¡Feliz 2023 a todos! (sé que ya es pasado medio mes pero bueno no quería dejarlo pasar por alto jejeje) He estado trabajando en algunos proyectos muy interesantes y tratando de relatarles nuevas historias que tendrán muy pronto así que estén atentos a lo que publico en mis redes sociales n_n!
Esta muy próximo el lanzamiento del volúmen 2 de mi libro “Diario de los últimos días en la tierra” en formato físico, que podrán adquirir en mercadolibre así como en amazon, les agradecería de todo corazón si le dan la oportunidad, recuerden que todos llevarán una dedicatoria de parte mía como agradecimiento.
Este capítulo de Kandy en un principio tenía pensado lanzarlo desde hace varios días pero a ser honesto, esta un poco extenso así que intente ajustarlo un poco más y entregárselo a todos ustedes en dos partes para que les sea un poco más sencillo de leer. Cuéntenme ¿Que les está pareciendo esta saga? ¿Les han agradado las portadas que he elegido para los episodios? ¿Tienen algún personaje o dialogo favorito hasta ahora? ¡Me encantaría leer lo que piensan!
Muchas gracias nuevamente por todo y espero que disfruten el viaje.
Episodio 5: Ladrón que roba a ladrón
Subí a la camioneta y comencé a conducir. Johnny se miraba tan triste como jamás lo había mirado en toda la vida, pero aún habría tiempo para enmendar las cosas. Seguí narrando como eduque a Kandy en finanzas y le aporte todo lo que pude en mi para que triunfara.
Así comenzó nuestra visita con los clientes, yo solía hacerla de acompañante de la directora de finanzas de Cerberus, Inc; y yo su pobre y regordete asistente. Era una situación perfecta dada que yo era realmente quien conocía todo y Kandy era nada más que una fachada bonita con un fondo vacío. No era una tarea fácil, tortuosas horas de esperas con gerentes de alto nivel eran nuestro pan de cada día y durante los cuales dibujé cientos de veces a Kandy, le hice un personaje de caricatura e incluso le comencé a poner una historia. Tal como en los cómics de El héroe de las leyendas.
Kandy a veces no ponía mucha atención, otras se miraban emocionadísima, pero al final no lograba nada más que sostener sus manos un par de veces y que todos los días mis sacos y camisas quedaran perfumados de ella, algo que me maravillaba.
Con el dinero que nos entregaron compre mi primer auto, un compacto con asientos de piel y un color rojo flamante que conquistaría a cualquiera; incluso la primera vez que Kandy se subió en él me miró con cierta coquetería e incluso me hizo una pequeña broma de que ya era hora de que hubiera algo moderno en mi vida.
Llegamos a la primer meta, obtener el financiamiento falso de diez clientes que apenas rozaban en los primeros cien millones de Miralios, pero que ya eran un inicio y facilitaban la cartera de clientes más.
El jefe nos llevaría a uno de los mejores restaurantes de la ciudad para celebrar y como cortesía me bañaría en champagne caro para después burlarse de mí. El plan era magnifico, más sencillo de lo que imaginaría, todo iba viento en popa, Kandy ya era una experta en que decir y como seducir mientras explicaba y yo era el perfecto segundón proyectando o presentando gráficas que estaban fuera de toda realidad. Sin embargo, el pasar tanto tiempo Kandy y yo había comenzado a hacer aquello que no deseaba en lo más profundo de mi ser. Enamorarme de ella
Kandy tenía una misión y yo la sabía desde un principio con toda certeza, sabía que tarde o temprano la blusa de Kandy terminaría en el piso o en la cama de alguno de esos ricos que visitábamos y que quisiera o no tenía que soportar los cumplidos y coquetería de los hombres a ella, incluso las veces en que descaradamente me corrían de la oficina para quedarse a solas con ella y después tener que esperarla para después tener que llevármela en su mayoría de veces con un aliento alcohólico y la ropa desacomodada.
Kandy nunca me contaba sobre lo que hacía con los clientes, era muy discreta sin embargo solía ser simpática conmigo, solía contarme sobre su abuela, sobre cómo había sido de pequeña, sobre lo que le gustaba y no le gustaba e incluso bromear. Kandy había entablado una amistad tan profunda conmigo que no se había dado cuenta el momento en el que yo ya era uno de esos clientes más, solo que yo no estaba en esa lista de extorsión, a mi jamás me besaría la boca por error ni se acurrucaría en mi pecho y eso, comenzó a volverse en una tortura para mí.
Para diciembre nuestro esquema estaba casi en un veinticinco por ciento completado y teníamos el suficiente dinero para dar la vuelta al mundo en un avión. La empresa cambió muchos de sus muebles para parecer más ostentosa e incluso contrato personal que no hacía prácticamente nada con tal de que pareciera abundante. Supongo que en el fondo todos sabían que no era real lo que sucedía, pero cobrar un cheque una semana más para muchos era vital y si auto engañarse era necesario lo harían con tal de llevar un billete a casa.
El 13 de diciembre nuestro jefe organizó la fiesta de final de año de la empresa, había desbordado en lujos rentando por completo el hotel más lujoso de la zona más exclusiva de la ciudad llamado La piedad ofreciendo banquetes de alta cocina y presentando artistas de gran renombre.
Recuerdo que a medio día nos citó a ambos en su oficina y tras cerrar la puerta con llave se sentó frente a nosotros y nos dio un falso discurso de como los tres estábamos haciéndolo increíble y que lo mejor estaría por venir y tras hablar por casi una hora se dirigió a los cajones de su amplio escritorio y sacó dos cajas que se miraban finamente adornadas, eran grandes y por el esfuerzo puesto por el hombre era seguro que contenían algo pesado.
Desde un inicio entendí que era dinero, pero para cuando nos entregó a cada uno la caja ambos perdimos el habla. Dentro de la caja había una serie de estuches plásticos, cada uno conteniendo nada más y menos que un Miralio de oro, la moneda más cara que existiera en nuestro país, monedas que solo la élite tendría pue estaban grabados con un número de serie especial y un registro que aseguraba que el oro era de veinticuatro quilates con la mayor pureza que se pudiera alcanzar.
Treinta Miralios de oro, era un sueño, era algo que tan solo mirarlo me hacía sentir extraño e incómodo.
Raziel nos miró con fastidio al notar nuestra incredulidad y dijo —¿Qué? Tanto por un puñado de monedas, seguro ni Judas se emocionaría tanto al recibir las monedas cuando vendió a Jesús. Ahora háganme un favor y vayan a comprarse algo especial, el evento de hoy es algo más que una fiesta, tienen una misión ambos.
Tú, mi queridísima Kandy, tienes que atraer al pez más gordo que hayamos imaginado, uno del gobierno, necesitamos protección y si lo logramos estaremos mil pasos delante de lo que jamás hayamos estado, pero tienes que ser astuta…Este hombre es diferente, lee las mentiras con tan solo dar un paso así que deberás de ser sutil como la seda. Su familia lleva generaciones en la política así que intentarlo seducir pensará que es alguna sucia jugarreta de sus opositores, además, seguramente llevará a su esposa y sus hijos, pero bueno, eso ya no debería de ser un problema para ti.
En cuanto a ti mi rechoncho y grasoso amigo, tengo algo por igual interesante, hay alguien que está haciendo operaciones financieras bajo un montaje bastante elaborado, va a estar ahí en la fiesta, a decir verdad no conozco su nombre, pero supongo que sabrás distinguirlo. Ve a tratar de descubrir algo de sus negocios y si podemos aliarnos o hacernos con su dinero y luego desaparecerlo sería mejor, no lo sé, al igual piénsalo.
Ahora vayan y vístanse con lo más elegante que encuentren en la ciudad, no divaguen en precios, si les hace falta más pasen a contabilidad aunque supongo que no son tan estúpidos para ya haber gastado todo lo que les di ¿cierto?-
Ambos no parábamos de mirar las monedas y apenas concentrándome lo suficiente para mantener los pies en la tierra y no tirarnos a la locura en nuestra imaginaria vida millonaria salimos de la oficina y con toda la prisa del mundo nos dirigimos a mi auto y tras guardar en el maletero las monedas ambos nos abrazamos y reímos durante algunos minutos mientras Kandy no paraba de gritar mi nombre llena de júbilo. ¿Era obra mía esto? ¿Merecía el mérito que me estaba dando Kandy?
No lo sé, no iba a decir nada, estaba demasiado embriagado por el aroma de su perfume y la sensación de su cabello sobre mi rostro como para poder si quiera decir algo.
Una vez nuestros corazones dejaron de explotar en emociones jamás conocidas ambos subimos a mi auto y tan solo mirándola le dije
—¿A casa? –
-Si, mi amor-
Un dolor punzante, como nunca había sentido en el pecho, el de Kandy mencionando una palabra de amor directa a mí.
Afirmé y comencé a conducir, durante el trayecto ambos estábamos en silencio. Ni si quiera encendí la radio del auto, necesitábamos tiempo para meditar, estábamos entre el trabajo más importante de la vida y la felicidad que nunca habíamos tenido, ahora ya no había marcha atrás; éramos cómplices de un hombre ambicioso y al mismo tiempo éramos dos delincuentes próximos a escalar a un nivel de riqueza del que seguramente no descenderíamos nunca jamás, ni si quiera sabíamos con quienes nos encontraríamos en la fiesta más tarde, tal vez gente que en la vida pensaríamos conocer.
Finalmente deje a Kandy en aquella vieja y desvencijada casa. Descendí para sacar el tesoro correspondiente a ella y cuando iba camino al auto Kandy es que me llama:
—¡Josh!-
-¿Qué pasa? ¿Quieres que pase por ti más tarde para que lleguemos juntos?-
—Ay no hables ahorita de trabajo tonto, ven pasa…-
“¿Qué?”
Eso fue lo único que mi cabeza pensó. ¿Pasar a la casa de Kandy? ¿Estaría sola? ¿Haríamos algo? No estaba preparado, me quede inmóvil ante tal propuesta.
—Pff…¿Te voy a tener que arrastrar o que? Apurate…- rezonga Kandy mientras chasqueaba sus dedos.
-Si…Ya voy- Respondí llevando mi mano a mi cabeza en señal de vergüenza.
La casa de Kandy, tenía un peculiar aroma, como a queso añejado. No sé por qué, la puerta principal de madera nos conducía directo a una cocineta vieja pintada de un amarillo que se notaba hacía años necesitaba una nueva vida. A un lado una mesa mediana redonda de madera con varias sillas y más al fondo un par de sofás que a simple vista se veían más que usados y rasgados o raspados en algunas partes y al frente un pequeño televisor.
—¿Abuela? ¿Estás aquí? Pasa, siéntate- Dice Kandy confiada
Afirmo y con pasos lentos y temerosos hasta la mesa de madera y con cuidado tomo una de las sillas para poder sentarme y miro los alrededores. En verdad vivía en la pobreza, no había decorativos en los muros, solo un par de fotografías viejas.
Pero no había ni un mueble más, no había un tapete, ni un reloj si quiera que pudiera ayudar a dar la noción del tiempo. Me pregunto cómo sería la vida de Kandy antes de que todo esto sucediera.
Kandy repite un par de veces la pregunta, pero no recibe respuesta y suspirando se dirige a la cocineta de donde toma de un pequeño anaquel dos vasos de plástico que se ven bastante gastados y vierte un poco de agua en ellos para llevarlos a la mesa.
—Seguro que salió al mercado o algunas cosas así, mi abuela tiene unas costumbres muy raras-
-Si, supongo…la mía también. Por cierto, gracias-
-¿De qué hablas?-
-El vaso…con agua-
-Ay pues si el agua es algo a lo que todos deberíamos tener derecho…-
¿Kandy siendo amable? Eso era algo nuevo entre su comportamiento tan desenfrenado e impredecible. Yo tan solo asentí y miraba al piso tratando de no parecer fisgón ante la pobreza de su casa.
—Si me perdonas cariño, pero me voy a quitar estos zapatos, me están matando…Pero son tan hermosos míralos…Que más da si me dan un millón de callos, andar en ellos es un sueño.
Mire los pies de Kandy un instante, pequeños, algo maltratados por los zapatos de tacón, tenían el mismo color moreno de su piel, algo curioso y a la vez un tanto hermoso y no era que tuviera un fetiche con los pies sin embargo los pies de Kandy eran lindos por naturaleza, tenía unas uñas pequeñas y bien cuidadas, un tamaño justo para masajearlos e incluso no muy delgaduchos para que se marcaran los huesos de sus dedos.
-¿Y bien…?- Dije intentando tratar de no parecer un fetichista
—Pues nada, que pensaba invitarte a comer pero parece que será otra ocasión, yo no sé cocinar y tenía la esperanza de que mi abuela ya tuviera algo cocinado pero ni modo.
-Deberías guardar bien esas monedas Kandy, si alguien las ve o las andas presumiendo por allí podrías meterte en problemas en verdad no sé en que estaba pensando el señor Raziel con entregarnos esto-
—No me sermonees sabelotodo, claro que sé que debo de guardarlas…-
Justo en ese instante el rechinido de su puerta se escucha y miro la silueta de la abuela de Kandy.
Una mujer de un metro cincuenta o un poco menos, de piel blanca y ligeramente amarillenta, con bastantes pecas en el rostro, unos ojos pequeños cubiertos por unos anteojos y un cabello largo blanco que terminaba en una coleta.
—Ya vine hija…- Dice la mujer con una voz aguda y normal para una persona de su edad
Al instante observo que trae varias bolsas en las manos y que se observa fatigada y levantándome con rapidez me acerco para tomarlas de sus manos a lo cual la mujer sonríe y tomándome del brazo me dice
—¿Y tú quién eres buen muchacho? No veía tanta caballerosidad desde hacía muchos novios de Kandy-
¿Muchos novios? Eso no era algo que quería escuchar, pero procure comportarme a la altura tal como me había enseñado mi abuela y llevándola del brazo la acompañe hasta la mesa y le pregunte donde dejar las bolsas que traía y ella gentilmente me señalo un pequeño espacio que había a un lado de la nevera.
—Ah… mira abuela él es Joshua…¿Te he contado de él no?- Dice Kandy mientras yo con cierto atrevimiento vierto un poco de agua en uno de los vasos de plástico que tenían y lo entrego a la abuela de Kandy quien me ofrece una arrugada sonrisa.
Si…creo que si recuerdo. Mucho gusto-
—El placer es todo mío señora. Kandy me ha platicado muchas cosas de usted, como la crio por si sola, me parece admirable. Sabe yo también crecí con mi abuela, en un pequeño pueblo en la provincia-
La abuela de Kandy me mira un instante y después lleva el vaso a su boca para beber.
—¿Y a qué se debe el honor de que lo traigas a nuestra casa Kandy?- Dice su abuela mientras la mira fijamente tratando de desentrañar sus planes.
—Ah pues…quería presentarte a mi novio. A partir de hoy me pidió que fuera su novia…y pues quería que lo conocieras y comiéramos juntos, más al rato habrá un evento importante del trabajo en La Piedad, así que posiblemente no llegue a casa hoy-
Al oír estas palabras de inmediato me sobresalto, no solo por lo que acababa de decir Kandy si no por que la mujer podría enfadarse al pensar que se quedaría conmigo
—¡ Eh…Desde luego…no conmigo señora!¡Yo soy un caballero y…y… estamos llevando las cosas muy muy despacio! Que sepa que su nieta está en buenas manos- Dije mientras intentaba disimular como me temblaban las manos.
La mujer suelta una carcajada que hace que se ahogue un poco y termine tosiendo y tras aclarar su voz me dice sonriente
—Tranquilo, yo sé que mi Kandy ya no es una niña…Si duerme con un hombre es porque está en edad de dormir con un hombre. Por otra parte, espero que sepas en lo que te estás metiendo muchacho…Conozco a Kandy y preferiría que llevaras la relación con calma…Por tu propio bien-
Kandy enfadada interrumpe -¡Abuela! ¿¡Que insinúas?!-
La abuela solo comienza a reír un poco más y con una sonrisa un tanto sínica dice —Tranquila bomboncito, ya sabes que estoy jugando. Ahora si me permites, voy a cocinar pues ya es muy tarde…¿Hay algo en especial que no comas…Me puedes repetir tu nombre?
—Joshua señora, pero no se preocupe, como cualquier verdura y carne e incluso vísceras, mi abuela me enseño que la comida es sagrada y no debe desperdiciarse sea lo que sea. Me gustaría ayudarle si es que no le molesta-
-Oh descuida, no…Porque no mejor…van a su habitación de Kandy y charlan un poco a solas, siendo su primer día de novios tendrán muchas emociones…No quisiera interrumpir un día tan agradable para los dos, si Kandy te ha invitado aquí es por algo-
Estaba estupefacto ante la respuesta de su abuela. La mía por el contrario jamás habría permitido que un hombre y una mujer estuviesen solos en una habitación sin tener una relación marital pero supongo que eran los cambios entre provincia y ciudad.
Kandy se levantó y recogiendo con cuidado sus zapatos camina hacia el pasillo que llevaba a unas escaleras sin barandal ni acabados por las cuales me invita a subir.
Lo que seguía eran dos habitaciones a la derecha y un largo ventanal que daba a la calle, vaya que era una casa muy pequeña. De inmediato intuí que una habitación pertenecía a cada una, y Kandy abriendo la segunda puerta, me permite entrar a lo más íntimo de su mundo.
Color rosa pastel, era lo que había de techo a piso, dos enormes y viejos espejos en los cuales habían pegadas algunas fotografías instantáneas de Kandy con algunas otras chicas y chicos, una larga y despintada cómoda sobre la que había toda clase de cosméticos, perfumes y accesorios que seguro Kandy nunca pone en orden.
Su cama, una vieja cama la cual tenía varios barrotes en las esquinas de las cuales colgaban algunas bolsas y varios objetos que no lograba identificar bien.
Kandy se tumba de inmediato sobre la cama y yo con cuidado doy cada paso para recargarme apenas un poco sobre la cómoda.
—Pff estoy muerta Josh…No quiero ir a esa fiesta, sabrá Dios hasta que hora irá a terminar-
¿Ni si quiera estaba inmutada tras lo que acababa de decirle a su abuela? No entendía nada, me sentía perdido y angustiado, mi pecho reventaba por dentro queriendo lanzarme a sus brazos y besarla tanto como había anhelado desde hacía algunos días pero sin embargo estaba ahí parado recargado y tras varios minutos de silencio decido que no puedo aguantarlo.
—¿Qué fue eso de hace un momento Kandy? ¿Cómo que soy tu novio? ¿Por qué le dijiste eso a tu abuela? –
-Ay solo fue para que no pensara mal de por que estábamos ahí solos…Mi abuela no le gusta que meta a cualquier persona a la casa además… ¿No quieres serlo? – Tras decir esto levanta la ceja derecha
—A ver, espera un momento Kandy, No es como que me estés preguntando si me gusta el arroz con guisantes, estas hablando de una relación sentimental, no puedes tomar algo así tan a la ligera.
-Ay Josh ya te dije que no pienses tanto…Mira detrás de ti, hay como…cien hombres esperando una oportunidad conmigo ¿Cuándo crees que se va a repetir este momento? ¿Por qué no simplemente disfrutas del momento? Me caes bien, eres atento, eres inteligente, ¿Por qué no quieres serlo? –
En ese momento recordé mi primera plática con nuestro jefe, una de sus reglas más estrictas y recalcadas fue. NO TE ENAMORES DE ELLA.
—No se…Mira te voy a ser honesto el jefe me pidió que no tuviéramos una relación sentimental tu y yo o me iría mal…así que no se, te soy sincero, si me da bastante miedo-
-¡Ay! no sabía que le ibas a ir pedir permiso a ese hijo de puta para tener novia ¿También es tu papá? ¿Te da tu mesada y salen a pescar los domingos? – Dijo Kandy molesta
-No seas sarcástica Kandy. Es solo que si me parece importante…Además…Bueno no se… ¿Por qué yo? Digo se lo que soy, no tengo mucho que ofrecer físicamente, ya conoces que tengo dinero y pues…no se…no hay mucho más-
Kandy se sienta en la cama y señalando con el dedo me pide sentarme a su lado lo cual obedezco. Su colchón se siente viejo pues los resortes de este rechinan con el solo posar mi trasero sobre este.
-Mira que no puedo creer que esté haciendo esto por primera vez en la vida.
¡Qué más da Josh! Tu estas soltero hasta donde sé. Yo estoy soltera. Estamos juntos en algo que nos va a llevar a algo que en algún momento se tornará peligroso…¿Por qué no cuidarnos las espaldas? Podría jurar que eres el único hombre que no me va a traicionar.
Los ojos de Kandy se miraban sinceros y yo sentía que iba a desmayarme en cualquier momento, mi corazón latía más fuerte de lo que debería anatómicamente. Yo tan solo sujeté la mano izquierda de Kandy y aguantando el llanto respondí
-Si. Obvio si quiero serlo-
Kandy me abrazó llena de emoción y beso mis labios varias veces y luego se quedó recargada sobre mi hombro derecho.
—Es que eres especial Josh…Me trataste como nadie me trato nunca…como mujer, me diste un lugar que nadie me había dado. ¿Sabes cuando me di cuenta que eras especial? –
-No…no lo sé- Respondí con una voz baja mientras acariciaba su cabello y su espalda.
—Cuando me dibujaste, vi tu esmero en cada trazo, cada línea, nunca nadie había hecho que me diera cuenta de quien soy, de la persona que realmente soy…Por eso te elegí a ti.
¡Aja!
-Ahí te engancho la araña, te llevo hasta su nido y te empezó a enredar en su telaraña para ver cuando te cortaba la cabeza- Dice Johnny un tanto molesto-
—No seas idiota te estoy contando algo que para mí fue muy especial…-
-No, idiota tu, porque con solo menearte el dedito fuiste corriendo al matadero Joshua, eres un tonto, quiero que me respondas algo ahora mismo-
-¿Qué?- Respondí mientras miraba la zona industrial a la cercanía y comenzaba a tomar la desviación que nos llevaría a nuestro pueblo natal.
-Te engaño. ¿Cierto? Y no una, muchas veces…Y no quiero que titubees. Responde en este instante. Si o no-
Volví a sentir esa punzada en el corazón que sentí cuando Kandy me dijo aquellas palabras en su habitación, en mi mente paso todo, rememore cada momento cada sonrisa y cada lágrima, cada uno de los sucesos que había tenido junto a Kandy eran una bomba de sentimientos positivos y negativos, como una mezcla de blanco y negro agitada de forma violenta.
Una lagrima escurrió por mi ojo y mientras soportaba el nudo en mi garganta respondí.
-Si…Muchas-
Johnny acercó su mano a mi rápidamente y limpiando la lágrima que corría por mi mejilla me respondió
—Pues es que era obvio tonto…¿Por qué aceptaste un trato así? Si sabías que eso no era más que una mentira, ¿Por qué? Eres inteligente Joshua…Ay tonto…No la tenías que haber matado, pudiste haber pedido ayuda, te hubiera ayudado, te hubieras podido ir con todo ese dinero al fin del mundo, contratarte mil putas mejores ¿Por qué la mataste? No entiendo Joshua… –
El camino se hacía más estrecho y polvoso mientras conducía y una vez estaba seguro estaba dentro de los límites del bosque detuve la camioneta y suspiré antes de confesarle a Johnny parte de lo que era verdad.
-Yo no la mate Johnny…¡Yo no pude ni si quiera ponerle un dedo encima cuando estaba tan lleno de rabia después de tantos engaños! ¡Yo no podía ni siquiera tocarle el cabello sin antes pedirle permiso! ¡¿Crees que la habría matado de esa manera si tenía todos esos sentimientos dentro?! ¡Ella para mí era la única! –
Johnny me miro con seriedad y descendió de la camioneta mientras estiraba las piernas y peinaba un poco su cabello. Yo hice lo mismo por igual. la sensación que tenía ahora dentro era peor que la de un millón de balas atravesando mi cuerpo. Había faltado a mi promesa, había jurado que no iba a decir la verdad y la había dicho, ahora todo entre Kandy y yo estaba roto y si es que estuviera ella mirándome seguramente se sentiría tan decepcionada de mí como seguramente lo está mi abuela ahora que seguro ya se enteró me están buscando por cielo mar y tierra.
-Joshua. Escúchame amigo, quiero que me mires a los ojos y que jures por lo que más quieras y ames, sea tu abuela, tus padres, tu amistad conmigo, o el amor a Kandy.
Quiero que repitas lo que acabas de decir, quiero que no apartes tu mirada de mí y si vas a llorar o a gritar lo hagas mirándome ¿Entendiste?-
Infle el pecho, iba a castigarme una vez más, tendría que revelarlo, pero ya no aguantaba más, esto era un infierno del que quería salir a toda velocidad.
-Yo. No. Mate. A. Kandy. Frenezeco-
Joshua lanzó el más fuerte y certero puñetazo a mi nariz haciéndome caer de inmediato y yo tan solo me solté a llorar, ni si quiera limpié la sangre que escurría por mi nariz, por fin soltaba las primeras lágrimas de verdad, algo que no había tenido desde hacía mucho tiempo oportunidad de hacer.
Johnny me dio la espalda, sabía que había dicho la verdad y que lo que estaba debajo de todo esto no era más que una capa más densa y asquerosa de la que ya había colocado yo diciendo tantas mentiras. Pensé que Johnny me diría algo, que me reprendería o que al menos intentaría empatizar un poco mi pena pero en vez de eso solo guardo silencio y tras varios minutos me dijo con la voz más grave que jamás escuché en él.
—Vamos al pueblo…Ya no queda mucho tiempo…Te van a seguir el rastro, seguro que saben que te dirigirás ahí, si quieres despedirte de tu abuela al menos asegúrate de estar a tiempo-
-Lo siento Johnny, discúlpame-
Johnny giro violentamente y me empujo varias veces diciendo
—¿¡Disculpame?! ¿¡Disculpame?! ¡Una disculpa le pides a alguien cuando le picas un ojo sin querer! ¡No cuando te vuelves un multihomicida, mentiroso y estafador…Desconozco a la persona que tengo aquí enfrente…Veo el cuerpo de mi mejor amigo, pero él no está aquí, no se desde cuando está muerto por dentro, no sé si lo mato una perra abusiva, no sé si lo mataron los lujos…
Sea como sea mi mejor amigo esta muerto…
Y no hay nada que hacer para remediarlo, voy a seguir siendo tu abogado hasta el último día, eso es una promesa que le hice a Joshua Savinto el día que me gradué de la universidad…Es una pena que ya no esté él para que admire que cumplí esa promesa; pero al menos… Voy a defender, lo poco o nada que queda de él. No sé a quién llamaste pero…Si piensas volver a fugarte no voy a seguirte, no quiero ser parte de tus planes, mi amigo y yo teníamos planes…Pero no voy a hacer planes con este desconocido que tengo enfrente.
Comprendía completamente la postura de Johnny, quizá si estuviera en su lugar ni si quiera hubiera llegado tan lejos, tal vez ni si quiera lo hubiera ayudado pero me alegraba tanto saber que en el fondo él aún me estimaba, aún si me había convertido en un sucio delincuente de lo peor.
Johnny comenzó a caminar y sin mirarme dijo
-voy a mear, deberías hacer lo mismo, el camino es largo y lo sabes-
Tras orinar y finalmente limpiar la sangre de mi nariz me reúno con Johnny quien tiene un gesto de decepción y enojo. Ambos conocíamos esa parte del bosque a la perfección, cualquiera que fuera de nuestro pueblo conocía a la perfección cada rincón del bosque y es que nos habíamos esmerado, era una costumbre si se pudiera llamar pueblerina el conservar el bosque, en mantenerlo lejos de la mano del hombre, el que no muriera ni una hormiga por culpa de un hombre, además nuestro bosque era el bosque más especial del mundo, o al menos para nosotros.
Mientras Johnny y yo avanzábamos en silencio continuaba pensando, podía escuchar los pastos aplastarse y la quietud y la paz de los árboles meciéndose con la armonía del viento.
—¿Y luego?-
-¿Todavía quieres que te cuente más?- Respondo a Johnny mientras espanto un par de mosquitos de mi rostro
—Pues claro pendeja que a mí no me vas a dejar con la duda, primero me metes en un lío de no se cuanta porquería ¿Y no piensas acabar? Osea ya me besaste, me desvestiste, me empinaste y justo cuando me la vas a meter te quieres dar la vuelta e irte. No papasito a mi me cumples-
-No vuelvas a repetir eso Johnny, haces que mi mente figure cosas que pueden dejar daño permanente…Bueno está bien te contaré pero ni un puñetazo más…Que si me dolió-
—Te lo mereces, por bruto…Pero ya cuéntame-
Esa tarde fue especial, comimos vomajo, una receta tradicional de Mirabille que pese a no ser exquisita por estar demasiado condimentada para mi gusto, llenaba bastante bien el estómago y tras comer decidimos que ambos debíamos arreglarnos para nuestra misión de más tarde.
Salí envuelto en la más exquisita sensación, juraba que mis pies flotaban, que mis labios jamás habían tenido un sabor más exquisito, conduje casi como un ciego pues mis ojos no paraban de reflejarme cada imagen de haber estado junto a Kandy, de haberla abrazado, de haber sentido que me quería.
Como no tenía mucha idea de que vestirme opte por utilizar un par de zapatos nuevos que Kandy me había aconsejado solo los usara en fiestas u ocasiones muy formales y fui a comprar un esmoquin, así como un par de mancuernillas de oro para denotar cierto lujo.
Pero mi única misión no era la de comprar aquel esmoquin, ya en el distrito comercial me apresuré a la joyería y como un niño en juguetería miraba emocionado los aparadores de un lado al otro. Quería algo único para ella, quería que fuera algo para siempre. Las empleadas tan solo me miraban extrañadas por mi comportamiento y una vez bajé un poco mi excitación me dirigí a una.
—Quiero algo…Algo…único-
-¿Qué ocasión es? ¿Algún cumpleaños, aniversario? – Respondió la vendedora aún un tanto rehacía.
—hm…es nuestro aniversario- Dije falsamente.
-Felicidades- Dice la mujer fingiendo una sonrisa -¿Qué le gustaría regalar, podría ser un dije, un collar de perlas, algún conjunto de piezas tenemos bastante económicas si gusta-
Yo tan solo la miré y levantando una ceja respondí -¿Acaso le dije algún rango? Muéstreme su dije más fino y la cadena más brillante que posea-
La mujer me miró más extrañada aún, sin embargo tras varios minutos y dudar varias veces la mujer regresa con un estuche grande y pesado y tras abrirlo con recelo me muestra algo como nunca había visto. El terciopelo negro solo hacía que el contenido brillase más casi al punto de parecer como ver un haz de luz.
Dentro había una cadena delgada de lo que suponía era oro blanco, brillaba con una elegancia difícil ya de creer, pero lo que había en el centro era lo realmente impactante a la vista.
Un corazón, tallado con una artesanía de tal excelencia que no tendría ni un solo defecto, aunque le mirase con un microscopio, además de tener uno de los colores más maravillosos que hubiera visto era un color entre purpura y rojizo que al mirarle de distintos ángulos pareciera cambiar mágicamente de color.
Debería haber medido unos ocho centímetros por lo menos, sin embargo la belleza no paraba allí, el corazón estaba encerrado dentro de una especie de entramado hecho por delgadas líneas de oro por todo alrededor en las cuales se habían incrustado pequeños diamantes que titilaban como estrellas.
Al instante quede impactado, sin embargo, el lujo no quedaba allí y estaba acompañado por un anillo que tenía lo que pareciera dos símbolos de infinito en los laterales incrustados en diamantes y en el centro otra vez aquella piedra preciosa. Era magnifico, glorioso, tan solo ver esa joya hacía que mis ojos llorasen de imaginar el cuello y la mano de Kandy con tales lujos.
Mis manos temblantes quisieron acercarse, pero la dama de inmediato me dice
-Lo lamento caballero, pero solo puede tomarlo si está interesado en comprarlo…Y…No me gustaría ser descortés pero la Alejandrita y los diamantes junto con el oro blanco de veinticuatro quilates hacen una combinación un tanto…costosa-
—Como le mencione no vengo por una baratija…¿Cuál es el precio de esto?-
-El precio es de 632,000 dolares-
Eso era el equivalente a casi la mitad de las monedas que me había entregado Raziel por la tarde sin embargo, no me importaba, las daría a cambio de tal hermosura para ella, lo merecía. Decidido respondo a la mujer quien desafiante esperaba una respuesta negativa.
—Necesito que me lo envuelva para regalo. Solo tengo una duda, ¿Aceptarían el pago con Miralios de oro? Cada uno esta certificado y emitido propiamente en este año. –
La mujer me miraba preguntándose seguramente “¿Quién diablos es este tipo?” y la respuesta era sencilla. Era el novio de Kandy.
Tras hacer un par de llamadas me informó que debido a la transacción tan delicada no podría traer los Miralios a la sucursal y que debía darles mi dirección para que al entregar y documentar todo propiamente me entregarían la joya además de un pequeño presente por parte de la empresa.
Era claro y obvio, estaba pagando más de lo que estaba obteniendo, los Miralios de oro ganaban precio conforme pasaran los años y estas joyas estaba seguro no lo harían de la misma manera, seguramente el dueño pensaría que yo era un estúpido por hacer una transacción tan desequilibrada pero yo solo pensaba en las pocas horas que tenía para alistarme y darle este regalo a Kandy.
La joyería “amablemente” me invitó un taxi de regreso a casa tras dejarles mis datos y me aseguraron que en un lapso de no más de cuarenta y cinco minutos estarían en mi casa para hacer el trato.
La llegada a casa apenas me daría tiempo para beber un poco de agua y comenzar a organizar mis ropas cuando ya tocaban la puerta.
Un hombre de quizá cuarenta años, prominente barriga, caucásico, usando unas gafas negras que no permitían mirar ni el más pequeño detalle de sus ojos, detrás de él los clásicos gorilas que con solo ponerle un dedo a su amo te propinarían más dolor del que jamás podrías desear.
-Vengo de la joyería caballero. ¿Nos permite entrar? – Dijo una voz ronca
El trato fue rápido, el hombre estaba claro conocía su negocio, con tan solo observar los Miralios un instante y los documentos que los avalaban los tomo y tras guardarlos en un maletín le pidió a uno de los hombres trajera lo que era mío.
-Aquí esta su pedido caballero, le agradecemos por su compra…Esperemos sea de su agrado nuestro pequeño bono por su compra…Si desea hacer más compras de este estilo, le sugiero pida el número de la joyería, estaremos encantados de hacerle llegar nuestro catálogo para clientes de su categoría.
Tras decir esto, el hombre da la vuelta y salen de mi domicilio, habían envuelto en un fino listón de seda la caja que me había mostrado la señorita y otra caja con un moño de color dorado y una pequeña etiqueta que tenía mi nombre.
Decido abrir con desgane la caja para encontrarme con un reloj. Era un Rolex de oro. Como sea no era de mi interés, estaba seguro no valdría tanto como el regalo de Kandy.
Me duché y arreglé con tanto esmero como pude, decidí usar el reloj por mera prepotencia, era rico por un día, tenía la ropa más elegante que jamás creí tener y en mis manos el regalo más imponente que Kandy podría recibir de quien fuera, estaba seguro que esto sería algo para que no me olvidara nunca.
Tomé mi auto y comencé a conducir lentamente mientras encendía un cigarrillo y le permitía extinguir el aroma de mi colonia intercambiándolo por el del tabaco quemado. En un semáforo tuve la suerte de encontrar con un vendedor de rosas y le compré un ramo como toque final.
Baje del auto y tome el ramo de flores así como el regalo y con firmeza golpeé la puerta tres veces.
El característico sonido de los tacones de Kandy comienzan a escucharse y tras escuchar como se despide de su abuela, abrió la puerta.
Oculto mi rostro tras las rosas y Kandy tan solo ríe un poco diciendo
-¿Qué apuesto galán está detrás de esas rosas?-
—Lo lamentamos no hay ningún galán. Pero nos permitimos presentarnos somos las rosas para Kandy. – Digo con un tono agudo y ridículo.
-Eres un bobo Joshua- Dice Kandy mientras empuja hacia abajo las rosas revelando mi rostro-
-Hola…-Respondo apenas conteniendo mi emoción.
Kandy vestía un mediano vestido estrecho hecho con algunas lentejuelas y alguna tela satinada de color rojo que pronunciaba las curvas de los atributos de mi nueva novia. Unas zapatillas rojas de un tacón sumamente alto y en sus hombros un abrigo de alguna piel costosa de color blanco.
Su cabello se había alaciado haciéndola ver tan distinta como nunca. Los ojos hermosos y brillantes debajo de ese delineado y las pestañas finamente rizadas.
Justo antes de que pierda la cabeza ante la hermosura de Kandy tengo un plan.
-Kandy…Tienes algo en tu ojo, acércate espera-
Kandy entra en pánico y comienza a mirar dentro de su pequeño bolso negro con una cadena dorada y le impido hacerlo extendiendo las rosas sobre el bolso y le respondo
-Insisto, déjame ayudarte-
Kandy refunfuña y acercándose cierra los ojos y me dice -¿Qué tengo? ¿Son las pestañas? ¿Es el delineador? Traes las manos sucias Joshua, no sabes…Espera tengo que ir adentro-
Callando su boca con un pequeño beso le murmuro -Solo espera, confía en mí y cierra los ojos, ya termino-
Decido colocar con una destreza difícil de creer el collar en el cuello de Kandy y lo veo caer con naturalidad muy cerca de sus morenos senos. Es increíble, toco apenas su ojo izquierdo algo para que sea creíble mi mentira y Kandy al abrir los ojos me responde
—¿Qué me hiciste? No es gracioso tonto-
-Lo siento tenías algo, pero si gustas revisa con tu espejo para que observes que te ves perfecta-
Kandy abre el bolso y saca un pequeño estuche de maquillaje con un espejo redondo y apenas unos instantes después de mirar sus ojos nota el collar y abre los ojos exhalando un ligero quejido.
-Dios…-
-No… Solo soy Joshua, aunque puedes llamarme como quieras hoy- Respondo mientras ella me da un pequeño empujón y responde
-Cállate irrespetuoso…Esta hermoso…increíble…No puedo creerlo Josh…-
Ahora solo faltaba el anillo y vuelvo a jugar con ella.
-Quedo un poco chueco sostén las rosas un instante por favor- y Kandy aún sorprendida solo extiende sus manos y yo con facilidad lo inserto en su dedo anular. Era la medida perfecta y el momento perfecto.
-No Josh….Que…¿Por qué?—Dios…no—Que….-
Juraría que Kandy estaba al borde del desmayo de no ser porque la tomo por la mano derecha y la llevo hasta el auto donde no sabe dónde centrar su mirada si en el masivo anillo o en el precioso collar que portaba.
Comencé a conducir y Kandy se lanza a mí besándome apasionadamente mientras que yo pierdo un poco el control del auto ganándome el reclamo de los autos aledaños y moviendo la cara para no estrellarme respondo
-¡Espera! Esto es… Peligroso-
-Es que mi amor…Esto es …Dios… Joshua. Te amo-
Así tendríamos un camino en el cual Kandy no hizo nada tan solo admirar sus regalos, estaba de acuerdo con eso, no podía pedir más que la felicidad de la mujer que amaba, por primera vez lo tenía todo, ya era todo un ganador.
Llegar al hotel era sencillo, La Piedad había sido diseñada a manera de no perderse y tras la recepción de un hombre nos indica el salón donde se celebra la fiesta y Kandy y yo entramos.
El hotel como ya era de imaginarse no reparaba en lujos, cada mueble, cada alfombra y muro reflejaba que era un hotel para una clase de elite y no para cualquiera como lo éramos nosotros, nosotros eramos lobos disfrazados en piel de ovejas.
Al llegar al salón de fiestas, no fue de sorprenderme que el señor Raziel este en la puerta recibiendo a cada invitado y al mirarnos sonríe con alegría.
El salón era lo bastante grande como para alojar unas ochocientas personas por lo menos y uno de los muros estaba hecho de cristales de piso a techo que daban a un jardín con algunos pavo reales y una enorme fuente.
La música clásica ya se escuchaba fuertemente interpretada por varios violines y un piano y mientras yo miraba todo lo que ocurría Raziel chasquea los dedos hacia a mí
-Hey marrano, no te traje a disfrutar, hay que trabajar…Te introduciré con unos cuantos amigos y contactos…de ahí es cuestión tuya descifrar quien es tu objetivo.
No es una persona normal, no es una persona como yo o como mis invitados, es alguien como tú, común. No me defraudes…
Asentí con desgano mientras Raziel sujeta del brazo a Kandy y tras mirarla de pies a cabeza se relame los labios de manera asquerosa.
—Kandy mi amor, te ves espectacular, por cierto, finas joyas elegiste para la ocasión. Te presentaré ante un par de secretarios de gobierno que están aquí, al que salude estrechando su brazo con mis dos manos es tu objetivo. Trajo a su familia…Quiero ver tu magia.
Les aconsejo que se mezclen un rato y después se separen, se verá sospechoso si ambos llegan juntos y se separan de inmediato, además así podrán estar alertas de lo que hace cada uno. La fiesta termina hasta las cinco de la madrugada, para ese entonces quizá la mitad de las personas se habrán ido y eso implica a ustedes también. Ni se les ocurra quedarse en el hotel, lo he reservado para muchas personalidades y no quiero que anden merodeando por aquí ¿Dudas?-
Ambos mantenemos silencio. Nuestro amor había desaparecido un momento por las frías ordenes de Raziel quien camina hacia adentro y nos mezclamos entre el mar de gente.
No había cometido el error en traer las ropas más finas, lo que veía aquí era un desfile de modas quizá como los de Paris o de Hollywood, la gente vestía cosas que incluso parecían del futuro, algo irreal, mi primer contacto con el mundo de la alta alcurnia era este y no podía creerlo.
—¿Estas bien? – Dice Kandy quien me mira un instante y acomoda el moño de mi esmoquin.
-Si…Creo-
-No les tengas miedo, no son más que un montón de gente, mira, tienes que verlo de esta forma…Tiene lo mismo que tú, dos brazos, dos piernas, una cabeza y un montón de trapos encima. Después de eso hacen exacto lo mismo que tú, comen y cagan exactamente igual que tú, así que ten seguridad ¿ok? Tenemos mucho que hacer mi amor, además si lo haces bien te prometo un regalito ¿si? –
Tan solo asiento y camino mezclándonos hasta encontrar una mesa vacía y ambos nos sentamos. De inmediato un mesero nos ofrece dos copas rebosantes de champagne y comenzamos a beberlas.
Durante unos veinte minutos Kandy y yo estaríamos en la mesa conversando y criticando algunos de los estrafalarios vestidos de algunas mujeres hasta que finalmente Raziel llega a con nosotros y sujetándonos por el hombro nos indica que es momento de comenzar nuestra delicada operación.
Me levanto junto con Kandy y esquivando los cientos de caras desconocidas terminamos entre un grupo de hombres bien vestidos y que charlan con bastante comodidad dejando escapar carcajadas casi cada par de segundos al momento que Raziel con seguridad nos une a ellos.
—Señores, un placer que estén degustando de esta fiesta. Estaba pensada especialmente para ustedes. Permítanme presentarles a dos de mis más fieles compañeros de trabajos, no sé qué haría sin este par. Son unas máquinas.
-Ella es Kandy Frenezeco y Joshua…eh….Joshua…-
El maldito ni si quiera recordaba mi apellido, pero eso era lo de menos, podía sentir la mirada condescendiente de todos, nos miraban como si fuéramos extraterrestres o alienígenas, ajenos a su círculo.
Raziel presenta al secretario de salud, al gobernador del banco de Mirabille, al vicepresidente de Mirabille y finalmente al objetivo. El secretario de finanzas de Mirabille quien es a quien saluda tal como indicó. Jose Liberiganto.
Claro que lo había visto en la televisión alguna vez, tenía fama de escalar peldaños rápidamente en la política, hacía no mucho había sido premiado por su desempeño que había puesto en el proyecto de La Piedad y en otros asuntos referentes a la economía del país. Para mí no era más que otra rata política sin embargo prefiero prestar atención a lo que sucede ahora y no divagar en mi mente.
—Vaya, no es muy común que nos presentes a la clase trabajadora en este tipo de reuniones…Algo tendrán de especial ¿eh Raziel?— Responde José Liberiganto desprestigiando totalmente nuestra presencia y tras beber un poco de su copa añade. —Pero bueno ya que estamos con las presentaciones déjame presentarte a mi esposa y a mis hijos-
El secretario da la vuelta un instante y levantando la mano es que avisa a algunas personas y vuelve a nosotros.
—¿Y que hay de especial en ustedes? Deléitenos, miren que la clase política somos un tanto aburridos ¿o no? Todos somos iguales-
Tras decir esto todos sueltan una fingida carcajada y algunos fuman del puro exhalando el aire directo a nosotros de forma ofensiva.
Kandy sonríe y acomodando un instante su cabello responde -Ay no pues si también somos aburridos como ustedes, ya saben, escritorios y teléfonos todo el día- Y tras decir esto ríe un instante, Kandy había sido astuta y había dejado claro que no la iban a intimidar un par de puestos del gobierno.
-Pues básicamente somos los que corregimos las tonterías y resbalones del señor Raziel ¿no es así, querido jefe – Añade y mira a Raziel quien finge sonreír y decido que es momento de no quedarme atrás.
—Eh…nosotros, estamos en un sector bastante importante de la empresa, estamos en el área de planeación financiera y expansión, como sabrán la tecnología es bastante importante en estos años.
Usted señor secretario de finanzas, sabrá tanto del tema, que en un futuro no muy lejano la internet y la tecnología serán parte fundamental de la vida de todos nosotros. Leí un artículo hace no mucho en un periódico sobre su planeación a largo plazo de La Piedad, toda una obra magnífica de infraestructura y tecnología, contar con su propio sistema eléctrico, red de información y de recursos es algo que no se ven en cualquier lado… Nosotros somos hormigas, nos gusta colocar la pequeña piedra en lo que ustedes colocan los bloques. Nos encantaría algún día participar en algún proyecto del gobierno, en Cerberus Inc, tenemos diferentes ramos que podrían interesarle-
La familia del secretario finalmente llega, una mujer delgada y de piel clara, viste un brillante vestido de color plateado y unas zapatillas de tacón corto. A su lado la acompañan una señorita que debe ser de mi edad o un poco menor, ella contrario a lo pensado viste unas gruesas botas industriales, un pantalón flojo de color negro y una larga chaqueta cazadora de color purpura. Su cabello largo sin peinar y la mirada floja es lo que nos reciben, seguro es la hija rebelde típica de una familia rica que no encaja. Finalmente, un adorable pequeño de apenas unos tres años vistiendo un pequeño esmoquin es quien sujeta la mano de su madre.
-Oh…Miren aquí están. Mi tesoro más preciado. Permítanme presentarles algunos de ustedes ya conocen a mi familia, pero para nuestros anfitriones tan especiales quiero corresponderles por tan magnifico evento.
Mi querida esposa; María de Liberiganto- Tras decir esto le da un pequeño beso en los labios que me parece de lo más falso y tras sonreírle haciéndonos creer que la ama desproporcionadamente prosigue.
-Mi hija Magdalena, tiene veinticinco años, disculparán la poca elegancia, pero justo viene de un viaje por las sierras de Centroamérica. Estudió geografía en la universidad más prestigiada de nuestra capital, pero parece que le gusta más el trabajo de campo ¿Cierto cariño? Ahora mismo va regresando de…¿Chi…apas? No se algún lugar recóndito en México, ya saben esos lugares donde ni dios se asoma-
Todos ríen nuevamente y la hija con una voz molesta añade -Chiapas…más específico las zonas indígenas de la selva lacandona, disculparán a mi papá, parece que no estudió geografía muy bien-
El hombre responde con un suave pellizco en la mejilla en señal de reprimenda por el comentario de su hija y prosigue.
—Finalmente nuestra mayor adoración, el pequeño Gabriel, apenas tiene tres años, pero no saben la promesa que es este niño, estoy seguro que años más adelante llegará muy lejos-
El niño tan solo nos mira y agita un par de veces sus manos. Kandy astutamente se acerca al niño y despeinando un poco su rizado cabello le da un beso en la mejilla haciendo que el niño se avergüence y vaya detrás de su madre.
-¿Entonces solo dos hijos secretario?- Dice Kandy mientras saluda al resto de la familia por igual con un beso y un abrazo.
-No, tenemos un hijo más pero ahora mismo tenía un viaje del colegio y le fue imposible asistir a su evento, pero bueno, basta de presentaciones que vamos a aburrir a todos…
Pues vaya equipo que te has montado Raziel, cerebro, cuerpo y juventud…No es de extrañarse que hayas crecido tanto- Dice José quien nos observa de reojo mientras estrecha la mano de Raziel
—Que te digo José, no sé qué haría sin ellos…Son como mi familia, los vine encontrar dentro de mi empresa y pues solo espero que se queden bajo mi ala mientras la vida me alcance.
Kandy y yo respondemos con una sonrisa y un halago lleno de falsedad.
Así trascurrirían cuarenta minutos o más hasta que Raziel me separara del círculo político y me pide lo acompañe al sanitario. Los sanitarios de un lujoso mármol me sorprenden un instante, pero no tengo ni un instante para analizarlos cuando Raziel se acerca a uno de los mingitorios y sin perder un momento comienza a orinar.
-Bueno…Ahora ya conoces al infierno y sus demonios…sobre todo ese secretario de finanzas, te aseguro que para las próximas elecciones se postulará como presidente.
Tenlo en mente, tenemos que hacernos de su interés a como dé lugar tarde o temprano… Como sea deja de holgazanear, estarás por tu cuenta a partir de ahora así que será mejor que hayas aprendido un par de cosas de lo que hizo Kandy, que tu grasosa cara no te va a ayudar a simpatizar con quienes nos reuniremos en un instante-
—Como usted ordene jefe- Respondí con desgane
El hombre se gira tras orinar dejándome ver explícitamente su largo pene mientras lo acomoda y sube su brageta y camina al lavamanos donde yo estoy recargado.
-Pues a trabajar. Y no me mires la verga, marica-
Que fastidio es este hombre, pero prefería no discutir y acabar esto lo más pronto posible. Así avanzamos hasta otro grupo de varios hombres y mujeres en una mesa donde me presentó a los gerentes y dueños de algunas empresas importantes que iban desde el sector industrial hasta el de servicios, sin embargo, aquí me sentía como un pez en el agua, esta era gente distinta a la política, a estos todavía les interesaba el dinero, aún soñaban con ese yate en la playa mientras se recostaban y miraban el atardecer agradeciendo por que no tenían que pensar en el mañana por que ya lo habían logrado todo.
Me desviví hablando del crecimiento de la empresa y de los nuevos proyectos en puerta, nada más que fantasías, pues sabía que no estábamos desarrollando nada, pero eran mis mentiras y nadie más sabría que lo eran, así que podía contarlas con tanta seguridad como si estuviera hablando de lo mucho que sé de El héroe de las leyendas.
Platicaríamos durante bastante tiempo; sin embargo, para mi desgracia a quien buscaba no estaba aquí, lo sabía por qué todos eran estúpidos, todos eran como Raziel. Tenían a alguien ensuciándose las manos por ellos, no sabían de números ni de porcentajes, no conocían ni al mínimo sus empresas y solo se regodeaban hablando de sus principios que fue donde posiblemente supieron algo antes de dejarlo en las manos de alguien que tal como Kandy y yo, se vendieran por unas cuantas monedas.