Hola que tal mis queridos lectores, tenía pendiente compartirles esta última entrega de Kandy sin embargo, quise darle un poco de espacio al relato de más que nada en el mundo y dejar para finales de año una lectura un poquito más larga para que pudieran disfrutarla en sus vacaciones de fin de año.
Desde ahora les deseo muy felices fiestas para quienes celebren la navidad y un excelente inicio de año, sepan que siempre estoy al pendiente de los mensajes que me envían en el instagram y las notificaciones, les tengo un cariño muy especial a todos ustedes, gente de México, Estados unidos, Canadá, España, Argentina, Uruguay, Colombia, Guatemala por mencionar algunos, un millón de gracias, que sepan que sin ustedes, yo no sería nada.
Para inicios del próximo año se vienen más sorpresas en cuanto a mi saga de libros Diario de los ultimos días en la tierra. Así como de Kandy y otros proyectos más que están muy próximos a llegar.
Sin más por el momento, les dejo con esta cuarta entrega de Kandy.
Gracias por todo. Disfruten el viaje
Episodio 4: Amor Ponzi
-Hey despierta…-
-¡Vamos bocinita, despierta!-
Siento un golpe en el hombro izquierdo bastante fuerte sin embargo mi cansancio me obliga a gimotear un momento más antes de sentir una leve bofetada en la mejilla izquierda.
—Pero…Que carajo…Cálmate- Respondo mientras parpadeo un par de veces.
Mi primera imagen clara al despertar es la mirada sorprendida de Johnny quien me sacude fuertemente y es hasta que presto atención varios segundos después que me doy cuenta de la situación. Johnny tiene las manos libres.
—¿¡Que sucede?! ¿¡Por qué te liberaron?!-
-Nadie me libero idiota, esos idiotas no saben ni si quiera como anudar a un rehén. Sus nudos estaban peor hechos que la forma en que te anudas las corbatas.
-¿Qué? Además, que tiene de malo como anudo mis corbatas, pero más importante por qué diablos no me despertaste desde que te desanudaste ¿Cómo tienes tanta practica desanudando? –
-Ay amiga tú qué sabes lo que hago, tengo muchos talentos, además ese Giuseppe es un picarón, luego te cuento…-
—¿Y luego que hacemos? ¿Escapamos? ¿Buscamos ayuda? ¿Crees que ya nos esté buscando la policía? –
Tenía la mente revuelta y mientras Johnny hábilmente me liberaba, pensaba en lo que debía hacer, posiblemente huir sería lo mejor que podríamos hacer. No tendríamos esta oportunidad dos veces y si no estábamos en algún cuartel de la mafia podríamos ganar un par de días u horas o por lo menos en mi caso.
-Pues conociendo tu caso y por cómo trabaja la policía, seguramente si te estarán buscando, más por un asunto de presión social ¿Te imaginas el alboroto que se hizo en Mirabille? Los dejaron en ridículo, además estarán diciendo toda clase de acusaciones en tu contra en los medios y también de los McReary así que lo más inteligente…Sería huir-
Ya una vez libre estire las manos y mientras sentía mi cuerpo reclamarme los golpes de ayer me puse de pie y abrace a mi amigo.
—Gracias Johnny…Realmente no puedo creer que sigas a mi lado…No sé qué nos espere del otro lado de la puerta pero admiro que seas tan valiente para quedarte conmigo y no abandonarme-
-¡¿Valiente?! ¡Me estoy cagando del miedo amiga! Lo que menos quiero es tener un agujero en la cabeza o que me vayan a querer violar…Pero ya hablando en serio, sabes que no te abandonaría, aunque seas el único idiota que paga medio millón por unos putos comics…-
Tras nuestro emotivo abrazo entre mi mejor amigo y yo nos quedamos mirando la puerta. Hacia un poco de calor así que puedo imaginar que era de día o que sea lo que sea que hubiera afuera generaba calor de una manera bastante notoria.
Dado que no había ni una sola ventana en la habitación y lo único que había era algunos cartones y manchas de sangre que nos sugerían que de no apresurarnos terminaríamos embarrados de igual manera que aquellas sucias manchas pensé en la única forma de salir.
-Pues…A derribarla amigo-
Johnny me mira con fastidio y encoje los hombros —¿No crees que haya otra forma?-
—Mira tu eres el escapista, no yo…Si no cruzaste esa puerta fue por algo así que no te pongas en plan de diva y mejor busca tu lado fuerte para ir contra todo a la puerta-
—Puta mierda contigo Joshua…-
Me acerqué a la puerta y contando siete pasos hacia atrás supuse que sería suficiente para tomar la velocidad suficiente al cargar contra la puerta.
—Ponte aquí a mi lado Johnny, a la cuenta de tres con todo-
—Esta bien amigo…Que nervios…- Dice Johnny mientras suspira
Conte tres. Cerré los ojos y lancé todo mi ser contra la puerta. Un estruendo digno de mencionar, sin embargo, estoy seguro que no cedió y mientras el rebote me hace caer al suelo haciendo que mi cabeza rebote solo escucho la carcajada de Johnny atrás de mí, el muy hijo de puta me había dejado solo.
—Muy gracioso ¿no? – Dije mientras sentía un fuerte dolor en la cabeza
Tardaría casi una eternidad en parar de reír al punto de que termino de rodillas, yo tuve el suficiente tiempo para apenas recuperarme y colocarme de rodillas y sentir como un poco de sangre escurría de mi nuca, realmente estaba enojado.
—Ya. Basta Johnny…Estoy sangrando, eres un malparido-
Johnny apenas recomponiéndose me mira y aun entre risas responde
—Ay amiga…Podre ser homosexual pero no pendeja…Me la debías, me has hecho pasar por toda esta mierda. Estamos a mano-
— Más bien vete a la mierda, imbécil- Respondí lleno de coraje
—Ya tranquila…Promesa que ahora si tiramos esa puerta…-
Tras decir esto Johnny me ayuda a levantarme e incluso revisa mi cabeza y me asegura que solo es una pequeña herida. Vuelvo a contar los siete pasos y esta vez mirándolo a los ojos lleno de seriedad le digo
—Me la vuelves a hacer y no sé qué te hago Johnny-
-Que no ya apúrate…-
Conte a tres de nuevo y confié ciegamente en mi amigo, esta vez no me fallo y con lo que fueran tal vez casi doscientos kilogramos de peso contra una pequeña puerta el embate es suficiente para derribarla y caer estrepitosamente.
—Puta mierda…Duele como el carajo…- Exclama Johnny mientras se lleva las manos al rostro y yo dejo escapar unas lágrimas de dolor. En verdad dolía tanto como lo había dicho Johnny, pero al menos teníamos algo extraordinario, libertad.
De inmediato levanto el rostro asustado para mirar en donde nos encontrábamos. Un techo de láminas de cartón de una considerable altura se elevaba, muros de madera viejos y maltrechos a través de los que se filtraba la luz del sol y un suelo de tierra era el interior.
Había varios muebles rústicos de madera en los cuales había varios tipos de instrumental químicos y cajas en los muros, habían improvisado un largo pasillo hecho y una pequeña escalera en forma de caracol al fondo. Por irracional que pareciera junto al muro donde nos encontrábamos secuestrados hay una especie de ametralladora. De inmediato la tomo, es muy pesada debería pesar más de veinte kilos y Johnny asustado me dice de inmediato.
—Amiga deja eso…Me das miedo con un arma-
Era natural su miedo sabiendo que maté a alguien, pero aún no entendía nada así que para despejar sus dudas le respondí con sinceridad
—Johnny, no soy un asesino en potencia ni un loco desquiciado, si te soy honesto no tengo ni la menor idea de cómo se sostiene esto ni de si tiene balas-
—¡Con mayor razón, deja eso ahí!-
—Ni hablar, esta no la llevamos, por lo menos si nos encontramos a uno de los sicarios los amedrentamos con esto…-
—Amiga…Las armas no son para amedrentar…Ahora me queda más que claro que tu no mataste a Kandy y que los policías solo fueron daños colaterales…Pero bueno, por lo visto esto es como un laboratorio de drogas…Estamos en el campo, escucha…no hay ruidos en el exterior más que de pajaritos cantando-
Tenía razón, Johnny había hecho una sabia deducción y caminando con cuidado entre el amplio laboratorio miraba sorprendido todo lo que había. No tenía ni idea, pero estaba seguro que lo que fuera que había aquí valdría mucho en el mercado negro así que sería mejor no cabrear más a los mafiosos.
La puerta parecía como la de un viejo granero, hecha a base de tablones y para nuestra lástima estaba encadenada y por el otro lado parecía tener un grueso y gran candado.
-La puerta tiene una cadena- Dije a Johnny quien exploraba por otro lado del laboratorio de drogas.
—Mierda amiga, vamos a ver si podemos escapar por otro la—…-Justo antes de terminar la frase Johnny lanza un grito nada masculino que me hace alertarme y empuñar el arma con ligera tensión.
—¿¡Que paso?!-
—¡Una rata amiga, me paso por los pies una rata!-
-¡Siguela idiota esa es la salida!- Dije alarmado
—¡¿Qué?! ¡ni loca!-
-¡Johnny, mierda se inteligente! ¡La rata tiene un nido, si el nido esta afuera entonces seguramente rompió la madera, entonces jalar la madera y huir!-
—Ay si tu estuvieras tan fuerte para romper una madera…Cálmate don Rambo-
-Johnny…¡Busca esa puta rata carajo!-
Para cuando lo dije obviamente la rata estaría más que perdida sin embargo Johnny parece al menos agacharse para mirar por donde se fue la rata y comienza a ir a gatas. Intentando ayudar me acerco y comienzo a mirar en el lado opuesto, sin embargo es un poco complicado debido a la gran cantidad de objetos y muebles además de que al no querer soltar ni un instante el arma me volvía torpe. Para buena fortuna Johnny encontraría en un extremo del lado derecho del lugar un hueco medianamente grande donde al parecer la rata había cruzado pues había varios pedazos de excremento de roedores que Johnny miraba lleno de asco.
—Perfecto Johnny…Ahora…jala la madera-
-Ni en drogas amiga y mira que aquí parece que hay un montón, jala tu la madera yo no toco eso, esta lleno de mierda de rata amiga, una vez leí en una revista que la mierda de rata es muy tóxica-
Suspire y con sumo cuidado pase el arma a Johnny quien la sostiene un tanto asustado. En algo tenía razón yo no era un héroe de acción y pese a poner todo mi esfuerzo no logro mover la tabla ni un milímetro, lo único que logro es astillarme el dedo medio de la mano derecha.
—¿Y ahora qué hacemos?- Respondo mientras miro mi dedo con dolor e intento quitar la astilla que molesta.
—Ni idea amiga…Tu eres la de las grandes ideas, yo saco borrachos de la cárcel…-
Observé angustiado el agujero de rata y comencé a caminar entre los pasillos apresurado. Si hubiera alguna barra de acero o por lo menos algo pesado para mover la tabla sería excelente pero desgraciadamente todo parece frágil o demasiado corto para funcionar. Subí y baje el amplio lugar mientras me llenaba de desesperación y mientras comenzaba a perder la esperanza Johnny me llama.
—¡Amiga tengo una idea, usemos esto!-
Camino rápidamente pensando en que Johnny tendría una excelente idea y al quedar frente a él no observo nada más que su misma presencia.
—¿Qué?- Digo molesto
-Bueno aparte de loco estas ciego idiota…Pues la metralladora o la cosa esta…-
—No- Respondí de inmediato
-¿Por qué no?-
—Ni si quiera se empuñarla que tal que al disparar me rompo el brazo o algo así…-
-No idiota, vamos a usarla de palanca, mira mete el cañón de esta cosa al agujero y haz palanca, tal vez así se rompa-
Usar el arma como palanca no solo era algo descabellado y peligroso, sino que en algún error podríamos dispararla y terminar con una bala perdida en el cuerpo, además de que, si se doblaba el arma que, aunque pareciera poco probable nos dejaría totalmente desprotegidos.
—No lo se…Parece peligroso-
-No seas marica Joshua, anda mira yo la meto-
Tenía razón Johnny el arma era de un largo suficiente para intentarlo así que tras suspirar y pensar en que probablemente estaría viviendo los últimos segundos de mi existencia comencé a hacer palanca con el fusil haciendo que la madera cruja y comience a partirse hacia afuera
—¡Más duro amiga!-
Estaba colocando todas mis fuerzas, no era algo que tuviera que repetirme.
—¡Ayúdame mejor idiota! – Respondo mientras presiono con más fuerza y veo como la madera se parte un poco más. Finalmente, Johnny se coloca detrás de mí y posicionando su cadera detrás de la mía toma mis manos y comienza a empujar. Poco a poco la madera cede y la cadera de Johnny se precipita más hacia a mí, tanto que si alguien pudiera vernos seguro se mofaría de nuestra posición.
Posteriormente, la madera cede lo suficiente para que podamos terminar de romper la madera con el cañón del arma y tener un discreto agujero de unos cuarenta o cincuenta centímetros.
Ambos estábamos sudando de una manera grotesca y tal como había predicho el cañón del arma se había doblado quizá un par de grados pues a simple vista se notaba que ya no era funcional, era una pena pero había valido para lograr salir.
—Te cedo el honor- Dije a Johnny mientras limpiaba el sudor de mi frente
-Pfff…Esta bien…-
Pese a tener una estatura bastante alta Johnny no tiene tanta corpulencia como yo y apenas maniobrando un poco mete su cabeza y comienza a empujarse por el agujero hasta que finalmente cruza y curioso me agacho para mirar.
-¡Amiga no vas a creerlo! ¡Estamos en medio del campo, apúrate a salir!-
-Está bien…voy a pasar el arma, agárrala-
Johnny estira sus manos y la sujeta con torpeza y después comienzo a meter mi cabeza la cual apenas logra escabullirse decentemente, el problema es cuando tras meter mis brazos comienzo a empujar mi cuerpo, pues mi barriga me estorba haciendo que me quede estancado.
—¡Ayúdame!- Digo mientras noto como Johnny ha comenzado a reírse profusamente
Por más que empujo con mis piernas y brazos me es imposible y aunque suma la barriga no logro moverme ni un centímetro hacia adelante o hacia atrás.
—¡Que me ayudes Johnny!- Digo mientras lo observo carcajearse y comenzar a arquearse debido a la risa
-¡No puedo se me fueron las fuerzas con la risa- Dice Johnny mientras aún ríe
La desesperación comienza a apoderarse de mí y así también el agotamiento, pero mi orgullo es más grande y haciendo un ligero giro mi cuerpo logra moverse hasta que por fin logro atravesar el agujero.
-Eres un idiota Johnny…-
Era cierto, estábamos en medio del campo, aunque más que campo se miraba como alguna especie de pradera, pues no se miraban muchos árboles en el alrededor, incluso el camino por el que seguramente habían llegado los autos que nos habían traído se miraba apenas trazado torpemente por el paso de estos.
—¿Y ahora que hacemos?- Digo mientras miro a Johnny
-Pues…Me sigues contando tus estupideces que hiciste con Kandy mientras investigamos donde diablos estamos ¿Hacia qué lado votas que caminemos? –
—Me estoy muriendo de hambre y sed Johnny, tómalo en serio-
-Ya lo sé, yo igual pero lo principal es largarnos de este lugar, ya encontraremos algo que comer, mira aquí hay mucho pasto, con suerte encontramos un lugar, un charco, un árbol frutal o yo que se, ya vámonos-
Tenía razón Johnny si los secuaces de los McReary llegaban de vuelta no me la iba ver bien, así que aguantando todas las necesidades que mi cuerpo me exigían comienzo a caminar por el enhierbado camino por el que parecía habían llegado los vehículos que nos habían traido hasta acá.
—Sigamos por aquí, estoy seguro que nos llevará hasta algún lado- Digo mientras señalo los trazos de las llantas entre la tierra
El sol apenas parecía estar amaneciendo sin embargo sus rayos ya elevaban la temperatura de manera considerable y aunado a la humedad del ambiente me hacía sentir picazón en la piel. Mientras hacía un gesto de desgane y avanzaba con Johnny en los altos pastos mixtos pensaba un tanto en mi historia junto a Kandy.
Había omitido algunos detalles por la memoria de Kandy al relatar a Johnny lo de aquel día, pero eran detalles menores. Kandy no me llamaría ese día como prometió y en realidad me sentí tan triste y decepcionado como nunca, pero tratando de tapar el vacío de mi corazón tan solo pensaba en que el dinero dejaría de ser una preocupación en mi vida y que, si había tenido suficiente dinero para comprar unos tomos tan valiosos, podía tener suficiente dinero para comprar la compañía de cualquiera.
—Pues llegó el esperado día y Kandy y yo nos volvimos a presentar a la oficina, me sentía extraño, las ropas finas, el pesado reloj de acero en mi muñeca, los zapatos de cuero tan duros que apenas podían soportar mis regordetes pies pero que Kandy se empeñó en que comprara eran el look más oneroso que había tenido encima durante toda mi vida.
Kandy por su parte llegó vistiendo una discreta falda que llegaba debajo de su rodilla de color negro con alguna especie de trazos grises a manera de entramado. Una blusa blanca de una fina seda o alguna otra tela que tal vez contrario a lo que quisiera remarcaba un poco su busto y su sostén y unas zapatillas negras. Se había alaciado el cabello tanto como había podido y su maquillaje contrario a otrora se miraba muy bien elaborado incluso haciendo que el contorno de su rostro se viera más alargado y estilizado, parecía maquillada por un artista.
Como te imaginas y como si estuviera maldito a ser una historia de ficción de algún autor de poca monta, nuestro nuevo jefe nos hizo esperar durante cuatro horas fuera de su oficina, algo que disgustaba muchísimo a Kandy quien caminaba furiosa de un lado a otro murmurando —Pues que se ha creído este pelmazo…si…claro cómo nos dio un chequesote…tengo hambre…ay ya que se apresure…¡Haz algo Joshua!-
Al momento que me gritó molesta la miré a los ojos y comprendió que realmente sus berrinches no tenían poder alguno sobre mi. Yo solo levanté el nuevo y extraño maletín en el que había colocado lo más elemental para poder trabajar en cualquier lado y lo abrí.
—¡Te estoy hablando bobo!-
-Te estoy hablando bobo- Dije imitando la voz de Kandy con gran burla
—Dame unos minutos…Ah y no te acerques tu sigue haciendo lo que sea que hagas…- Respondí
-¿Qué vas a hacer?- Dijo Kandy confusa
—Ya lo verás…-
Mientras continuábamos avanzando Johnny y yo con alegría vimos a lo lejos lo que parecía un camino viejo de carretera. Aún serían cuatrocientos metros o un poco más, pero al verlo los dos nos alegramos y comenzamos a caminar más rápido.
—Déjame adivinar amiga…Hiciste tu pendejada- Dice Johnny mirándome con enojo
-No es pendejada, sabes que lo sé hacer muy bien…De no ser porque mi memoria deja más dinero me hubiera dedicado a eso-
—Joshua eres una ridícula además…ugh…apresurate para poder buscar, aunque sea un teléfono público o algo así que estoy muerta de miedo en este lugar-
—Pues abrí el maletín y durante varios minutos me concentré, cada detalle era importantísimo, un error sería la perdición, tenía la labor más importante entre mis dedos por un instante, y es que Kandy llena de curiosidad solo me miraba y hacía algunas muecas. Yo sin embargo no paraba, me sentía en mi mayor momento de inspiración, casi como una máquina. Era como si mis manos se movieran por su cuenta, como si ellas supieran lo importante que era lo que estaba haciendo y tras quizá diez o doce minutos había terminado y sacando de mi maletín mi trabajo le extendí mi mano derecha a Kandy quien miraba incrédula.
Había decidido sacudir un poco su cabello como si lo soplara el viento, había intentado imitar casi a la perfección los matices del color de su maquillaje, las pestañas postizas, el aura tan curiosa que emanaba de aquellos ojos verdes y grises que tanto encantaban a los hombres, cada marca de su piel, cada lunar o peca, incluso las líneas que corrían entre sus labios carnosos e iluminados por el labial lo había calcado, todo en un papel terminando en su cuello por la falta de espacio.
Era un retrato hecho a mano con varios lápices de dibujo, quizá no mi mejor dibujo, pero si el más rápido y preciso que hubiera hecho alguna vez. Kandy parpadeo varias veces y dejando un poco abierta su boca me dijo
—Pero…¿cómo?…Soy…Soy yo…Esto…No es cierto-
-De nada…- Respondí con soberbia
—¡Eres un divino, gracias esta increíble! ¡nunca nadie me había dibujado! –
Tras decir esto Kandy me dio un beso en la mejilla. Percibí el dulce de su perfume en su cuello, sentí como si un rayo atravesara mi espalda, ese beso con ternura y felicidad había sido algo distinto a todo lo que había visto de ella hasta ahora. La miraba llena de felicidad e incluso pasaba sus dedos por el papel como si lo acariciase. Era algo muy peculiar en su actitud-
—Y ahí. Mi estimadísimo e imbécil amiga, perdiste. Te conozco- Dice Johnny mientras llegamos a la carretera – Ahí te enamoraste de ella, te conozco, todo lo que dibujas te apasiona, le pusiste atención, en serio que me sorprendes amiga ¿No te conoces ni un poquito? ¿No sabes ni si quiera por donde te enamoras? –
-¿Cómo que ni si quiera sé por donde me enamoro?- Respondí mientras miro de lado a lado el camino de carretera estrecho al que llegamos, no se veía nada más que el camino sin ningún rastro de civilización-
—Mira Joshua, somos amigos, pero, así como te considero un prodigio de los números y el dibujo, tengo que serte sincero. Para el amor y las relaciones sociales eres un pendejo total. Un idiota. Hasta un niño de seis años tiene más talento haciendo amigos que tú. Te voy a explicar con manzanas, esto llámalo intuición…de mi género o poder gay lo que tú quieras, nosotros miramos mucho a nuestra presa antes de cortejarlo.
Amigo déjame decirte algo, el cortejo del hombre es algo hermoso, es ay….el romance, la forma en que te miran, como hombre analizas a tu presa, observas cada uno de los ángulos de lo que sea que vayas a cazar, si tu presa ama la música le darás con la voz los cumplidos más románticos a tu hombre…bueno en mi caso amiga tu entiendes, si lo que le apasiona es moverse, si es alguien que no puede parar de estar quieto o quieta danzaras a su alrededor los más originales pasos hasta que le hipnotices con tu danza, así con cada una de las cosas que le atraen a la persona que te gusta. Eso amiga, en el hombre es exquisito, deleitante, ver como se fijan en esos detalles para ponerte contra la pared, acorralarte hasta que eres suya…-
—¿Y eso que carajos tiene que ver conmigo? No te estoy entendiendo nada Johnny habla claro y vamos caminando hacia acá a ver si tenemos suerte…Parece que hay más huellas de neumáticos de este lado- Dije señalando el camino.
Johnny comienza a caminar detrás de mí y apenas algunos pasos después siento como con gran fuerza empuja el largo cañón del arma entre mis nalgas y naturalmente me contraigo y doy la vuelta para gritarle —¡¿Qué te pasa?!-
-Es para ver si así prestas atención amiga, así como inmediatamente aprietas el culo si algo quiere entrar sin permiso, es como uno se deja enamorar. Poniendo atención. Le dijiste claramente a Kandy que clase de persona eras, que eras un hombre que devoraba por los ojos, que prestaba atención a la más mínima transformación o cambio en la persona de su interés. Básicamente te empinaste y te abriste las nalgas para decirle, méteme lo que quieras, soy tu perra…Bueno si fueras de las nuestras-
Tenía toda la razón Johnny ese día fue cuando por fin observé a Kandy con detenimiento y que me quedé fascinado por cada una de sus características, por la forma en que su nariz tenía esas fosas nasales tan delgadas, como disimulaba las pocas pestañas que tenía utilizando máscara de pestañas, cada trazo del rostro de Kandy lo había memorizado.
Tal vez eso fue mi maldición, quizá esa fue la razón de que perdiera el control, nunca lo había analizado. Una vez llegado nuestro jefe, Kandy me pidió que guardara el dibujo con la promesa de que se lo daría inmediatamente saliéramos. El hombre era un déspota en toda proporción, había llegado con un vestuario de golf y la piel enrojecida por el sol de lo que seguramente fue su partida matutina. De inmediato entrando a su oficina lo seguimos mudos y temerosos a su oficina.
-¿Y ustedes que? ¿Son mis guardaespaldas o porque se meten sin permiso?
En primera buenos días señor.
Segunda, como mis animales amaestrados que son, tocan la puta puerta y me preguntan si pueden pasar.
Tercera. Tu, saco de grasa, esa ropa te queda fatal, pero bueno…al menos es de marca, tu Kandy querida, fantástica, ya por lo menos pareces puta de catalogo y no de cabaret. Ahora tu gordo fuera, tu Kandy, aquí quédate-
Había pisoteado mi honor, pero ya tendría tiempo de cobrar mi venganza así que mientras arrastraba mis pies molesto tan solo escuché su voz elevar su tono un poco más mientras caminaba –¡Lo que les voy a decir ahora es estrictamente confidencial, lo que le diga a cualquiera de los dos no se lo puede contar al otro, ni a su conciencia, ni a su madre, se los advierto…Si me entero que se contaron lo que les dije…Les va a doler…Y créanme que cuando se lastimar, lastimo con cada letra de esa palabra-
Ni si quiera respondí nada tan solo me digné a esperar a que terminara con Kandy para entrar a la oficina y conocer la realidad de lo que nos esperaba. No esperaría mucho, tal vez unos treinta minutos o menos Kandy salió y me sonrió triunfante como si le hubieran dado la mejor noticia de su vida y aplaudiendo rápidamente me abraza y dando un silencioso grito de emoción me dice al oído —¡Que emoción Josh!-
—Por favor no me eches toda la letanía de cómo el dueño de la empresa te humillo y vejo amiga, al grano al grano…Puto sol esta del carajo, además ya me canse…-
Justo cuando estaba por responder a Johnny el sonido de un motor medianamente grande se escuchó y la silueta de un vehículo se aparecía.
—¡Rápido al suelo, a las hierbas!- Grite mientras Johnny asustado se lanzó al pasto como si de una piscina se tratara.
Tardaría unos minutos en lograr poder visualizar que era realmente lo que se acercaba, estaba seguro que no eran los delincuentes pues solo era uno o más bien una; una vieja camioneta, de un rojo oxidado, tal vez modelo ochenta y tres o un poco más, apenas logro distinguir pero solo se ve un conductor. Era la oportunidad de oro.
-Johnny atento…Me voy a poner en medio del camino, en cuanto se pare el conductor le apuntas con el arma y le robamos el vehículo-
-¿¡Que?! ¡¿Por qué no solo le pedimos que nos lleve al poblado más cercano?!-
—Por que aquí el de las ideas soy yo, ya lo dijiste tú.-
-Pero ni de chiste lo mato eh…Que asco- Responde
—No que va, solo atento que ya se acerca-
Me levanto y fingiendo estar desfalleciendo agito los brazos mientras observo la camioneta, la descubierta caja tendría un par de pacas de paja y algo más que no logro determinar. Finalmente termina bajando la velocidad se detiene a unos metros para atenderme.
Una mujer, su edad quizá estaría entre los 29 y 30 años de edad, su altura era baja, estaba seguro no llegaría al metro y setenta centímetros, de cuerpo delgado y rostro fino como una muñeca, sin embargo, lo que más destacaba más que su rostro el cual portaba unas discretas gafas para sol; era su cabellera de un color azul ultramarino mezclado con algunos mechones negros en las partes del frente, su imagen imponía por si sola. Jamás había visto a alguien más así, solo en las historietas y series animadas.
Camino con lentitud hacia la ventanilla del conductor mientras me siento totalmente deslumbrado por esta mujer de belleza irracional.
Su rostro me desconcierta durante un instante y de no ser por Johnny esto hubiese podido haber terminado de cualquier otra manera.
Johnny Salta de entre las hiervas empuñando de la forma más ridícula y afeminada posible el fusil grita
—¡Quieto todo el mundo! ¡Nadie se mueva!..-
Un disparo sale del torcido fusil hacia el cielo y Johnny asustando suelta el arma gritando
—¡Ay puta madre ya me quemo esta mierda, ay me arde me arde! ¡Te dije que yo no sirvo para esto Joshua!-
La mujer lejos de asustarse comienza a reír y desciende del vehículo. Viste unos pantalones vaqueros de color azul claro y una camisa a cuadros cual vaquera. De la caja de atrás escucho como las garras de algo se mueve y de un salto desciende un perro un tanto bastante grande, de abundante pelaje color negro y blanco.
-¿En qué les puedo ayudar? Peligrosos y malvados bandidos…- Dice la mujer con una voz dulce y después reír un poco.
Agacho el rostro con decepción y vergüenza mientras doy un par de pasos hacia atrás para evitar que el perro intente morderme. Johnny quien aún sostiene su mano izquierda y se queja le responde.
—Ay hermanita tienes que ayudarnos, mira nos secuestraron unos tipos y nos dieron de golpes, nos escapamos y agarramos esa cosa para defendernos de verdad que no somos malas personas, no nos dejes aquí no sabemos dónde estamos y tengo mucho miedo y mi amigo también nada más que él es bien marica y no lo demuestra, pero yo si soy bien llorona, por favor ayúdanos no nos dejes aquí tengo marido- Y tras decir esto Johnny comienza a llorar
—Súbanse. Los llevaré al pueblo más cercano, en un momento más buscamos un teléfono y llamamos a la policía-
¿policía? No ni de broma, pero ya tendría tiempo para pensar en algo y sin perder un instante me subo a la camioneta la cual tiene unos gastados y polvosos asientos de terciopelo naranja. Una estación de radio emite música antaña.
Tras subirnos termino en la ventanilla y Johnny en medio mientras toma las manos de la mujer una y otra vez agradeciéndole
—¿Y cómo se llaman?- Dice la mujer mientras comienza a acelerar
-Yo soy Johnny, el es Joshua, pero le gusta que le digan bocinita…¿Y tu hermanita?- Dice Johnny intentando ser amable
—eh… ¿yo? ¿Qué te parece si me sigues llamando Hermana?-
El motor de la camioneta ruge con fuerza mientras nos agitamos dentro de la camioneta los tres permanecemos en silencio, quizá esta mujer pensará lo peor de nosotros, tal vez nos entregará a la policía en cuanto tenga oportunidad, no me fio, me siento tan inquieto que apenas tan solo un par de kilómetros ella me mira y con tranquilidad responde
—Hey tranquilo chico que no pienso hacerles nada, estas sudando y pálido… No sé qué este pasando con ambos pero lo que más parecen necesitar una mano amiga, a veces si llega, descuiden, vamos a la ciudad de Casteco, es lo más cercano que hay por aquí.
—¿Casteco? ¿En serio?- Dice Johnny sorprendido
—Si…¿Por qué les mentiría…¿De donde son? ¿Quiénes les raptaron? Claro si es que puedo saberlo-
Golpeo sigilosamente la pierna de Johnny con mi rodilla para permitirme hablar y suspiro.
—Le…debemos dinero a gente no deberíamos, no tenían buena intención para nosotros, lo cierto es que teníamos un negocio y se vino abajo, por eso estamos asustados-
—Oh entiendo…Que mal…¿Tienen a donde ir después de que lleguen a Casteco? Podría darles morada un par de días; Pero es seguro que los buscarán por las cercanías…- Respondió la mujer con una voz seria
—No, descuida de hecho…podríamos llamar a algún amigo para que pase a por nosotros allá-
-¿De donde son? Disculpa la curiosidad, solo es para que se sientan más tranquilos-
—De una comunidad muy pequeña a las faldas del volcán Koleros, se llama-
—He escuchado que es muy tranquilo por allá, la verdad es que acá en Casteco no hay mucho que hacer tampoco, antes éramos un pueblo, ahora han llegado tanto conforme ha pasado el tiempo y con la idea de crear una nueva zona industrial, cada día hay más caras desconocidas. Yo vivo sola con mi perro, se llama Omega. Tenemos un pequeño rancho que era de mis padres, pero ya murieron hace un rato y pues hago lo que puedo para mantener el poco ganado que nos ha quedado…Son tiempos difíciles-
—Es una pena…- Respondo falsamente-
Así terminaría nuestra conversación y el resto del camino nos mantendríamos en silencio solo escuchando aquellas canciones de los cuarentas y cincuentas de la radio. Me sentía extraño, no sabía que debía hacer, la libertad que habíamos obtenido era un contrarreloj, era cuestión de tiempo antes de que nos encontrara cualquiera de los dos, los McReary o la policía. Tal vez la noticia no había llegado a Casteco pero en cuanto esta mujer se entere que somos fugitivos estoy seguro no parara en entregarnos o declarar a la policía.
Entramos a la ciudad por caminos nuevos, se notaba en el color de la pintura del asfalto y las farolas del camino, todo era como recién salido del paquete. Era extraño, como si apenas estuvieran quitando el plástico a el nuevo juguete del gobierno, sin embargo, poco antes de llegar a lo más adentro de la ciudad toma una desviación a la derecha y pasando algunas casas pequeñas avanzamos por un camino empedrado y rustico para llegar a una reja metálica y largas cercas en donde se veían artículos y un pequeño tractor.
La casa de la mujer era una pequeña casa de tejado a dos aguas de color café, de un solo piso con la madera pintada de color rojo viejo, el pórtico tenía una larga banca de color blanco. Ermana desciende de la camioneta y abre la reja retirando una cadena y un candado y mete la camioneta hasta que quedamos frente al pórtico y nos pide que bajemos.
Huele a animales, eso sin duda se nota, el olor a granja es imposible de ignorar, pero al menos nos hablaba de que era la verdad lo que nos había dicho. El perro salta desde la camioneta feliz y agita la cola mientras se pierde en la parte trasera de la casa.
—Entren les ofreceré un poco de agua y comida. También tengo un teléfono si es que quieren llamar a alguien-
Johnny y yo nos miramos y cautelosos entramos por la puerta blanca. Un pequeño y estrecho pasillo hay cuatro puertas dos a cada lado. En los muros hay fotografías de algunas personas, seguramente de su familia pues se notan antiguos. “Hermana” nos señala que entremos por la primera puerta a la izquierda; llegamos a una especie de sala de estar. Un tapete azul viejo y polvoso está en el centro y tres sofás pequeños lo rodean. Un televisor antiguo con dos antenas largas estiradas esta apagado. En los muros hay algunas pieles de vaca y repisas con decoraciones hechas de cristal y madera. Más al fondo hay una pequeña estufa y una tarja con una llave. La estufa pareciera de madera o carbón pues se ve extraña y antigua. Frente a ella una mesa de gruesa madera tal vez de roble de forma rectangular. Seis sillas acomodadas a su alrededor.
Hermana camina hasta la pequeña cocina y de un lado de la tarja toma un par de vasos y los llena con agua del grifo. Nos los ofrece y se sienta con confianza mientras cruza sus piernas y acomoda su cabello por encima de su hombro.
-¿Quieren algo en especial? Tengo un par de huevos y algo de carne y lechuga, si gustan podría cocinar…-
Johnny bebe rápidamente el agua y tras exhalar gratificado la mira – No hermanita, si no te importa ¿Nos permitirías pasar a tu sanitario? Los dos desde hace un buen rato tenemos cierta urgencia-
Hermana señala los pasos para ir al sanitario a Johnny y regresa para mirarme y sonreír.
-Así que…Joshua ¿cierto? –
Si…
-Savinto ¿cierto? – Dice añadiendo
Casi suelto el vaso al escuchar mi apellido por sus labios, eso era malo, sabía que era demasiado bueno para ser verdad, pero había aprovechado para separarme de mi compañero para descubrirse. Pienso en levantarme y huir, pero decido esperar lo que tenga que decir.
-Hm…tal como imaginé… Despreocúpate, solo que quería rectificar que fueran ustedes. Están en la televisión y en los postes de casi toda la ciudad, les inventan toda clase de infamias, pero, te soy honesta. No les creo, jamás habían hecho tanto revuelo por dos jóvenes y pintarlos como terroristas y criminales contra la nación me pareció bastante sospechoso en un país como el nuestro. Se que se metieron con la gente equivocada, pero pueden confiar conmigo, si los llevaba a algún lugar público de la ciudad no durarían ni un par de minutos antes de que los arresten…Son temerosos y paranoicos-
—¿Quieres algo a cambio por ayudarnos?-
Hermana ríe un poco y niega agitando una mano
—No para nada…Sabes, por alguna razón me da la sensación de que nos conocimos antes…Es algo curioso pero como sea…Si quieres hacer una llamada o descansar siéntanse libres, no les podre dar morada por mucho tiempo pero lo que sea que necesiten sin miedo pueden pedírmelo.
Me sentí incomodo y extraño, esta mujer era tan distinta, había algo que me inquietaba de ella, pero el escuchar los pasos por la crujiente madera del piso me alegra el corazón y tras dejarse caer sobre el sofá dice
—Ay mujer pero que casa… mira todo esto, es un sueño, que seguro tienes una vida tan pacífica…Que envidia, mira que en Mirabille ya todo el tiempo hay ruido y autos, si te soy honesta nunca me acostumbro pero que hacer… En mi pueblo lo más malo que pase es que se echen a perder las cosechas o que la comadreja le roben los huevos a las gallinas y pues la verdad a las gallinas no les gusta mucho contratar abogados ¿Qué mierdas son, no? Dejar a sus polluelos a la buena de Dios, así como así, pero así son las hembras, no lo tomes personal eh querida-
Hermana ríe al escuchar las palabras de Johnny y mientras pensaba que hacer decidí entrar también al sanitario, uno siempre piensa mejor tras tirar un buen mojón o una buena orinada.
Era cierto la casa era muy confortable, daba el calor de un hogar que un día tuvo mucha vida, el sanitario se ve tan rústico como uno pudiera imaginar, el retrete hecho de porcelana antigua, una ducha con tuberías oxidadas, un lavamanos pequeño y un espejo tan opaco que apenas permite reflejarse algo.
Tras hacer lo que había que hacer fue que tuve la idea brillante para nuestra victoria. O por lo menos la mía y la forma de salvar a Johnny de toda esta mierda.
Al salir me captura de manera inmediata el aroma a mantequilla y el crispante sonido de ésta siendo derretida, Ermana y Johnny están platicando alegremente en la cocina mientras mueven algunos ingredientes de la mesa y colocan algo en una mediana sartén de hierro pesado y antiguo.
-Eh…Hermana ¿Te importa si utilizo el teléfono?- Dije sin acercarme demasiado
Lo había visto, estaba en el pasillo, un teléfono verde de disco en el pasillo sobre una mesilla, podría haberlo usado sin pedir permiso, pero era mejor mantener el respeto y la cordialidad falsa para que esto saliera bien.
—Claro, tomate tu tiempo, a veces falla un poco la recepción pero solo termina la llamada y vuelve a intentarlo, ya sabes cómo son estas cosas
No respondí nada, tenía claro lo que iba a hacer, era la jugada perfecta.
Tomo el teléfono y giro el disco, el número era simple y sencillamente fácil, Mirabille había hace poco inaugurado un número telefónico directo de urgencias para los ciudadanos, una secuencia tan fácil de recordar como marcar del uno al cuatro.
De inmediato una operadora responde a la llamada y justo cuando estoy a punto de hablar veo la mano de Johnny presionar el botón que deja disponible el teléfono y me dice
-¿Qué haces idiota? Tan si quiera avísame a donde me vas a arrastrar ahora. Tengo sueño amiga, espérate, aunque sea, esta muchacha se ve muy linda, ya me dijo que nos vio en las noticias y que no nos va a denunciar al menos vamos a comer así no seas tan egoísta-
—Tu tranquilo, se lo que estoy haciendo, te aseguro que nos dará tiempo de desayunar a gusto y hasta de dormir-
Johnny me mira con cierta tristeza y miedo, mi amigo dudaba por primera vez de mis acciones y no lo culpaba, lo había llevado hasta aquí y justo cuando teníamos un momento de pausa no quería que se la arrancara. Pero ahora venía mi desenlace, una parte de mí se siente emocionada y le gusta, otra solo me repite que estoy comprándome mi sentencia y mi féretro, pero lo iba a hacer.
Johnny retira el dedo y vuelvo a llamar. La operadora contesta
-Teléfono de emergencias ¿Qué sucede?-
-Eh…Hola, por favor es muy urgente necesito comunicarme con el detective Samoada-
—¿Puede decirme su emergencia? No hacemos comunicación con los agentes de policía-
—Es sobre los convictos…Por favor, soy sobrino del detective, tiene que creerme por favor señorita si no me comunica con él podría perder la pista que necesita-
—Espere un momento…¿Cuál es su nombre?-
-Leo…Leo Samoada, por favor señorita apresúrese-
Tenía que impactarla lo más que pudiera, acorrala rápidamente de lo contrario todo se vendría abajo, Johnny respira fuertemente y comienza a temblar mientras me dice en voz baja —¡Que haces!-
La línea se queda en silencio y un barullo comienza a hacerse del otro lado hasta que tras un par de minutos escucho la voz del detective decir molesto
—Muy chistoso no mocoso…¿Quién habla? ¿Sabes que podemos rastrear esta línea y meterte en la cárcel por mentir? Esto no es un juego, ¿Cómo sabes quien soy yo?-
-Tranquilo George, necesitas salir de esa estación, seguro ya llevas tres días con la misma ropa, ya hasta debes de oler a axilas, trasero sudado y el aliento te huele a café barato y tabaco-
—¡Joshua Savinto hijo de puta! ¡¿Qué mierda?! ¿¡Donde estás!? ¡Rápido inteligencia, inicien la triangulación!-
Escucho gritos y voces del otro lado, lo había logrado y sonrío mientras respondo.
—Ay Detective es que ustedes son muy tontos, ni si quiera soy un criminal y no me han encontrado, que de no ser por mí audacia e inteligencia, ya tendría un agujero en la cabeza por culpa de los McReary ahora, bueno…Tengo un aproximado de…dos minutos y medio para disfrutar de tu galante voz. Así que bueno no voy a divagar. Los tengo de los huevos, y te voy a dar un trato al que no te puedes negar.
-¡Callate! ¡Triangulación apresúrense! ¡Tu, trae acá esa libreta! ¡Lady, Lady ven acá rápido! ¿El número de la clave del teléfono, anotala!-
—Escuche detective, cálmese, le va a dar un infarto, seguro que lleva tres días sin dormir, vaya a casa, salude a sus hijos y su esposa, coma algo que le agrade y estire las piernas…Después vuelva al trabajo, así no sirve…Pero bueno, ya que le pidió a alguien una libreta preste atención, a quince kilómetros aproximadamente de la carretera nueva a Casteco hay un camino rústico. Si no son estúpidos, o no tanto como supongo que son…En menos de dos horas podrían montar un operativo decente, Siguiendo ese camino rústico hay un gran laboratorio de drogas de los McReary. Eso es bueno, hará un buen trabajo, quizá hasta una medalla le den por encontrarlo, pero ¿Sabe? Lo estimo, lo estimo en gran medida, es la representación clara de un paladín de la justicia así que le daré un tip extra.
En unas horas, nada más y nada menos que el señor Vyktor McReary estará allí junto con seguramente varios de sus más cercanos secuaces. ¿Sería un golpe de suerte no lo cree? Atrapar por primera vez uno de los McReary, a sus esbirros, imagine todo el teatro y la emoción. Helicópteros, armas largas, usted usando un chaleco antibalas y pasamontañas, hasta tal vez un casco como si fuese todo un soldado… Ahora usted decide…¿Va tras de mí, un insignificante asesino o tras uno de los capos más grandes de todos los tiempos? Me dijeron que incluso hizo trato con algunos mafiosos mexicanos, seguro tendrían información para la INTERPOL. Saboréelo detective, la gloria, la justicia impuesta por usted, haciendo su trabajo como tanto lo soñó…-
Puedo escuchar la furia desde el otro lado por la respiración del detective George quien bufa como un toro furioso a punto de destrozar el capote rojo del torero que le ondea mientras sonríe. Finalmente, tras unos segundos responde
-¿Quién te crees mocoso pendejo? ¿Crees que me puedes poner entre la espada y la pared? ¿Crees que te vamos a indultar por entregarnos a un hombre malo? No eres distinto de esa mierda. No eres un insignificante asesino, ya encontramos el otro cuerpo que dejaste en la carretera, tú sabes de quien hablo ¡¿verdad?! ¿Por qué no terminas este jueguito estúpido y enfrentas la ley? ¿Le temes tanto a la muerte? Al final eres un cobarde, pero para tu mala suerte ya te triangulamos, en cinco minutos se te acabó el juego.
-No, en un par de minutos se le acabo a usted. Piénselo, le voy a recordar por si le tiemblan las manos y no alcanzó a escribir. Quince kilómetros de la nueva carretera a Casteco, es una especie de granero. Si yo fuera ustedes llevaría bastante armamento, no creo que Vyktor vaya muy feliz después de que supone que tiene cautivo al hombre que mato a su hijo.
Ah y no, no le creo que me hayan buscado, no tienen ni un carajo de tecnología ni idea de cómo se hace una triangulación satelital. Si acaso van a aislar el sonido y darse cuenta que estoy en una granja. Por cierto, si encuentran a mi abogado háganle un favor, no se a donde se lo llevaron…Un abrazo detective-
Tras decir esto cuelgo el teléfono y Johnny me da un puñetazo directo a la nariz que me hace caer y después otros tres sobre el rostro para subirse encima de mí y golpearme varias veces más mientras no hago nada.
-¿¡Que mierda te pasa?! ¡Estas loco! ¡¿Te parece chistoso esto Joshua?! ¡No es un puto videojuego ni un comic Joshua! ¡¿Sabes que con lo que acabas de hacer acabas de perder toda posibilidad de obtener un juicio justo?! ¡Idiota! ¡Eres un idiota! ¡No te importamos ni tantito! ¡Ni tu abuela, ni los que te queremos….! Puto idiota-
Tras decir esto Johnny se levanta y se dirige a la sala de estar mientras me quedo yo en el piso sangrando y sonriendo. Johnny no entendía este era el plan desde un principio, todavía le quedaba ver el final de todo esto.
Hermana camina con cierta prisa y se agacha entregándome un trapo de algodón blanco humedecido y limpia la sangre de mi rostro.
—¿Por qué se tratan así? No traicionen su amistad… Piensa en lo que siente él. Para ese hombre eres importante. Alcance a escuchar lo que dijiste, te voy a dar las llaves de mi camioneta, solo aten mis manos y dejen el fusil para que se vea convincente que todo fue contra mi voluntad. Apresúrate-
Tenía razón además ya tenía mi siguiente paso, pero necesitaba otro teléfono, no podía hacerlo desde aquí así que levantándome dolorido y sangrando camine hasta Johnny y colocando mi mano sobre su hombro le dije.
—Apúrate que el desayuno va a ser para llevar…Ya oíste a Hermana. Escucha Johnny yo sé que no entiendes lo que estoy haciendo, sé que este no es el hombre con el que forjaste una amistad dura como el concreto, pero prometo que te daré una razón…Te busqué por una razón y esa era por que eras el mejor para esto. No te voy a arruinar tu vida amigo, anda, que no te he contado todo lo de Kandy. –
Johnny agacha la cabeza mientras limpia sus lágrimas y sus mocos y tras mirarme traga saliva y suspira
-Es que no te entiendo amiga…¿Qué te hicieron? ¿Qué le paso a mi mejor amigo? A mi mejor amigo lo conocí cuando vendía de casa en casa las bufandas de su abuela…A mi mejor amigo lo reconocí cuando no teniendo un maldito Miralio le compró a mi madre esa horrible vasija de barro que había hecho con lo poco que nos quedaba en el taller quebrado de mi padre…Por que teníamos hambre y ahora…Te mofas de los policías, de la justicia, de la gente…como si te sintieras Dios…¡Donde dejaste a mi amigo! ¡Quiero ir al cine con él y reirme! ¡Quiero tenerlo de vuelta! ¡No quiero esta puta bestia!-
Las palabras de Johnny golpearon tan fuerte mi aporreada alma que derrame una lágrima y mientras presionaba un poco más su hombro le respondí.
—Si me acompañas te diré dónde está…Vamos, despídete propio de esta mujer, que le debemos mucho…-
Me acerque a Hermana quien miraba desde el angosto pasillo nuestra dura charla y agachando el rostro le dije
—En verdad no entiendo por que nos ayudas…Pero gracias…Voy a dejarte la camioneta en la conexión de condados del viejo parque industrial. Desde allí viajaremos a pie, si hay un Dios…Que te lo pague con mucho…-
Hermana sin aviso alguno me abraza y colocando su cabeza sobre mi pecho y su mano derecha sobre mi cabeza me despeina un poco y me dice.
-Por qué…Si…Espero al final encuentres lo que buscas con todo lo que estés haciendo…No seas tan duro con los que te aman y contigo mismo, nunca las cosas están tan mal, nunca hay nada que no se pueda solucionar, incluso a la muerte se le puede sobreponer…nunca es el final, ánimo muchacho-
Para cuando me dirigía al pasillo Johnny volvía con dos platos con una especie de guiso hecho con huevo y vegetales que humeaba y olía exquisito.
-Ay hermanita te voy a descompletar la vajilla, pero ya ves como es este pendejo…Pero que hago si lo quiero un montón. Espero verte alguna otra vez-
Ambos se sonríen y mientras Hermana me entrega la llave de su camioneta caminamos a la salida y recuerdo las ordenes de Hermana pero prefiero redefinirlas. Camino hasta la camioneta y tomando el fusil camino de vuelta a la casa mientras Johnny solo mira con cierto nerviosismo mi conducta y ella mirándome solo abre un poco más sus ojos
—Sabes…Tienes un cabello muy raro…Pero se ve muy cool…Ahora, ¿podrías encerrarte en el baño hasta que llegue la policía?-
Hermana ríe nerviosamente un poco y camina hasta el sanitario y una vez escucho el pasador de la puerta sujeto con todas mis fuerzas el fusil y jalo el gatillo mientras me sacudo para que las balas golpeen todos los muros de forma aleatoria como si se tratase de un aerosol. Unos segundos después la suelto y corro directo a la camioneta.
Johnny solo me mira con miedo mientras sostiene ambos platos de comida sobre sus piernas y tratando de relajarlo le digo
—No la mate tonto…Solo es para que crean que la obligamos. Vámonos-
Conduje por todo Casteco, tal como pensé nadie sospechó al ver la camioneta de Hermana.
Era una ciudad o pueblo, no sé cómo definirlo, bastante tranquilo y siguiendo los señalamientos retomé la ruta de la carretera para la vieja zona industrial. Johnny y yo sabíamos que llegar a la vieja zona industrial nos conduciría a casa, a un par de kilómetros estaba el río Paradizo y varios kilómetros arriba siguiendo la corriente del río estaba nuestro amado pueblo, esa era la siguiente parada.
Mientras avanzábamos por la carretera ya a corta distancia de la zona industrial me detuve y ambos comimos nuestro frio almuerzo y nos relajamos un instante.
-¿Y luego?- Dice Johnny mientras coloca el plato vacio en el piso de la camioneta
—Pues entré a la oficina de mi jefe…Para no hacerte grande la historia porque no tenemos mucho tiempo. El jefe me explico la forma en que íbamos a llegar a la cima del mundo.
Un esquema piramidal, o una estafa Ponzi. Comprendía bien la contabilidad y la bursatilidad y tal como lo planteaba el capitán al mando de esta operación inflaríamos las acciones de la empresa y buscaríamos compradores de acciones a precio bajo con la condición de que ellos mismos atrajeran a más compradores así hasta que nos hiciéramos con una cantidad ridícula de acciones en circulación y una vez hubiéramos juntado los millones suficientes. Crearíamos una empresa mejor, con tecnología de punta y básicamente absorberíamos a la empresa. ¿Dónde estaba la trampa? En que los inversores…Se iban a convertir en los juguetes de Kandy, todos los objetivos eran hombres, hombres con dinero y poder y Kandy se iba a encargar de investigarlos hasta el último centavo, los iba a exprimir y luego los iba a dejar, en el peor de los casos matarlos si fuera necesario, algo que a según las propias palabras del jefe, había aceptado gustosa.
El jefe me dijo que me encargara del esquema, de los números imaginarios, del crear la mentira perfecta y que le entregara la carpeta final para dos semanas. Tendría que investigar las otras empresas y clientes, analizar sus pasos desde años, que las curvas y gráficas me regalaran las respuestas de cuanto robaríamos.
No era difícil, no era cuestión imposible, era en verdad algo tan fácil como un dos más dos, lo más difícil era lo último que me había dicho mi jefe antes de cerrar el trato
-Se por un hecho y porque eres un imbécil, que te vas a acostar con Kandy, por que Kandy tiene el poder de manipular todo lo que esté vivo y se reproduzca, pero te voy a dejar algo lo suficientemente claro…Ella no es, ni nunca será tuya, que ni te pase por un instante por la mente, que no te nuble la cabeza esa fantasía. cógetela, una y mil veces si quieres pero recuerda que esto es trabajo, el amor búscalo en otro lado… ¿Comprendiste? En el momento que note flotar por el pasillo enviando corazones te mato y te dejo el corazón en el culo por imbécil ¿Lo entendiste?-
Afirme mientras suspire. Había firmado mi muerte y mi sufrimiento, sabía que trabajar con Kandy sería cargar un crucifijo lleno de espinas y que mientras lo cargue avanzando vería como una puerta se abriera y una voz me dijera “Te estábamos esperando, el infierno no es lo mismo si no estas aquí”
—Te vendiste por el frio dinero…Por papel y acero- Dice Johnny mientras recarga su cabeza en la camioneta
-Era un sueño Johnny, te imaginas…Si la vida te pusiera enfrente un plan, como un platillo en una bandeja de plata y cuando lo descubres te das cuenta que te hará invencible, que te dará más de lo razonable, que te dará lo que soñaste, que te dará para ayudar a todos los que nunca pudiste, que serías capaz de cambiar la vida de todo lo que toques, ser Midas.-
—¡Pero sabías que Midas se arrepintió Josh! ¡Tu sabías que no era un Edén, sabías que estabas acabando con tu vida! ¡Viste las escaleras al infierno y tomaste el atajo mientras habías estado tratando de alejarte de él! ¿Que paso con los valores de tu abuela, del amor de tus padres, de cuan duro fue para ti pagar facturas de una forma honesta como te enseñaron?
Te pasaste todo lo que eras por los huevos, te limpiaste el culo con tu personalidad por un puñado de oro…-
—Iba pintar el cielo con todo lo que iba adquirir…Iba a hacer tantas cosas…Solo serían cosas de un santiamén…Lo hice por que los quiero tanto a todos…-
-No. Lo hiciste porque nos odias y te aborrecemos tanto todos. Porque nos creíste inválidos…Que bueno que nunca acepté ni una moneda de tu asqueroso dinero Joshua…Que pena que cuando te miré tan fuerte solo eras un disfraz-
-¡Basta ya Johnny!…Las siguientes semanas mire a Kandy diario, no en la oficina, ahí era demasiado peligroso, siempre fue en algún restaurante, siempre más fino que el anterior, le enseñé a hablar con tecnicismos, a comprender, a recitar como un perico palabras que no entendía, cifras que desde luego no servían.
Kandy aprendía rápido, no comprendía, pero era astuta y sabía ajustar las cosas a su conveniencia. Cada día para mí no era más que un sueño, tenía a Kandy, cada día me dejaba seducir más por su voz, por su cuerpo, por la forma en que reía, por la forma en que elogiaba mi inteligencia como si de Einstein me tratara-
Seguí conduciendo hasta que miré una caseta de teléfono perdida entre la carretera y me detuve. No tenía dinero, pero afortunadamente Ermana dejo algunas monedas y eran apenas lo justo para hacer la llamada que debía hacer. Johnny asustado me mira y me dice
-¿De nuevo vas a jugar con ese policía? ¿Te divierte tanto?-
-No. Esto es otra cosa, espera aquí, no tardaré-
Descendí de la camioneta y descolgué la pesada y sucia bocina, pulsé los números metálicos e inserté las monedas mientras mi corazón se aceleraba, esto era tan delicado que esta llamada era una cuestión de fe.
-Si, buenas tardes- Dice una voz un tanto peculiar pero joven que reconocía a la perfección.
-Hola, soy Joshua…¿cómo estás?-
Un grito de sorpresa se escucha del otro lado de la línea telefónica y tras tartamudear mi nombre varias veces responde
-¿Do…dónde estás? Todo el mundo te está buscando…La policía vino a tu departamento, lo han saqueado…Incluso han dejado la puerta abierta, entré pero…ya no queda mucho…¿Qué paso? ¿Es verdad lo que dicen?-
-Descuida, cuando sea el momento te lo explicaré, necesito pedirte un favor…¿Puedes venir por mí? Ya sé que suena ridículo que un adulto le pida a una adolescente que vaya por él pero…Me harías un gran favor-
-¿Pero cómo Josh? Ya sabes que no se manejar y mi mamá esta asustadísima con todo lo que paso, si le digo igual y hasta te entrega a la policía y con mi papá ni cuentes ya lo conoces…-
-¿Y el chico con el que estabas saliendo? El sí tenía auto ¿cierto? –
-Ah…si, pero bueno es de su padre también, ¡Por favor Josh! ¿¡Que pasa!? Me tienes en ascuas, ya tiene muchos días que no te veo…¿Vas a estar bien? ¿Qué te van a hacer? Mi padre dice que te van a dar la pena capital…Dime que no te vas a morir-
-Tranquila pequeña…Voy a estar bien, pero necesito que me ayudes ¿Está bien? Ya sé que estas en época de clases pero…piénsalo como una aventura, imagina como lo que nunca te atreverías a hacer ¿Recuerdas como cuando te dije que fueras valiente para que le dijeras “hola”, si quiera a aquel muchacho que te gustaba? Algo así…Vamos, tu eres mi superheroína favorita-
Ella enmudece un instante mientras supongo imagina una forma de ayudarme, yo confío tanto en ella como ella en mí y sé que no me dejará solo, era mi mejor amiga desde hacía meses y quizá la única que conoce la verdad sobre todo esto.
-O.K. Está bien…¿Pero en cuanto tiempo y dónde?-
-¡Esa es mi niña! Si vienes en auto toma un mapa y busca pasando La piedad el bosque y cerca del volcán ubica un río, verás que hay un pequeño asentamiento marcado, ese es mi pueblo natal ¿recuerdas que te conté de él? –
-¿Quieres que vaya hasta tu pueblo natal? Estas loquito…Pero ok… ¿Qué hago cuando llegue al pueblo? –
Pregunta por el viejo roble, a cualquiera que veas, no importa quien, seguramente te verán muy raro, pero te dirán como llegar, es saliendo del pueblo a unos cuantos metros, ahí te veo-
-¿En serio voy a llegar Josh? No me quiero perder esto me da mucho miedo- Responde aquella tierna e ingenua voz
-Promesa amiga. Es más, cuando llegues te enseñaré algo sorprendente, pero apresúrate, ahí te espero, desde este momento. No puedo hablar más, se acaba el crédito del teléfono. Te quiero mucho amiga…Gracias-
Tras colgar el teléfono suspiré, al menos vería su tierno rostro una vez más, no tendría más que dieciséis años pero ya se había ganado mi afecto, para mí era como una hermana pequeña, era una de las personas que más quería en este mundo y por eso tenía que venir a mi rescate, porque si ella no venía por mí…Nadie lo haría.