Kandy la saga -Episodio III-
marzo 12, 2024
Una emocionante noticia para todos ustedes
marzo 12, 2024
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Kandy La saga -Episodio II

¡Hola que tal a todos! Primero que nada quiero darles las gracias por el bonito recibimento que le han dado a la primera partre de Kandy, que sepan que es un proyecto al que les estoy dando un trato muy diferente y del que espero ustedes disfruten tanto como yo al crearlo.

Quiero agradecer enormemente al periódico de La cronica de hoy Jalisco, ya que muy amablemente me hicieron una reseña de mi libro Diario de los últimos días en la tierra y de mis historias; es un gran honor y un gran elogio a mi trabajo; les invito a seguir el trabajo de ellos ya que suelen recomendar otros autores y artistas.

Les recuerdo que ya pueden adquirir mi libro en formato digital y en físico a traves de mercadolibre y próximamente en librerías de México.

Sin más preámbulo, los dejo con la segunda parte de Kandy. Recuerden pasar a dejarme que les pareció o sus relatos o historias en mis redes sociales; siempre estoy muy al pendiente de leer lo que tengan que contarme.

Episodio 2: Yo versus el mundo.

Despertar en una celda húmeda y nada higiénica es bastante desalentador, pero mientras me siento sobre mi lápida la cual llamo ahora cama sonrío, al menos estoy aquí, estoy en donde las cosas no pueden salir más y mientras rasco mi cuello debido al crecimiento de mi barba me quedo observando el vacío.

Así me quedaría tal vez un par de horas, no podía dilucidar si era aún el día o ya hubiese comenzado a atardecer, pero lo que si podía distinguir era que mi vecina de celda continuaba murmurando y parloteando sin fin, me alegraba no estar junto a ella.

Escucho una puerta abrirse, seguro la misma puerta por la que caminé antes de terminar aquí, esperaba buenas noticias por parte de cualquier oficial de policía.

Tras escuchar el taconeo de sus zapatos termina un hombre alto y delgado portando pulcramente el uniforme azul de la policía y con firmeza me grita

—¡Joshua Savinto!-

—Descuide poli, que soy asesino, no sordo, no hay muchos aquí-

El hombre hace una mueca con desagrado y decido acercarme. El policía produce una llave para abrir la celda y justo antes de correr las barras de acero me ordena pegarme hacia la pared con las piernas extendidas y las manos contra el muro.

—¿Por qué tanta tensión señor oficial, no pienso irme a ningún lado ni hacer nada más, de hecho, me sienta bastante cómoda la celda, aunque le hace falta un toque…hogareño ¿usted sabe, no? Cortinas, ventana, un colchón de verdad en vez de una puta piedra….

El hombre molesto jala mi mano derecha para colocar una esposa y después toma mi otra para dejarme con las manos atadas por la espalda y posteriormente alguna especie de grilletes con cadena en mis tobillos, estos hombres no escuchan nada.

—Te llevaremos a una charla breve con tu abogado y posteriormente te trasladaremos a tu nuevo “hogar” aunque dudo que encuentres las cortinas que tanto anhelas…No mereces mejor trato que el de un animal rabioso al borde de su muerte, lejos de toda esta sociedad sana-

—¿Sociedad sana? Pfff… – Respondo. -¡Hey, vecina! ¿Por qué no le cuentas un poco al policía sobre una buena convivencia en sociedad, ¿conoces bastante de eso no?-

Mientras comenzamos a caminar fuera de la celda la mujer de la celda de a un lado a la cual no puedo ver el rostro tan solo comienza a carcajearse y después responde

—Solo se…Que un día, la sociedad que este mundo merece…Vendrá, tal vez no de mi mano…Pero, si de alguien más, de un ser superior y hermoso; ya lo estamos esperando…Pero cuando ese momento llegue…Ustedes, pequeños lechones no serán más que el festín de Dios-

—¡Silencio los dos!- Exclama el oficial quien empuja mi cabeza hacia abajo con sus manos y volviendo nuestros pasos a por donde ingresé la noche anterior comienzo a ver el movimiento de entre toda la comisaría de policía, contrario a lo que hubiera pensado el lugar seguía siendo un hormiguero de rostros desvelados y molestos por lo que había sucedido. Era cierto que Mirabille no era una de las ciudades más violentas del mundo pero ciertamente tampoco había asesinado al presidente o al papa, realmente creo que estaban resaltando esto como si se tratase de una masacre como las que hacen los americanos.

Avanzamos directo a la misma pequeña habitación donde me interrogó ayer el detective George solo que a diferencia de la vez anterior no me retiraron las esposas y Johnny ya estaba sentado ansiosamente en la pequeña silla de metal.

Contrario a la noche de ayer Johnny ahora vestía ropas comunes como si fuese un hombre de preferencias heterosexuales algo que supongo le ayuda a moverse dentro del ambiente judicial.

—Vaya ya era hora…Tardas como si fueras una señorita- Dice Johnny mientras que el oficial me deja hasta la silla

—Tienen quince minutos, no más, estaré vigilando desde fuera-

Johnny tan solo le sonríe y le dice —Gracias muñeco- A lo que el oficial solo levanta las cejas en sobresalto y se retira para observar por la pequeña ventana que tiene la puerta.

En cuanto nos quedamos a solas Johnny pone un rostro serio y un tanto molesto

—Te ves bastante contento amigo- Digo en un tono tanto sarcástico

—Ay idiota…No he dormido ni una maldita hora por tu culpa ¿Tienes una idea del escándalo que hay allá afuera? A ver necesito que me aclares varias cosas porque de esto depende mucho que no te sentencien en la tarde y para mañana seas carne de gusanos ¿Si recuerdas que hay pena de muerte? –

—Si si…Aja…A ver que quieres que te responda? Ya te dije que si mate a Kandy, ya te dije que si les disparé a varios oficiales, entonces… ¿Qué más hay por saber?-

Johnny solo mueve el cabeza decepcionado y coloca sus brazos sobre la mesa

—Joshua, estás muy tranquilo parece que me estuvieras contando que te fuiste a un día de campo y cortaste un montón de flores…Pero tú que flores vas a cortar si eres más alérgico que nada al mundo. Vamos a empezar por la verdad, y no quiero que estés de ridícula por que a diferencia de ellos yo si te puedo partir la cara y además te lo voy a meter por el culo hasta que lo sientas en las amígdalas ¿oíste?-

Dada la hostilidad de mi ex mejor amigo decido cooperar, pues prefería no sentir cosquillas desde un lado al otro de mi cuerpo.

—Ok…Empecemos. Hagamos esto, tu pregúntame todo lo que quieras y yo respondo-

Johnny saca una pequeña carpeta de una mochila mediana que estaba en el suelo y de la cual no me había percatado, posteriormente toma un bolígrafo genérico y comienza a escribir en una de las hojas, sin embargo el bolígrafo un tanto renuente de trabajar no derrama su preciada tinta en la página lo cual hace molestar a Johnny pues exclama mientras lo frota frenéticamente —¡Ay puto bolígrafo de mierda!-

—Intenta pasarlo un par de veces por la suela de tus zapatos- Respondo mientras intento recargarme y relajarme.

—¿Estás loco? ¿Sabes cuánto valen estos zapatos Gucci? Ni en sueños le paso un bolígrafo por esa hermosa suela roja-

—Johnny no seas imbécil y hazme caso…No tenemos tiempo-

Johnny con desgana cruza su pierna y pensando un par de veces antes tan solo refunfuña molesto y tras hacer mi sugerencia prueba de nuevo con el papel para descubrir que mágicamente ha vuelto a funcionar.

—Ay amiga eres tan inteligente, del tiempo ni te preocupes, que con unas chupadas cualquiera afloja tiempo-

—Concentrémonos amigo, no quiero tener que verte dar felaciones-

—Ay eres pésima…Pero bueno a ver primero que nada. ¿¡QUE MIERDAS SUCEDIÓ EN TU APARTAMENTO?! Primero me dices que mataste a la piruja esta…Luego me mandas a tu casa a buscar y lo único que encuentros es todo tu apartamento hecho mierda y para el colmo me mandas a buscar a un tipo que vive en la peor pocilga que haya visto jamás además de que era muy extraño…Así que habla, habla, que no vine aquí a chupársela a los policías; hay mejores hombres y vergas en otros lugares-

Suspire mientras sentía mis manos hormiguear seguro por la incómoda posición en la que me encontraba. No tenía más remedio que comenzar a decir un poco de la verdad.

—Bueno, verás…Cuando…El día de ayer, o antier por la media noche no recuerdo muy yo estaba muy ebrio y Kandy venía conmigo así que…Quería pasar un rato más con ella, pero-

Justo mientras hablo se escucha una serie de disparos afuera y los gritos fuertes de los oficiales de policía mientras que el oficial que había resguardado la puerta ingresa rápidamente y molesto me dice —¿¡Esto es obra tuya verdad?! ¡Eres un desquiciado! –

Mirándolo con toda la serenidad y frialdad que pude le respondí

—Si…Me gusta dar sorpresas-

Era mentira, no tenía ni idea de que estaba sucediendo, pero era tan extraño que alguien disparara abiertamente a una comisaría sin pensar las consecuencias lo cual me daba dos opciones. La primera era que aquella chica demente que seguramente seguía charlando con su amiga imaginaria tuviera poderosos amigos que la quisieran rescatar por ser de alguna especie de culto. O la segunda es que los poderosos amigos fueran por parte de Kandy, algo que en lo particular no era muy alentador pues seguramente me esperaba compartir el espacio de mi cerebro con ocho o quince balas de un grueso calibre.

Los gritos y disparos de los policías comienzan a enmudecerse mientras se escuchan varios gritos más y el oficial lleno de pánico empuña su arma mientras observo como le tiemblan las manos.

—¡Que hiciste Joshua! ¡Amigo no me quiero morir! – Dice Johnny quien de inmediato se refugia bajo la mesa.

Los gritos de afuera de la comisaría se elevaban más de tono a medida que por fin descubría lo que un hombre gritaba enfurecido —¿¡Donde esta?!- – ¡Más vale que aún este aquí ese pedazo de mierda! –

Las apuestas comenzaban a inclinarse a mi favor y tan solo me ponía a deducir a quien había hecho enfadar esta vez, no tenía ningún asunto con la mafia ni el crimen organizado, pero quizá no había sido tan buena idea haber enviado a Johnny a cobrar mi dinero tan pronto.

Una patada sirve para abrir la puerta mientras que el oficial apanicado apunta de inmediato al hombre que entra. Lo miro apenas un instante, calvo, corpulento, vistiendo una chaqueta negra y unos pantalones flojos de color café junto con unas botas lo suficientemente pesadas para hacer bailar mis dientes si es que no decía lo correcto

—¡¿Joshua Savinto?!- Grita el hombre con una voz profunda y algo ronca

—¡No se mueva!- Grita el oficial quien ahora tiembla más que nunca y lentamente coloca su dedo en el gatillo

El hombre tan solo ríe un par de veces y empuñando una poderosa y pesada metralleta le responde -¿En serio me vas a decir que hacer? Tan solo vine a hacerles un favor.

Tu, el idiota que está ahí sentado, responde, ¿eres ese tal Joshua?-

—Entras con una metralleta en las manos haciendo un espectáculo y ni si quiera estás seguro por quien vienes? Vaya gente que contratan los delincuentes hoy en día

Tan solo siento el golpe del cañón del arma hacerme una profunda herida en la frente, creo que será mejor no cabrear a este hombre.

—…¿Qué asuntos tienes conmigo?-

El hombre sin decir más me jala por los cabellos y Johnny alarmado le grita —¡No te lo lleves-

Quizá Johnny debería ser más astuto con sus palabras pues al instante en que dice eso el hombre sin soltarme se agacha y jala también a Johnny quien comienza a gritar de inmediato.

—Cometiste un grave error gordito…-  Me dice el hombre mientras me lleva agachado debido al tirón de mis cabellos.

Avanzamos hasta llegar a recepción de la comisaría dónde hay un gran comando armado que supera sin problemas a la modesta estación de policía prácticamente tenían sometidos a todos los oficiales. Definitivamente había hecho enojar a la gente menos indicada pero la pregunta de oro era ¿A quién?

—Muy bien cerdos, nos vamos a llevar a esta rata y les ahorraremos el trabajo de juzgarlo, así que por el bien de todos ustedes se van a quedar agachados y no harán nada, imaginen que solo le dieron la pena de muerte. ¿De acuerdo? De lo contrario ya saben que pasará-

Nadie dijo nada, solo hubo silencio, de no ser por escuchar las sirenas de policía que probablemente vengan de las estaciones cercanas esto hubiera sido tan mudo como un funeral.

Uno de ellos me coloca una capucha que tapa instantáneamente mis ojos y después con fuerza me obliga a meter una pelota de esponja que me impide hablar.

Johnny sufre las mismas consecuencias por igual, seguramente esta pensando que la peor decisión de su vida fue tener un mejor amigo llamado Joshua, o haber estudiado la licenciatura de Derecho, en cualquiera de los casos no había mucho por hacer respecto de ambos.

Escucho como dicen varias cosas los hombres y nos forzar a meternos al maletero de un vehículo. Apenas hay espacio para los dos pero ya me había quedado claro que la hospitalidad no era lo suyo así que simplemente coopere para intentar entender que sucedía.

El forzado arranque de los motores junto con las llantas rechinando me hacen sentir como en una película de acción. Los disparos no se hicieron esperar y desde el interior del maletero solo cruzaba los dedos para no terminar con una bala perdida en un ojo o el cuerpo. Johnny por el contrario no deja de gritar y moverse. Ojalá pudiera darle un poco de aliento.

Nuestro viaje sería lo menos cómodo y placentero que uno imaginara y es que los giros violentos seguidos de el escuchar las balas golpear el auto mantenían al filo del límite los nervios de ambos y una vez comenzamos a escuchar la calma sabíamos que al menos nuestros captores habían logrado su cometido, algo que tampoco fuese muy beneficioso, pensándolo bien.

Tras un buen trayecto de tiempo el silencio se hizo presente y solo las voces de nuestros captores se escuchaban con el acelerar del motor. Dentro del maletero era un horno, el carro nos hacía sudar hasta el grado de sentir pegajosa muestra piel, pero era seguro que una vez estuviéramos fuera del maletero el infierno que se haría llegar no sería ni un poco mejor que esto así que intentaba mantener la cabeza fría y no pensar de más.

Un camino de terracería es el final de nuestro trayecto y mientras mis captores descienden del auto, conversan varios segundos antes de abrir el maletero y jalarme fuera del auto a la fuerza haciéndome caer al suelo donde recibo varias patadas en todo el cuerpo. A Johnny no parece irle mejor pues puedo escuchar sus quejidos. Siento pena por él.

Después de la golpiza siento ser arrastrado y por el eco que se escucha en el lugar discierno que es una habitación vacía y amplia la que me espera.

Siento como me retiran la capucha y la pelota a fuerzas de la boca para después golpearme fuertemente la nariz y el rostro hasta hacerme escupir sangre. Johnny esta tirado a unos metros de mí inmóvil, espero que no lo hayan matado.

El hombre fornido y calvo me advierte de no moverme algo que planeo no hacer. Para cuando vuelve observo como trae una gruesa cadena la cual enreda en mi cuello y después coloca un candado en ella.

No esta apretada, o por lo menos no suficientemente para asesinarme por lo que me imagino que la cadena no es para matarme, lo cual lo hace más angustiante pues no quiero imaginar la clase de torturas que me esperan.

Posteriormente el hombre trae una silla y jalándome de la cadena me obliga a llegar hasta la silla y después subirme en ella cómo si me fuesen a colgar. El pánico comienza a querer dominarme, pero aún mi poco raciocinio insiste en que sea inteligente y piense en la mejor manera de hacer las cosas.

El hombre acerca otra y jala la cadena para atorarla en un gancho de metal que está sujeto al techo. La tortura era muy simple,  en el momento en que yo me cayera de la silla o me dejara vencer, el juego se había terminado.

—Bien…Comencemos- Dice el hombre y posteriormente se quita el cinturón ¿Me va a violar? Pero ese no es el caso y tan solo doblando a la mitad comienza a dar fuertes golpes a mi torso y rostro el cual no puedo mover casi nada debido a la cadena, era tortura lo que me esperaba.

—Ahora, imbécil…Vamos a intentar hacerte reflexionar sobre lo que haces, ¿Entendiste? –

—¿Reflexionar?- Respondí intentando negociar mi tortura

El hombre furioso lanza varios golpes haciendo que mi piel comience a inflamarse debido a su fuerza y repetidos golpes.

—TU. HABLAS. CUANDO. YO. DIGA!- 

Afirmo con el rostro lo mejor posible para no ganarme más golpes, pero es inútil tan solo observo como el cinturón se mueve en diagonal para abarcar más de mi cuerpo.

Tras agitarse demasiado el hombre se recarga en sus rodillas y mirándome con desprecio me dice

—¿¡No piensas hablar?!-

¿Qué? Creo que definitivamente a este tipo le faltaba un tornillo o a mi me sobraban, pero ante la confusión tan solo sonrío equivocadamente y respondo — pero si acabas de decir que no lo haga-

El hombre furioso grita y entre los golpes me responde —¡Te estoy diciendo que hables ahora!-

Molesto más por la poca inteligencia del hombre suspiro una vez y tragando saliva lo miro a los ojos

—¿Pero ¿qué quieres que te diga? Ok si mate algunas personas pero, no a ningún civil que yo recuerde… ¿Es esto por Kandy?-

El hombre bufo molesto y de un solo golpe derriba la silla en la cual estaba parado haciendo automáticamente comience a asfixiarme. Por suerte no me rompí el cuello pero la falta de oxígeno me obliga a sacudirme para intentar no morir, sin embargo tras varios segundos el hombre vuelve a colocar la silla bajo mis pies y puedo volver a apoyarme.

Mi cabeza punzaba, así como mi corazón, al borde de la explosión y temiendo lo peor tan solo lo miro pidiendo compasión

—¿Por qué haces esto? ¿Qué quieres de mí?-

El hombre tan solo niega con el rostro y vuelve a patear la silla haciéndome asfixiar y mientras se va un momento de mi poca vista siento la muerte comenzar a absorber mi alma pues mis músculos de todo el cuerpo se hacen tensos y ya no siento nada de oxígeno en mi interior.

La silla vuelve, lejos de un alivio es un tormento, ahora no solo mi cabeza y mi corazón punzan lo más fuerte que pueden, sino que mi cuerpo duele, tengo náuseas y cada respiro es un castigo para mí que añadido a los varios latigazos que propina el hombre con su cinturón y después de su chaqueta saca una pequeña fotografía doblada en cuatro donde está un hombre joven y calvo en una especie de paisaje y me la pone frente a los ojos.

—¿¡Por qué lo mataste?! ¡¿Ya recordaste lo que hiciste?!-

Sin duda el rostro me parecía familiar en algún punto, pero no el haber acabado con su vida, la nariz prominente, la tez amarilla y las numerosas pecas en su rostro tampoco hacían un llamado a mi memoria aunque probablemente podría estar confuso por la asfixia.

—Yo…Yo…No se…De que hablas- Respondo estúpidamente

Una sesión más de asfixia, aunada a los golpes del hombre que para su mala fortuna no me hacen sentir nada gracias a la falta de oxigenación haciéndome morir lentamente, pero tras poner la silla de nuevo tomo bocanadas de aire y después vomito un poco de saliva la cual termina escurriendo por mi barbilla y después al piso. El hombre se nota más encolerizado que nunca, más no lo entiendo.

—Te recordaré su nombre y seguramente te acordarás, entonces, te darás cuenta que mataste al tipo equivocado-

Afirmo mientras pienso una y otra vez en la imagen del hombre. ¿Por qué me era tan familiar pese a no reconocerlo?

—Packie McRealy. Era el maldito Packie McRealy ¿Ya te suena el nombre imbécil? –

¿McRealy? Fue al instante que el hombre comenzó a quitar la silla de mis pies que un chispazo de inteligencia surgió dentro de mí. Los McRealy era uno de los cárteles de narcotráfico y delincuencia organizada más grande del país, tenían fama de ser tan antiguos como la del último reinado en Mirabille hacía 245 años. Pero, ¿Por qué lo mataría yo? No tenía ningún sentido, no me relacioné jamás con ningún tipo de mafia, seguramente habían sido los policías los que me habrían anexado el asesinato de ese hombre en venganza por lo que les hice.

Esta vez la silla regresa más rápido y agotado al punto del desmayo miro la fotografía una vez más.

—Espera…Espera…Me vas a matar…¿Quieres respuestas…Cierto?- Digo mientras intento no doblar mis rodillas y terminar muerto.

El hombre me mira con todo el desprecio del mundo y suspirando responde.

—Tienes un minuto…Después…Te mato, pero no así…De una forma peor-

Piensa Joshua, usa esa apretada cabeza, tienes un minuto para no fallar y no acabar como abono de campo.

—Ok…supongamos, y digo supongamos por que con tanta asfixia me has dejado la cabeza más revuelta que una papilla para bebé…Lo maté, seguramente fue por accidente, digamos…sin querer… lo…lamento, te diría que revisaras mi billetera para que miraras quien soy, pero…La policía tiene esa fea costumbre de robarte todo antes de encerrarte-

El hombre bufo lleno de rabia y esta vez contrario a las anteriores descarga su ira sobre mi abdomen y mi torso con fuertes puñetazos que seguramente terminarán fracturando mis costillas. Una vez parece satisfecho o por lo menos exhausto o aburrido de golpear al saco viviente que tiene frente a él se limpia el sudor de la frente y escupe un par de veces al rostro

—¿Un accidente? ¿Sin querer? ¿Si sabes lo que significa lo que acabas de decir? Sin querer le pisas a alguien un píe, ¡No lo matas! Pero bueno…pues es…pequeño accidente como lo acabas de llamar tú, te va a costar caro y si por mi fuera ya estarías muerto, Packie era uno de los mejores…además, como seguramente no tenías ni una puta idea, era el único hijo que le quedaba al señor McRealy.

Pero tienes suerte, o al menos así lo llamaría yo por que el señor Vyktor McRealy se encuentra muy ocupado con los mexicanos haciendo negocios y cree que ahora su único hijo vivo esta follandose acaloradamente alguna actriz de poca monta…Pero cuando vuelva en un par de días, si yo fuera tú…Le iría rezando hasta el último Dios de la tierra para que no sufras tanto-

Tras decir esto el hombre comienza a caminar rumbo a la puerta y con lo poco de valor que me queda le respondo.

—¿Ya te vas? Pensé que apenas estabas entrando en confianza…-

Tenía que provocarlo, de lo contrario si me dejaba con aquella cadena en el cuello el cansancio me vencería y terminaría ahorcado. No podía morir así. El hombre me mira al borde de un ataque de ira y con gran velocidad se acerca a mí y sin perder un instante desengancha la cadena y me arroja al piso para comenzar a patear mi cuerpo, así como mi cabeza. El llanto es quizá una de esas cosas que no se pueden aguantar al igual que querer cagar o tirarse un gas. Cuando tienen que salir, saldrán.

—Oh que tierno…mi muñeca está llorando…Pobrecita…- Dice el hombre mientras se burla de la mezcla de mis lágrimas junto con la sangre que brota de mi nariz y boca

—¿Permíteme, déjame limpiar esas lagrimitas… –

Quizá el hombre esperaría que Johnny dijera algo, pero solo el silencio es interrumpido por la cadena con la que levanta mi cuerpo casi inerte y después tan solo observo cual es la siguiente parada de mi tormento.

Mi rostro azota con una fuerza descomunal uno de los muros y mientras me sostiene por la nuca comienza a empujarlo hacia mi derecha haciendo que mi sangre y mis lágrimas se embarren por todo el lugar y una vez lo hace por un par de metros azota una vez más mi cabeza y me suelta para caer prácticamente sin fuerzas.

—Aquí no estamos jugando pendejo…En un rato regreso, Packie merece ser enterrado con respeto-

Ni si quiera puedo mirar para cuando el hombre se va, pero al menos conseguí mi objetivo y por lo que para mí respectaría estaba feliz con el resultado, estaba en el suelo aunque con quizá un par de fracturas y maniatado pero con vida, eso era mejor que haber terminado colgado.

El silencio era un tanto relajante después de tanto ajetreo, más no debía ser tan egoísta y debía pedir disculpas a Johnny quien no tenía nada que ver en esto y ahora había terminado involucrado.

—Jho…¿Jhonny?—

El silencio se hace presente, pero con la vista borrosa debido al dolor lo miro como me mira un instante y después se queda mudo

—Vamos Jhonny… ¿Me vas a dejar de hablar así de la nada?—

Jhonny me mira de nuevo bastante molesto, lo puedo notar porque sus pobladas cejas se fruncen y presiona sus gruesos labios.

—Johnny…Ya vamos yo sé que quieres reclamarme muchas cosas anda, suéltalo…—

Jhonny me mira y tras escupir un poco del resto de la pelota con la que nos habían amordazado responde

—¿¡Que carajos quieres?! Pendejo…

-No…Nada, solo…pensé que querrías preguntarme como es que acabamos aquí pero…Creo que estas muy a gusto mascando trozos de pelota- Respondo mientras me empujo hacia el muro para poder levantar la cabeza y poder respirar un poco mejor por culpa de la hemorragia nasal.

—A ver Joshua Savinto, nada más te voy a responder esto…¿¡Que carajos te pasa?! ¡¿Tienes mierda en la cabeza?!-

Comienzo a reír al escuchar la expresión dicha por mi mejor amigo y tras acumular un poco de saliva y sangre escupo con todas mis fuerzas aquella mezcla asquerosa y lo miro

—No…O al menos, no que yo sepa-

Johnny comienza a arrastrarse como gusano debido a las ataduras de su cuerpo y después de varios metros arrastrándose llega a mi lado y suspira agotado.

—Escucha amiga, he estado contigo en mucha mierda juntas, pero definitivamente morir amarrado en un cuarto vacío no es algo que quiera hacer contigo así que o empiezas a hablar con la verdad o juro que antes de morir me voy a follar ese culo tuyo con tal de no morir sin antes haberla metido en mis últimas horas de vida-

-¿Y de que quieres que te hable? Ya sabes que no soy muy bueno con las palabras amigo…- Respondo mientras vuelvo a escupir un poco más de aquella repugnante mezcla.

—Vamos a jugar un pequeño juego amiga…Se llama, o me confiesas todo, o te vuelvo a colgar…-

-Ya entendí ya entendí…Pero en serio no sé por dónde comenzar…Además todo es muy extenso-

Johnny me mira y tras girar los ojos me responde -¡Uy pero que pendeja! perdón querida se me olvidaba que quede de tomar el té junto con Giuseppe a las seis y jugar canasta…Yo creo que no nos da tiempo de que me cuentes ¿verdad?-

El sarcasmo de Johnny había sido bastante ingenioso y dado que tal como había reafirmado teníamos todo el tiempo del mundo suspiré e intenté acomodar mis revueltas ideas y recuerdos para poder responder.

-Tu pregunta, yo respondo, prometo ser honesto y dejarme de idioteces ¿Esta bien? – Dije mientras sentía el dolor comenzar a ser más agudo en todo mi cuerpo.

Johnny hizo un sonido extraño en señal de que estaba pensando e instantes después me dijo

—Primero… ¿Cómo conociste a Kandy? Pero la verdad no quiero mentiras heroicas ni tus típicas fantasías de que le gustaste tu a ella porque tu ni a la muerte le gustas…Que si no hay hubiera venido por ti-

Eso había dolido, pero tenía razón, si algo no tenía en esta vida era un poco de galanura o belleza, mis facciones eran toscas y sin buena proporción, mi voz era como la de un cotorro con anginas y lo peor era que tenía un apetito como para comerme dos vacas al mediodía en vez del emparedado de jamón que la mayoría tendría por satisfecho.

Tendría quizá dos o tres meses tras haber entrado yo a la empresa, tampoco era que tuviese una gran experiencia o puesto, a decir verdad, me pesaba un poco estar ahí, pero la paga era buena.

Tristemente en la empresa donde había estado trabajando anteriormente había cerrado tras todo el revuelo que había sucedido en un fin de semana entre el dueño de la empresa, su esposa y una supuesta amante, cosas que no me interesaban en lo absoluto pero que definitivamente me había dejado con mi pequeña caja de cartón de desempleado con las dos fotografías que tenía en mi escritorio y la figura de mi superhéroe favorito,  Lord Z de la franquicia de El héroe de las leyendas, que había conseguido en una convención de cómics el verano pasado.

Como consecuencia había logrado colocar mi currículo en Cerberus,Inc. Una empresa que desarrollaba artículos de cómputo y gracias a que la compañía anterior en la que estaba también estaba en el ramo tecnológico creyeron que tendría alguna noción del manejo de las cuentas.

Asistente en el departamento de compras y gastos; ese era mi nuevo título.

Si ya sé, es lastimero tener el puesto de asistente, pues literal te etiqueta como alguien tan poco capaz para no ser el jefe, pero tampoco tan imbécil para no saber obedecer y recordar. Las oficinas de Cerberus eran pequeñas, obsoletas y con una papelería contable tan grande como para aburrir a Dios.

Comencé mis labores un quince de febrero de febrero de 1996, una fecha un tanto extraña ya que era jueves, pero había argumentado que no podía iniciar mis labores no antes de esa fecha para no tener que soportar el tedio de ver a todos darse los clásicos chocolates de día de san Valentín y que todos me miraran con lástima y me dijeran “oh perdona, pero no sabíamos que llegarías así que no tenemos que regalarte”

Mis labores estaban muy por debajo de mi potencial, separar y catalogar las facturas de las compras de la empresa para después pasarlas al jefe y que hiciera las cuentas  y se las pasara al contador general quien las declararía al gobierno de alguna manera astuta para pagar pocos impuestos.

El horario era cómodo y sobre todo el trabajo era tan sencillo que debido a la posición en que mi escritorio se encontraba podía terminar rápidamente de hacer mis deberes y una vez ya ganada la confianza solía meter de contrabando mis amadas historietas de El héroe de las leyendas y leerlas casi toda la tarde o dibujar lo que me viniera en gana.

La oficina de reclutamiento del departamento de recursos humanos estaba frente a la mía y eso solía dar un buen vistazo a que normalmente viera una cantidad de gente considerable desfilar y dar un poco de idea a mis dibujos en mis ratos libres, incluso en una ocasión dibujé toda una historieta sobre lo que seguramente pasaban en esas oficinas de recursos humanos.

—Bueno pero ¿y eso que mierda tiene que ver con lo que te pregunté Joshua? En serio fastidias- Dice Johnny quien se acomoda un poco para dejar sus piernas de lado

—¿Querías que te contara ¿no? Jódete y escucha todo desde el principio…-

-Ay eres de lo peor amiga…Pero y luego ¿qué?- Responde Johnny-

Pues uno de esos tantos días cuando estaba aburrido esperando el próximo centenar de facturas por ordenar faltaban casi treinta minutos para que terminara el horario de trabajo vi cruzar corriendo a alguien, era mujer, pero apenas y alcance a ver su silueta pues sin ningún preámbulo abrió la puerta y se metió.

El jefe de reclutamiento era un obeso de treinta y cinco años o más, soltero, pervertido y el típico zoquete que trata de simpatizar con todas las mujeres haciéndose el gracioso, así que de inmediato imaginé pasaría por alto el no haber tocado antes de entrar.

Ya casi era la hora de salir y mientras guardaba mis bolígrafos y el último comic que había llevado, el jefe de reclutamiento pasó por nuestro departamento acompañado de la mujer que había cruzado antes la puerta, algo extraño, pero supuse que tal vez solo quería lucirse para que la mujer se interesara por el puesto.

Fue que por primera vez la miré con detenimiento, piel trigueña, cabello oscuro rizado de forma artificialmente que le llegaría a media espalda, frente amplia, ceja delgada y depilada quizá con alguna especie de colorete o maquillaje, unos ojos entre grises y verdes ligeramente rasgados y pequeños. Pestañas rebosantes de mascara o alguna sustancia que hiciera que sus pestañas se vieran más alargadas de lo normal.

Su nariz…mediana; creo que la nariz de Kandy es una de esas narices que no destaca por ser una nariz normal, de rostro ovalado, labios un poco delgados y rosados y mentón pequeño.

Su altura, no lo sé quizá un metro con cuarenta centímetros, aunque con las zapatillas de tacón alto que usaba pareciera de unos quince centímetros más alta. Pechos pequeños, abdomen plano, caderas ligeramente anchas. Se había arreglado para la ocasión y su ocasión era impresionar. Desde el maquillaje hasta la blusa negra que descubría sus hombros y parte alta de su cuello, los pantalones a la cintura con un cinturón delgado de color hueso y las zapatillas con una curiosa hebilla dorada gritaban a todas luces que deseaba impactar a cualquier hombre que posara sus ojos sobre ella.

—Bien Kandy, como te decía, somos una empresa mediana, pero eso no significa que seamos austeros, somos más de cincuenta colaboradores aquí…Esta es el área de contabilidad, no hay mucho que mostrarte aquí más que notes que aquí están los cerebritos- Dice Edgar, el jefe de reclutamiento acompañado de una falsa risa.

Kandy respondería con una risa quizá más falsa que la del propio Edgar, la voz de Kandy era curiosa, aguda como si aún fuese una niña, pero con un ligero encanto añadía mostrando sus dientes al hablar quizá de forma intencionada.

Si, confieso que desde un inicio me gustó o al menos me pareció atractiva, pero por solo ver el perfil y denotar que estaría cumpliendo apenas dieciocho o diecinueve años ya me era más que inútil si quiera pensar que le pareciera interesante. Además, Kandy tenía ese aire de confianza y libertad con el que no solía poder convivir, esa clase de personas que pueden tocarte, abrazarte o empujarte con la seguridad de que no moverás ni un dedo, aunque te incomode.

Edgar prosiguió su tour engrandeciendo a Cerberus, pero que en realidad no éramos más que una empresa de tercera que con el pasar de los años seguramente se hundiría.

Como en mis planes no estaba entretenerme con la estupidez de ambos, esperé a que la aguja del reloj de la pared marcara las dieciocho horas en punto para tomar mi pequeño maletín y emprender la huida antes de que cualquiera pudiese unirse a mí con la intención de irnos en el autobús juntos.

No hay nada más espantoso que irte con los compañeros de trabajo en el autobús, es como querer llevarte el escritorio de trabajo hasta la casa, nunca paran de parlotear sobre asuntos de oficina, o sobre si fulano o mengano ya son pareja, aunque siempre puede ser peor aún…Tener que escuchar las quejas sobre su familia.

Finalmente, aquel día tomaría el bus de vuelta al apartamento y no pasaría a mayores.

Para mi mala y desgraciada fortuna, el 26 de febrero de 1996 Kandy sería lo primero que observara aquella mañana al llegar a las oficinas.

Ahora no solo estaba la señora Flor, quien había sido la recepcionista desde hacía tantos años que ni el mismo director seguramente recordara que seguía allí.

Ahora la emocionada señora Flor le mostraba a Kandy como utilizar el avanzado sistema telefónico instalado en la compañía y hasta como debía de acomodar el papeleo y a recibir a invitados y compañeros de trabajo

—¡Joven Joshua, venga venga… Mire ella es nuestra nueva recepcionista- Dijo la molesta y melosa voz de la señora Flor

Tras dar los buenos días con fastidio, Kandy me miro y dándome un empujón en el hombro izquierdo me dijo

—¡Ay pero que actitud! Una sonrisita no te va a matar…Le voy a decir a tu novia que te trate mejor ¿eh?-

-No tengo. Esa es mi actitud. Hola. – Esas fueron las únicas palabras que dijo mi boca mientras por dentro el pánico estallaba al no saber que hacer frente aquella mujer.

—Ay joven Joshua salúdela, mire ella es Kandy…¿Me repites tu apellido? Por favor…Esta cabeza mía ya no es lo que solía ser-

Kandy sonríe y ríe un poco para después estirar su mano para saludarme y recitarme por primera vez el nombre que nunca volvería a pasar por alto en toda mi vida

-Kandy, Kandy Frenezeco-

¿Un apellido extranjero? Fue lo primero que pensé al escuchar su nombre y poco común apellido.

—Curioso nombre…Pues…¿Bienvenida? No sé, no es por nada pero no le creas demasiado a Edgar, hace lo que sea porque se queden los que preguntan por los puestos de trabajo…Ah y un consejo, no bebas el café de la cafetera que hay en la cocineta, es tan malo que sabrá Dios cuantos años lleva ahí porque nadie lo consume-

Kandy volvió a reír como si lo que hubiera dicho realmente fuera gracioso, pero lo hacía más por intentar simpatizarme. Yo había querido ser honesto respecto de la situación de la empresa y por qué en verdad ese café era tan malo que ni si quiera tenía el color que el café debería tener.

Fue así que conocí a Kandy, de una manera tan poco creativa y simple como la de cualquier persona. Tras terminar de decir esto miro a Johnny quien escurre un delgado hilo de saliva de su boca y suspira denotando el profundo sueño en el que se sumergía.

—¡Oye grandísimo pedazo de estúpido no te duermas mientras te relato!-

-Ay amigo es que le echas mucha paja a tus historias… Dale a la acción, yo quiero saber dónde te entrego el “tesorito” donde se besaron, que le hiciste no que si lees tus putos comics mientras trabajas…Eso ya lo sé yo; si eres un nerd en potencia.