi padre me heredo esta empresa…Les soy honesto, me pareció un fastidio insoportable, como un muchacho de veinticuatro años podrá dirigir algo así, “esto no es para mí” pensé; yo quería ser cineasta. Eran muchos de los pensamientos que me invadían cuando llegué aquí y me sentaba fastidiado a leer informes hasta que un día se me ocurrió ¿Y por qué tengo que trabajar aquí? ¿Qué no tengo un montón de dinero para eso? ¿Para no trabajar? Y entonces me puse a buscar gente que hiciera lo que yo tenía que hacer a cambio de una ínfima rebanada del pastel que yo poseo y que me asegurara que mi pastel se hiciera más grande con el tiempo.

Como ven funciono porque no estoy vendiendo periódicos y por qué dos de esos peleles están sentados frente a mí con cara de idiotas temiendo que les voy a quitar el queso de la ratonera. Ustedes disculparan mi propiedad, pero prefiero hablarles con la verdad.

En fin… Palabras más, palabras menos. Ustedes a diferencia de todo el hormiguero que esta allá afuera sentaditos en sus escritorios esforzándose al máximo mientras por dentro se llenan de rencor por que no están en mi lugar y pensando en que su jubilación será mediocre y que debieron seguir sus sueños de ser actores y no estar haciendo sumas con una computadora para un hombre rico. Ustedes…Hicieron algo diferente.

Algo que en un principio he de confesarles me irrito, de hecho me colmó de rabia hasta las pelotas, casi al grado de que estuve a punto de ponerlos en la calle y demandarlos.

Ustedes dos fueron cínicos, descarados, arrogantes… Tú, señorita, convenciste al señor de que te hiciera tu trabajo con que trato no lo sé ni me importa, no me importa si tienen sexo en los baños de esta empresa o si se la chupas en el motel más cercano. Y tú por otro lado, gordito, te vi la voracidad en los ojos, te vi devorar con los ojos toda esa información de mi empresa, te vi memorizar y separar las cosas importantes, te vi organizar y guardar lo mejor para ti. –

Cuando escuché todo eso dicho por la boca del que me paga sentí mi cabeza rodar, supongo que no había sido tan astuto como pensaba, sin embargo, mientras me preparaba para vaciar las cajas de mi antiguo jefe muerto y colocar las mías el hombre continuó

-Y saben que es lo peor…Que me gusto, insisto no me importa el trato que tengan entre los dos, pero tú, señor obeso sin esperanzas y sueños. Eres una máquina, eres capaz de distinguir fácilmente lo que al ojo humano le tomaría minutos, horas o días, tu necesitas un lugar más alto, tú no tienes por qué estar en el telón, no eres un títere, tú eres el titiritero…Y tu señorita, eres capaz de convertirte en Afrodita, puedes someter a cualquier u hombre a tu voluntad, tu boca y tus movimientos exhalan poder, exhalan manipulación, eres una…bruja, si ese podría ser un buen adjetivo para ti. Ahora bien, que hago con estos dos curiosos personajes…Pensé, ¿Los decapito? ¿Los encierro? ¿Los exploto? ¿O simplemente los dejo ser?

Eso es; mejor los dejo ser. Por qué para que las posibilidades de que dos como ustedes se vuelvan a presentar en esta empresa, coexistan de tal manera y logren lo que están logrando…Tendría que ser astronómico, pasar mil años, que la tierra se acabe y vuelva a existir, no los voy a desperdiciar, al contrario, los voy a acariciar, los engordare, los llenare de todo lo que desearon y quisieron y con esa fina cadena de oro que ustedes voluntariamente accederán a ponerse en el cuello ustedes me llevaran hasta donde yo les diga y quiera y ustedes, obedecerán. ¿Qué les parece? –

Las palabras del hombre eran oscuras y hasta cierto punto demenciales, pero dentro de su demoniaco plan había algo que era verdad; Kandy y yo teníamos ciertas características muy puntuales que nos hacían compatibles. Ella era la fachada y yo la máquina, ahora lo siguiente era conocer cuáles eran los más oscuros deseos del hombre, saber para que nos necesitaba tan indispensablemente.

-Me…Me temo que no estoy comprendiendo muy bien señor- Respondí falsamente

Raziel lanza un manotazo contra el escritorio y lleno de ira me grita

-¡Dime la raíz cuadrada de este número!-

En una pequeña hoja de papel se encontraba una cantidad extremadamente grande

1,435,036,026,098,684,342,856,030,763,566,700,000,000,000,000,000,000,000,000,000

Mi mente aterrorizada se defendió automáticamente y dando el resultado correcto el hombre comienza a reír frenéticamente y tras peinar un poco su largo cabello hacia atrás acaricia su barbilla un instante y me dice

-¿Todavía te preguntas que haces aquí? Imbécil…Desde el lunes ustedes dos trabajan directamente para mí en un área especializada, vamos a llevar a esta empresa más lejos de lo que nadie pudo imaginar. Ustedes…Van a hacer mis sueños realidad y los suyos si es que son inteligentes…Pero eso si se los advierto, un paso en falso, un movimiento en dirección opuesta a mí y me encargo de que tengan peores castigos que los que le dieron al supuesto hijo de dios ¿Me escucharon?

A primera hora el lunes a las ocho, no tienen hora de salida, pasan al departamento de nómina y le piden al encargado que les entregue los sobres que deje para ustedes. Tu gordo, te quitas esa facha de vendedor de autos de los ochentas y te vistes como debes, como un hombre de negocios y tu señorita, te quitas esa facha de puta de bar que eso de dar las nalgas por un trabajito se acabó…Ahora seduces al dinero, no a los hombres ¿Entendiste? Ahora lárguense los dos, tómense el fin de semana libre, eso sí…si declinan mi oferta, jamás vuelvan a pararse en esta ciudad-

El silencio de nuestras almas heridas era suficiente, Kandy y yo salimos de la oficina sin decir nada mientras caminamos por el pasillo tratando de reincorporar nuestros egos. ¿Acababa de escuchar una propuesta fría y despiadada para volverme rico? ¿Había sido invitado a hacer una ilegalidad? ¿Había sido simplemente humillado por un hombre tremendamente millonario? Todas esas preguntas golpeaban mi cabeza mientras que Kandy se recargó en un uno de los muros y dijo

—Oye…-

Acercándome a ella la mire aún aturdido y recargue mi mano en el muro para escucharla

—¿Qué pasa?-

-¿No crees que deberíamos…? –

Justo antes de que Kandy termine me adelanto responder —No lo se…Sinceramente tengo que pensarlo un poco ¿No te parece un tanto extraño?-

Kandy gira los ojos y dándome un par de palmaditas en la mejilla responde

—Eso no taradito, que si no crees que deberíamos apresurarnos, los de nómina se van media hora antes que nosotros, vamos a ver qué es lo que nos dejó, ya luego tenemos tiempo para pensar-

Kandy contrario a lo que había pensado, estaba muchísimo más fresca que yo, incluso parecía alegre por lo que acababa de suceder, no era que yo despreciara el dinero era simplemente que de desconocer lo que tenía que hacer no me fiaba mucho de dar el siguiente paso, sin embargo, por ver no se paga.

Avanzamos en silencio hasta el departamento de nómina y una mujer ya nos esperaba en la puerta con una mirada un tanto resentida nos entregó un sobre tamaño carta  y nos pidió que lo abriéramos en nuestros domicilios.

Desde luego que no lo hicimos y dirigiéndonos a mi oficina cerré la puerta con el pasador y Kandy yo nos sentamos sobre mi enclenque escritorio hecho de madera comprimida.

Dentro de mi sobre había una hoja blanca con un texto en el centro escrito con máquina de escribir

“Desde hoy su vida es mía”

Al fondo del sobre estaba un cheque, lo saque nervioso de observar la cantidad que tendría sin embargo una vez la leí no pude evitar reír mientras Kandy me miraba confusa

-¿De qué te ríes tonto?-

Veía incrédulo la cantidad reflejada en el cheque y antes de responder a Kandy mire su sobre y pregunte

-¿Qué dice tu hoja?-

Kandy me la entrega llena de confusión y yo vuelvo a reír más, el hombre estaba totalmente desquiciado. Sabía lo que hacía, sabía con quienes estaba jugando y sabía que nos tenía por el cuello. La hoja de Kandy solo tenía una operación aritmética entrecomillada.

“7^70”

-¿De qué te ríes Joshua me estas asustando?- Dice Kandy preocupada

Ambos cheques, los de Kandy tanto como el mío tenían un fragmento del resultado de elevar siete setenta veces. Era el mismo número que me había entregado para que resolviera en su oficina, solo dejaba en claro algo, para él nosotros éramos su juguete, su nuevo y poderoso juguete.

Nos había entregado a ambos varios millones, suficientes no solo para cambiar nuestro guardarropa si no para incluso cambiar mi modesta vivienda y mi forma de alimentarme, era suficiente dinero para incluso poder huir del país y no volver a tener que sufrir hambre, pero por igual era un juego. Era un juego de lealtad, era la primera y más grande prueba de que sabía con quienes estaba fraguando su nuevo y poderoso plan.

—El número…es…es el resultado, es la misma cantidad que me entrego en su oficina…Era una prueba…-

Kandy negó con el rostro varias veces y mirándome asustada responde mientras sujeta el cheque temblando

—¿Eres un genio? ¿Ósea…Como sabes que es este número? No jodas Josh…¿Ya viste cuanto es esto? Con esto compro como mil botellas de la champaña más cara…o una bolsa de diseñador…Zapatos…-

Supongo que entre hombre y mujeres hay prioridades, pero yo lo único que miraba era la punta de un iceberg, uno peligroso y lleno de dinero, un hombre había puesto sus ojos sobre nosotros dos para los peores deseos que quizá nadie debiera tener y había encontrado a su pareja ideal, un hombre indiferente a la sociedad y una mujer indiferente a los sentimientos de los demás.

Kandy y yo nos quedaríamos en silencio una hora o más cada uno pensando en lo que pensábamos era la promesa de un sueño. Ambos salimos y como si nos tratáramos de criminales en fuga decidimos compartir un taxi para asegurarnos que no nos robaran nuestro más preciado tesoro.

Nunca imaginé que Kandy viviera en el lugar que vivía. Eran las orillas de Mirabille, las colonias pobres, muy cerca de los tiraderos de basura, no era como que tuviera muy buena noción de la ciudad desde que no era más que un pueblerino inmigrante que buscaba un sitio mejor para vivir pero conocía los rumores de estos lugares, incluso el conductor del taxi se miraba desconfiado pero una vez dejamos a Kandy volví a mi modesto departamento y me recosté en la cama mientras miraba el cheque más grande que había tenido toda mi vida.

—NO JODAS JOSHUA SAVINTO “BOCINITA”- Dice Johnny con un marcado acento.

—No te estoy jodiendo y ya te dije que dejes de decirme bocinita, te voy a partir los dientes si me vuelves a llamar bocinita-

—Pero…¿Por qué no me habías contado de eso amiga? ¿Ósea que estas forrada de billetes? ¿Cuánto dinero tienes? Porque para comenzar déjame decirte que a donde me enviaste con tu amigo el raro ese no me dio ni una moneda, me dijo que tenía que hablar contigo primero ¿Por qué no me habías contado nada?-

—El dinero que más da Johnny…De haber sabido que esa propuesta me iba a traer problemas…Quizá la hubiera aceptado igual pero con algunas otras condiciones…Ya te imaginas que como todo en esta vida, no era un camino lleno de arcoíris… Además ¿Qué esperabas que te dijera? Amigo mi jefe me acaba de proponerme un negocio extraño y me aventó un montón de billetes para que dejara de parecer un pusilánime…-

—Ay pues si amiga obviamente…Que descortesía y tú que luego estas de llorona y no quieres dejar propina en el maldito restaurante de hamburguesas…Díscola-

—No obviamente no idiota, con trabajos podía mantenerme en mis cinco sentidos sin querer salir en calzoncillos a gritar en la calle que era millonario. En primer lugar, tenía por lo menos unos días para organizar mis ideas y en segunda avisarle a mi abuela que mi vida iba a cambiar un poco, tampoco era que fuera a llegar de la nada conduciendo un auto de lujo sin que me pregunte en que andaba metido…Debieras haber visto su rostro cuando ese fin de semana le lleve un televisor nuevo y un tostador, casi le da un infarto y me pide explicación de donde había comprado eso-

—Ay pues obvio amiga si tu pobre abuela tostaba el pan en la estufa claro que me acuerdo…Pero entonces ¿le contaste a tu abuela de que iba todo eso? –

—No desde luego que no, le conté que me habían ascendido en el trabajo y que me habían dado un bono por productividad y le había podido comprar todo eso, ya sabes que allá en el pueblo no hay nada de esas cosas-

—Ay amiga…Eres una loca. Pero vuelvo a insistir, no sé si eres pendejo o nada más finges. ¿Qué mierdas tiene eso que ver con que mataras a la puta del bar? Conste que así la llamo tu jefe no yo-

—Me vuelves a hacer esa pregunta y les digo a los traficantes de droga que tu mataste al tal Packie, ¿entendiste? –

—Ay que hostil…siempre tan negativa, ya ándale cuéntame toda tu paja…-

Bueno, un detalle que se me escapaba era que en el taxi Kandy me había proporcionado su número telefónico de su casa, si te soy honesto en lo último que pensé fue en llamarle, pero por cortesía le entregué también el mío.

Ese viernes tratando de mantenerme al margen fui a comprarme un par de trajes de calidad mediana y unos cuantos zapatos, yo no tenía ni idea de que comprar, mi abuela solía comprarme mi ropa y más por una cuestión de que era un imbécil y de que me había asegurado que eso de usas calcetas blancas con zapatos de color oscuro ya había pasado de moda.

Para las siete u ocho de la noche me encontraba leyendo algunos comics y pensando en que tal vez si me cortaba el cabello como mi personaje favorito de los comics me podría ver bien, aunque era un corte un tanto atrevido seguramente a cualquiera que conociera del cómic de El héroe de las leyendas me consideraría más cool.

Quizá de no haber sido porque tenía pereza de mirar pornografía mi teléfono hubiera estado ocupado por la conexión a internet pero curiosamente resonó un par de veces y dado que solo mi abuela y Kandy tenían mi número decidí responder pensando en que podría ser una emergencia de mi abuela.

—¿Siempre tardas tanto en contestar?- Dice Kandy con un tono burlón

—No, normalmente no contesto, más cuando se tratan de ventas por teléfono así que sea lo que sea que me va a vender no me interesa señorita, gracias- Respondí intentando ser sarcástico

—Ay que amargado…¿cómo vas?-

—¿cómo voy de qué?-

—Pues con tu cambio de imagen, mira que tu si lo necesitas, yo porque me gusta ser modesta y no uso ropa cara pero si pudiera la usaría…-

Era mentira, había visto a Kandy repetir varias de sus ropas en la misma semana y las suelas de sus zapatos pese a mantenerlos en buena condición se veían bastante gastadas al igual que sus bolsos de mano.

—¿Ah, si? Discúlpeme señorita modestia…Y pues pese a que no te concierna un poco, ya compré algunas cosas-

—Y seguro elegiste cosas nefastas… Es más te aseguro que no puedes ni decirme tres marcas de ropa elegantes para hombre, ¿Te compraste una colonia? ¿Corbatas? ¿Mancuernillas? ¿Pañuelos? No ¿verdad?-

Me había tapado la boca con toda razón, no había comprado nada de lo que había mencionado así que, solo manteniendo un incómodo silencio, espere Kandy respondiera algo más.

—¿Y luego?-

—No lo se, tu fuiste la que llamó…¿Qué se le ofrece a la señorita Kandy-

—Ah cierto, eh…¿Tienes planes para mañana o en general para el fin de semana?-

—Si, tengo que ir a visitar a mi abuela-

Temí que mi respuesta fuera ser objeto de burlas, pero contrario a lo que pensé Kandy se quedó en silencio un instante y luego respondió

—¿Qué día tienes que visitarla?-

—No lo sé en realidad no había pensado en ninguno en específico, ¿Qué tramas?-

—Ay…mira nos vemos en el distrito comercial mañana a las 10:00 ¿Te parece? Te invito el desayuno y te ayudo a comprar cosas que de verdad te sirvan y no lo que sea que hayas comprado y en la tarde vamos a una fiesta-

—¿Kandy Frenezeco ofreciendo ayuda? ¿Qué interés tienes? –

—Si te vas a poner así olvídalo cerebrito-

—Bueno ya… ¿A las diez? Frente al tranvía, así no habrá mucha forma de perdernos, te espero bajo el reloj de la estación-

—Hecho, me voy por que ya me están esperando, cuídate no bebas mucho, ¡Besitos!-

¿Besitos? La conversación telefónica había sido tan extraña que no respondí y tan solo colgué el teléfono. Esa noche no dormiría mucho pensando en lo que estaría tramando Kandy.

—Y ahí es donde las cosas se jodieron ¿Verdad amiga?- Dice Johnny quien se mueve cada dos o tres minutos debido a la incomodidad

—No, en realidad no, prometo ser más breve pero es que necesito que entiendas un par de cosas si vas a ser mi abogado…Hay mucho silencio del otro lado de la puerta ¿No lo crees, crees que estamos solos?-

—No se amiga, eso ni me preocupa-

—¿Cómo no te preocupa? Hare algo no muy inteligente pero creo que será por nuestro bien…Así que prepárate para en todo caso recibir un par de patadas-

Antes de que Johnny responda algo más me arrastro hasta la puerta y con toda mi voluntad me lanzo un par de veces a esta para después gritar

—¡Oigan! ¡Tenemos hambre y sed!-

Si demandaba su atención con un par de caprichos seguro que vendrían molestos a taparme la boca con sus puños o algo peor, pero al menos asi me aseguraría de que tan resguardados estábamos.

Gritaría un par de veces más sin respuesta y justo cuando estaba a punto de hacerlo una última vez Johnny me grita

—¡Ay ya basta, no hay nadie! Deja de decir que tienes hambre porque yo si me estoy muriendo de hambre-

Me deje caer tras la puerta y suspiré aliviado, al menos por ahora estábamos solos, habrían pasado ya varias horas desde que se fueron y pese a que los dolores en mi cuerpo se volvían a manifestar lentamente, mi cuerpo alivió un poco la tensión y recostándome en el piso frio me quede observando el techo del lugar.

—¿Y luego? ¿si se vieron o que paso? – Dice Johnny con desgane

-Si…Aunque, las cosas no sucedieron exactamente como acordamos-

Me gustaba ser puntual en mis horarios sin embargo a Kandy parecía que no y me tuvo cual estúpido dos horas y treinta y siete minutos bajo el reloj hasta que se dignara aparecer con esa calma y desinterés que le caracterizaba.

—Ay perdón…¿Te importa si vamos a comer algo? Este dolor de cabeza me está matando-

El aliento de Kandy aún emanaba alcohol, había estado bebiendo fuertemente y la resaca la estaría matando así que tragándome mi molestia le respondí que sí. Iríamos al centro comercial nuevo que estaba a un par de calles mientras Kandy no paraba de quejarse y tambalearse un par de veces. Ella eligió el restaurante y una vez ordenamos Kandy me pidió un momento para ir al sanitario.

Mirar esas caderas prominentes balancearse en esos ajustados jeans de color blanco y esa blusa color limón era algo agradable a la vista no lo iba a negar sin embargo estaba más preocupado por lo que ella fuera a proponerme o sugerirme además que seguía teniendo esa extraña tensión al estar a su lado.

Apenas tardaría un par de minutos cuando regreso totalmente cambiada, su caminar era seguro y alegre y mientras podía ver como pasaba su lengua por sus dientes frontales volvió a sentarse frente a mí y sonreír

—¿Y luego amigo? ¿Qué me vas a contar? –

¿Qué carajos? De un instante a otro había cambiado, se había repuesto como por arte de magia y confuso ante su transformación respondí

—Eh…¿Estas bien?-

—Si, todo bien todo perfecto, ganando como siempre-

Su frase arrogante era más enfermiza aún que su comportamiento, sin embargo, mirándola ella decide guiar la conversación.

—Escucha Josh…Todo esto está un tanto extraño ¿no lo crees?-

—¿En verdad te parece? Yo creo que es muy normal que tu jefe te suelte unos cuantos millones antes de trabajar en un proyecto-

—No eres nada gracioso cerebrito, estoy hablando en serio ¿Qué te imaginas lo que intenta este hombre?-

—Pues…seguramente algo ilícito, bien dice el dicho que detrás de todo enriquecimiento hay algo ilícito así que seguramente nos pondrá a hacer alguna operación financiera con algo oscuro-

—Me intriga un poco…sin embargo yo creo que tu sabes más de eso, pero la razón por la que te llamé es una más interesante-

Tras decir esto Kandy dio un par de tragos al vaso con jugo de zanahoria que había ordenado y noto como ha dejado su labial impregnado en este.

 —Ah si ¿De que se trata?-

—Pues de sacarle mayor provecho a esto…Se nota que no has vivido en el mundo real cerebrito, ese hombre en cuanto pueda nos va a meter una bala entre las orejas y se va a ir abanicándose con sus montones de billetes-

—Si puede que tengas razón, pero ¿Que se te ocurre para salir de esto? Tampoco es como que podamos regresarle el dinero y fingir que nada paso…-

—Ahí es donde tú entras en juego cerebrito, mira tengo una idea. Yo voy a pensar en una idea para lograr escapar bien forrados de billetes y tu haz las cuentas para el mejor momento de salir huyendo y a donde-

No estaba muy de acuerdo, con ese tipo de personas no se juega, si huíamos lo más probable es que nos encontrarían, aún si lo inculpábamos y lográbamos meterlo a prisión antes de que nos matara el encontraría la forma de vengarse, era un hecho.

—No…Mejor los dos pensamos en un plan detallado y conforme pase el tiempo lo compartimos cada uno y los fusionamos en algo funcional ¿Comprendes? –

—Tu eres el que sabe…Mira, vamos a desayunar que me muero de hambre y después vamos por tus ropas…una pregunta ¿Por qué visitarás a tu abuela? ¿Está enferma acaso? –

Su pregunta me asaltó más aun, dada la personalidad de Kandy sabía que no se preocuparía por mí en lo absoluto, pero podía notar alguna extraña sinceridad en sus palabras y su mirada, era como si su pregunta fuera genuina y profunda. Por un instante me mantuve en silencio mientras comía el trozo de filete con papas que había ordenado y tomando valor decidí responder.

—Si te burlas de esto prometo que le diré al señor Raziel que te fugaras con su dinero ¿entendiste?-

—Ya cuéntame zopenco-

—Verás…Yo crecí con mi abuela desde muy joven, mis padres murieron en un accidente y pues es como una madre para mí, solo que vive en un pueblo remotamente alejado a las faldas del volcán Koleros así que no puedo visitarla entre semana…-

Kandy abría sus ojos enormemente mientras relataba y limpiando su boca con delicadeza me responde

—¿cómo se llama tu abuela?-

¿Para qué quería saber su nombre? Esto era más extraño aún, pero más valía no retardar mis respuestas si quería conocer lo que Kandy pensaba —Selene. Selene Rubalcaba –

-Curioso nombre…nunca lo había escuchado. ¿Sabes? Yo también vivo con mi abuela…Mi abuela dice que mi mamá y mi papá también murieron pero yo sé la verdad, mi madre era una inmigrante de Cuba que conoció a mi padre en un bar mientras era mesera o algo así, supongo que no le salieron bien las cuentas de su periodo menstrual o era muy tonta y no usaba anticonceptivos así que cuando nací mi madre me abandonó con mi abuela paterna y desde entonces no sé dónde se encuentra…Pero la verdad nunca me ha hecho falta, mi abuela siempre me ha dado todo lo que he querido y yo la quiero mucho,  de hecho…Esto es algo que solo sabrás tú, pero aún vivo con ella-

¿Qué había de malo en que viviera con su abuela? No me parecía algo de avergonzarse, pero si deseaba tanto que fuera un secreto no tenía inconveniente en que así fuera.

—¿Y cómo se llama tu abuela?- Respondí intentando ser considerado

—Altagracia Stormo, su apellido significa tormenta de hielo, dice que su apellido es muy antiguo, que fue de los primeros apellidos de los fundadores de Mirabille-

—Eso es interesante…Y curioso a la vez, creo que esto fue alguna clase de destino ¿No lo crees? No hay muchas formas de que dos personas terminen conociéndose con circunstancias parecidas- Respondí lleno de curiosidad

-NO- Dice Kandy al instante

Pareciera molesta por lo que acababa de responder, pero no comprendía por que

—¿A que te refieres? ¿dije algo que te molesto? No pretendía burlarme ni nada por el estilo…-

—No. Simplemente me irrita que la gente hable del destino, dios y todas esas cosas…Para mis las cosas solo pasan por que tienen que pasar, no hay nada más detrás de eso-

Un pensamiento un tanto radical, pero debo decir que me llamo demasiado la atención, Kandy no era tan estúpida como pareciera en un principio, sino que guardaba su inteligencia para las circunstancias realmente merecedoras, por un instante me sentí privilegiado de poder conocer algo de ella.

Nuestra conversación continuaría sin gran trascendencia y después de obligarme a pagar la cuenta avanzamos al centro comercial para comprar mis ropas. Tal como lo había dicho Kandy, no tenía ni idea de lo que eran marcas de prestigio, me sentía abrumado y un tanto incomodo al entrar a las tiendas mientras por cierta lógica debido a mis vestimentas los vendedores se mostraban renuentes a atendernos, pero una vez Kandy se ponía al mando las cosas cambiaban y mientras coqueteaba levemente con los vendedores me elegía lo adecuado desde los calcetines hasta el color de los pañuelos que debía portar. Compraríamos una cantidad exagerada de ropa y zapatos que curiosamente Kandy logró negociar para que la llevaran a mi apartamento debido al elevado inventario que habíamos adquirido.

Una vez terminamos Kandy me señaló ir al parque cercano al centro comercial y que estaba frente a una de las capillas más antiguas de la ciudad. Una vez allí Kandy sin pudor alguno saco ambos pies de sus zapatillas y estirando sus piernas se recargo con total soltura en la banca. Sus curiosos pies morenos tenían las uñas hábilmente pintadas de un color rosa pastel. Debido a mi obviedad Kandy me dice

—¿Qué? ¿Nunca habías visto unos pies de una mujer? Porque ya me doy cuenta que tienes cero experiencias con las mujeres. No me digas que eres de esos enfermos que le gusta lamerles los pies a las mujeres y que les hagan cosas extrañas…Que asco Joshua-

—¡Hey calma! ¡Jamás he dicho que me gusta nada de eso! Era solo que me pareció curioso el color del esmalte de tus uñas eso es todo… ¿Y tu qué sabes de mi experiencia con las mujeres? Por si no lo sabes yo era muy popular en mi pueblo natal…-

—Ay si…Tu pueblito en medio de la nada, cómo no ibas a ser popular si a la mejor ni niñas habían- Tras decir esto comenzó a reír.

Tenía razón, en el pueblo no llegábamos ni a ochenta personas y la cantidad de niños era tan pequeña que toda nuestra educación desde la primaria hasta el bachillerato los recibimos en la misma escuela y con los mismos profesores. Nunca había tenido oportunidad de convivir con una mujer en un aspecto amoroso y la verdad es que junto a Johnny había encontrado siempre la suficiente compañía, junto a él leí el primer comic de El héroe de las leyendas y junto a él vine por primera vez a una convención en Mirabille cuando éramos apenas unos adolescentes así que no tenía más opción que callar y dar una respuesta más astuta.

—Además ¿A ti qué más da si tengo o no tengo experiencia con las mujeres? Yo no digo nada de que eres una devora hombres…-

—Si, la verdad yo sí, no los cuento, pero realmente no desaprovecho la oportunidad de conocer a algún chico nuevo, como te darás cuenta no me hace falta buscarlos, solos llegan-

—¿En serio? – Respondí un tanto desconcertado

—Ay pues si querido, si ambos tenemos lo que queremos para que fingir, a mí me gustan los hombres y yo les gusto a ellos, si nos embriagamos y luego follamos apasionadamente y al siguiente día nos despedimos no le veo lo malo, eso sí, nada de ruletas rusas, todo con condón-

—Si…Entiendo…-

La realidad es que no entendía ni un carajo, pero las palabras de Kandy eran tan frías como el apellido de su abuela. Era una mujer que sin miedo se decía fácil y además estaba conforme con serlo.

Después de varios minutos Kandy decidió que era momento de irnos y contrario a la vez anterior ella decidió tomar su propio taxi y yo el mío con la promesa de que me llamaría para ir a aquella fiesta que me había comentado.

Yo estaba en un shock emocional, nunca había conocido a alguien como Kandy, no era mala, la maldad no era una definición que fuera acorde con su personalidad, sin embargo, era fría, en sus palabras la única vez que había encontrado calidez era cuando hablaba de su abuela, sin embargo, ni si quiera podría asegurarlo.

Regresé a mi apartamento y para mi sorpresa pocos minutos después llegaría todo mi nuevo atuendo, con diligencia lo estiré y coloque en mi pobre y básico ropero que se veía ridículo respecto contra el lujo que alojaba.

Eran las 15:26 cuando volví; Kandy había acordado llamarme entre las siete y las ocho treinta así que tenía un tanto tiempo de sobra y con todo el dinero del mundo a mi disposición hice lo que tanto había anhelado hacer.

—Ay vas a contarme una de tus estupideces en las que gastaste el dinero, no ni quiero saber Joshua- Dice Johnny fastidiado

—Te lo voy a decir solo para que te mueras de envidia. Fui y compré los primeros veinte tomos de El héroe de las leyendas, ya sabes esos que se suponía solo estaban de exhibición en la tienda de comics de Mirabille. Pues no hay nada que un cuarto de millón de Miralios no pueda comprar-

Johnny se queda estupefacto y cual si perdiera la razón comienza a rodar de un lado al otro mientras dice una y otra vez —¡Pero como eres pendejo! ¡¿Por qué?!-

He de decirlo fue uno de los momentos más felices de mi vida, para mis esos veinte tomos valían más que todo mi guardarropa nuevo y lujoso, más que todo el dinero que hubiera podido guardar en el mundo, eran lo que más había anhelado, eran tan invaluables que incluso me los habían entregado sellados al vacío para preservar la calidad el papel.

—Joshua, déjame decirte algo, si no te matan esos narcotraficantes o el sistema judicial de Mirabille por lo que sea que hayas hecho, te prometo que te voy a arrancar la cabeza yo…Eres un imbécil. Idiota. Esos comics ni si quiera valen esa cantidad…¿Qué diablos estabas pensando?-

Amigo tengo que decirte algo, esto de estar relatando me tiene exhausto, de hecho, toda esta situación me tiene bastante agotado, ya que tienes tanta energía para estar rodando ¿te parece si montamos turnos y duermo un rato ahora y después tu?

—Si,si,si… Ya duérmete que si me sigues contando tus idioteces juro que me va a dar un infarto Joshua, en serio que no lo puedo creer un cuarto de millón…Y a mí cobrándome los veinte miralios que me prestaste cuando teníamos diecisiete años…un puto cuarto de millón…Pendejo, no me voy a cansar de decírtelo…Ay…no lo puedo creer…